Citas memorables de la historia de México

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sábado, 27 de diciembre de 2008

Comenzó el proceso electoral 2009

En el mes de febrero del año que fenece, la Cámara de Diputados designó al presidente y consejeros del Instituto federal Electoral (IFE), en un proceso cuestionado.

Por lo que respecta al consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, cuenta con experiencia en el ámbito electoral al haber sido presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal, quien por cierto fue quien le entregó la constancia de mayoría a Andrés Manuel López Obrador en el 2000.

En cuanto a Marco Antonio Baños Martínez, fue asesor de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA) del Congreso de la Unión; y Benito Nacif Hernández, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), de quien depende el proyecto intitulado “Monitor Legislativo”.

Como dato a tomar en cuenta son los lugares que ocuparon en la lista de calificaciones, hallándose entre el 21º. y el 35º. lugar, por lo que quizás no hayan sido los mejor calificados académicamente, pero hoy vemos que sí fueron notables políticamente, para quienes aprobaron el dictamen de la Junta de Coordinación Política de la Cámara baja que los acreditaba como los nuevos consejeros.

En el camino quedaron figuras relevantes como el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Genaro David Góngora Pimentel; la ex fiscal de delitos electorales, María de los Ángeles Fromow Rangel; el comunicador de W Radio Ezra Shabot Askernazi; y el jurista Raúl Carrancá y Rivas, quien por cierto afirmó que impugnaría el proceso; entre otros aspirantes.

Desde luego que hay quienes dicen que ganó el PRD y el PRI en la designación de consejeros; otros que el PAN y el PRI; pero por el momento, las combinaciones de colores son irrelevantes para el proceso electoral que comenzó en noviembre pasado y culminará con la jornada electoral de julio del año próximo.

Punto y aparte, pero las designaciones cambian el rumbo de un país. Como la que tuvo lugar sobre la persona de Francisco Javier de Venegas, Virrey de la Nueva España quien tomó posesión del cargo, justo un par de días antes de que Miguel Hidalgo se levantara en armas en la madrugada del 16 de septiembre de 1810.

Venegas era el nuevo y elevado funcionario de la orden de Calatrava y teniente general de los ejércitos españoles, quien de inmediato fue conocido en la Nueva España por su vestimenta militar sencilla, en comparación de los lujosos trajes que vestían sus antecesores, de quien el pueblo se burlaba colocando pasquines en las puertas del ahora Palacio Nacional: “Tu cara no es de excelencia / Ni tu traje de Virey / Dios ponga tiento en tus manos / No destruyas nuestra ley”. a lo que el Virrey Venegas mandó colocar su respuesta: “Mi cara no es excelencia / Ni mi traje de Virey / Pero represento al Rey / Y obtengo su real potencia / Esta sencilla advertencia / Os hago por lo que importe / La Ley ha de ser mi norte / Que dirija mis acciones / ¡Cuidado con las traiciones / Que se han hecho en esta corte!”.

Comenzaba la llamada -revolución- de independencia con Hidalgo, Allende, Aldama y otros insurgentes al frente, en las que las diferencias raciales fueron parte del alzamiento armando. Mientras los criollos -con desprecio- se referían a los españoles con el término gachupines, estos lanzaban las siguientes consignas en panfletos colocados en varias esquinas de la ciudad de México: “En la lengua portuguesa, / al ojo le llaman cri, / y aquel que pronuncia así / aquesta lengua profesa. / En la nación holandesa / ollo le llaman al C... / y así con gran disimulo / junto el cri con el ollo / lo mismo es decir criollo / que decir ojo de c... ”.

Desde luego, los criollos les respondían de la siguiente manera: “Gachu en arábigo hablar / es en castellano mula: / Pin la Guinea Articula / y en su lengua dice dar. / De donde vengo a sacar / que este nombre gachupín / es un muladar sin fin, / donde el criollo siendo c... / bien puede sin disimulo / ca... en cosa tan ruin”.

Nuestra picardía. Única en el mundo.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Consumatum Est

El 15 de diciembre concluyó formalmente el primer periodo de sesiones ordinarias del tercer año de la LX Legislatura del Congreso de la Unión, que desde luego comprende a ambas Cámaras. Cámara de Diputados sesionó en 33 ocasiones, en las que se presentaron 345 iniciativas para reformar diversos ordenamientos; además, se aprobaron más de 80 dictámenes relativos a iniciativas o minutas, otro tanto igual de dictámenes con puntos de acuerdo, entre otros. Por lo que toca al Senado, se aprobaron 64 decretos, 17 de ellos remitidos al Ejecutivo Federal para su publicación; 38 enviados a la Cámara de Diputados para su revisión, ratificó 12 instrumentos internacionales, así como 22 nombramientos a diversos cargos de responsabilidad. Cabe destacar el grado de consenso que se alcanzó en las votaciones, pues numerosos de ellos se aprobaron por votación unánime o prácticamente unánime y una cantidad mucho inferior se aprobó por votación más o menos dividida. Resalta del trabajo del Congreso, la aprobación de la reforma energética, la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la reforma que otorga al Congreso la facultad de expedir una ley general en materia de secuestro, así como las reformas constitucionales por las que se establece la pregunta parlamentaria y se omite la presencia del presidente de la República cada 1 de septiembre pero sigue informando por escrito al Congreso. Se trata de reformas que eran indispensables, en unos casos, y en otros de forma, pero que de los que se esperan transformaciones de fondo en procedimientos, sobre todo en seguridad y justicia -ampliamente demandado- así como en energía. Las discusiones al seno de las comisiones dictaminadoras, fueron muy similares a las del Constituyente de 1917, instalado en Querétaro el 21 de noviembre de 1916 con 140 de los 240 presuntos diputados. Una de las tendencias ideológicas para reformar la Carta Magna consistía en que, la Constitución de 1857 no había llegado a ser efectiva, mientras que la otra tendencia demandaba la modificación de los preceptos que observaba como obstáculos para el país. Para formar el Congreso Constituyente, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, el Gral. Venustiano Carranza, procedió de similar forma que el presidente Benito Juárez en 1857, es decir, sumó una gran cantidad de facultades, en virtud de las gravísimas circunstancias que vivió el país y se abanderó en la defensa de la Constitución de 1857. Una vez instalado en el Teatro Iturbide -de Querétaro-, al frente de la Mesa Directiva se hallaba el jalisciense Luis Manuel Rojas, quien dio a conocer a la Asamblea Constituyente, el proyecto de decreto dirigido por Venustiano Carranza, el 1 de diciembre de 1916, y que de inmediato se formaron comisiones para su análisis, discusión y dictaminación. En el Constituyente de 1917 había 62 abogados, 16 médicos, 16 ingenieros, 18 profesores, 14 periodistas, 7 contadores públicos, 2 farmacéuticos, 4 mineros, 3 ferrocarrileros, 5 líderes obreros, 1 actor, 22 militares, 19 agricultores y otros 31 ciudadanos entre artesanos, comerciantes y empleados en general, entre otros. Las discusiones en comisiones se encontraron con la polarización de opiniones de los diputados, definidos como “liberales carrancistas” y jacobinos obregonistas” así como de un grupo independiente de ellos. Entre los artículos más debatidos, estuvieron los relativos a las cuestiones religiosas. Para los diputados constitucionalistas, la influencia negativa de la Iglesia se había hecho patente en el apoyo que ésta diera al jalisciense Victoriano Huerta. En lo laboral, los diputados Héctor Victoria, Froylán Manjarrez, Alejandro Cravioto, Rafael de los Ríos y Francisco J. Múgica integraron la Comisión que dictaminó lo referente al trabajo. Se dictaminó el establecimiento de la jornada de 8 horas, el descanso semanal y la prohibición del trabajo industrial para mujeres y niños. A moción de Múgica, se aprobó que los trabajadores participaran de las utilidades de las empresas y la obligación de dotar de vivienda. El agrarista Andrés Molina Enríquez, sin ser diputado, fue quien redactó el artículo 27 constitucional, referente a la cuestión agraria. Y ahora, sigue tocando a los legisladores continuar con más cambios para el país, como la moderación en el cobro de comisiones bancarias, entre otros temas.

sábado, 6 de diciembre de 2008

100 días 100

Sin resultados tangibles, hace varios días se reunió el Consejo Nacional de Seguridad Pública en Palacio Nacional, en donde se dieron a conocer los primeros resultados, firmados el 21 de agosto pasado, -del Acuerdo por la Legalidad, la Justica y la Seguridad - y que se sustentan en cifras que no coinciden con la realidad cotidiana de los mexicanos. Se informó que cada dos días se capturó una banda dedicada al secuestro, que se evaluó a 50 mil policías, que se puso en marcha la operación limpieza, entre otros datos. Mientras tanto, el Congreso analiza las propuestas del Ejecutivo con la que se crearían el registro de telefonía celular, la ley antisecuestros y la miscelánea penal reglamentaria de la reforma judicial, pero se acordó su dictaminación en comisiones en días siguientes y su aprobación para mejor momento, que no será en el periodo de sesiones que concluye el 15 de diciembre próximo. Muchos no esperábamos que en 100 días se resolviera el problema de la inseguridad, como sucedió, en los que pareciera que sólo con golpes mediáticos se tranquilizará a la ciudadanía, en los que por cierto nadie renunció, como lo pidió Alejandro Martí, padre del menor Alejandro, secuestrado y asesinado. Además, se suma la propuesta del Gobernador Coahuila, Humberto Moreira, para reimplantar la pena de muerte en nuestro país, que ha levantado polémica, principalmente en la ideología de derecha mexicana, y que aún no se recibe iniciativa alguna sobre el tema. Recordemos que por causas políticas es que Miguel Hidalgo y Costilla, fue entregado al gobierno español para ser fusilado el 30 de julio de 1811, sin ninguna de las prerrogativas y beneficios en que antes se amparaba cualquier reo. “…Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en dondequiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o en las veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la iglesia. Que sea maldito en la vida o en la muerte, en el comer o en el beber; en el ayuno o en la sed, en el dormir, en la vigilia y andando, estando de pie o sentado; estando acostado o andando, mingiendo o cantando, y en toda sangría. Que sea maldito en su pelo, que sea maldito en su cerebro, que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes; en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus quijadas y en sus narices, en sus dientes anteriores y en sus molares, en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos, en sus manos y en sus dedos…”, sentenciaba el inclemente decreto de la Inquisición. En vista de tanto bandolerismo y frecuentes asaltos, el gobernador de Jalisco Joaquín Angulo, expidió en 1848, la llamada Ley Tigre, que condenaba a muerte a ladrones y asesinos. Todavía más: ordenó que los cadáveres de los ejecutados, según esa ley, fueran expuestos al público con este letrero: "Así castiga la ley al ladrón y al asesino". Fue hasta la Constitución de 1857 que en su artículo 23, se sentenciaba a pena de muerte, al traidor a la patria en guerra extranjera, al salteador de caminos, al incendiario, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, a los delitos graves del orden militar y a los de piratería que definiere la ley, excluyendo de la pena capital a los delitos políticos. Quizás la más conocida de las ejecuciones en México, haya sido la de Maximiliano de Habsburgo, cuando a su fusilamiento, Juárez publicó un edicto que decía “…El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria, fue hecho justo por las armas el 19 de junio de 1867…” y en el contexto del triunfo de las armas mexicanas, el Presidente Juárez pronunció el 15 de julio de 1867, un manifiesto de 2 cuartillas, que en su parte medular señalaba: “…Que el pueblo y gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz…”. El último de los fusilados fue León Toral –asesino material del presidente Álvaro Obregón- muerto el 9 de febrero de 1929 en Lecumberri. Que se analice el tema y que hable la sociedad, principalmente los agraviados.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Las Sociedades

El Congreso de la Unión tocó el tema de las Administradoras de Fondos de Retiros (AFORES) en esta semana.
Se presentó en el Senado una iniciativa para que la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, CONSAR, cuente con facultades para regular los excesos de las AFORES en el cobro de comisiones, y en Diputados, la Comisión de Trabajo y Previsión Social acordó reunirse con funcionarios de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) a efecto de que expliquen el comportamiento y cobro de comisiones de las AFORES.
Las AFORES, que nacieron el 1 de julio de 1997, surgieron con el propósito de ofrecer una alternativa viable de ahorro para el retiro de los trabajadores afiliados al IMSS, administradas por las Sociedades de Inversión Especializada en Fondos para el Retiro (SIEFORES), es decir, mientras Las AFORES son las empresas financieras constituidas para concentrar y administrar las pensiones de los trabajadores, las SIEFORES se dedican únicamente a invertir esos fondos para obtener los más altos rendimientos posibles. Actualmente, las 18 AFORES existentes en el país, administran más de 850 mil millones de pesos, en alrededor de 39 millones de cuentas y para logar rendimientos, las SIEFORES invierten su dinero en sectores productivos del país, como la construcción de vivienda, infraestructura y desarrollo regional, que a su vez generan empleo y promueven el desarrollo nacional.
Además, estas sociedades, las SIEFORES, invierten los ahorros más agresivamente y con mayor riesgo, al inicio de la vida laboral; y el riesgo disminuye conforme avanza la edad del trabajador.Con motivo de la crisis económica que se padece en los Estados Unidos de Norteamérica, se han perdido 64 mil millones de pesos en total, a causa de la volatilidad en los mercados financieros que afectó las posiciones de algunas de las AFORES en renta variable.
En otras palabras, bajó el valor de las inversiones en que las administradoras colocaron el dinero de los trabajadores. Es parte del riesgo de toda inversión de la que se pretende una ganancia, por eso, pongamos atención a la hora de decidir en qué AFORE y los beneficios de la sociedad denominada SIEFORE en que se invertirá nuestro dinero. Es nuestro futuro.
En el México independiente, se desarrollaron 2 tipos de sociedades, que con un carácter secreto, pasaron a ser discretas y que, posteriormente llegaron a ser los primeros partidos políticos: Por una parte, los masones escoceses que eran conservadores y favorecían el centralismo así como los lazos con España; y por la otra, los masones del rito York o yorkinos, que miraban hacia los Estados Unidos y el federalismo.
Ambos sostienen creencias similares acerca de la libertad, el progreso y la perfectibilidad del hombre. En 1825 una gran logia mexicana del rito de York -encabezada por Vicente Guerrero- fue establecida para organizar esas logias.
Un principal promotor del rito de York en nuestro país, fue Joel R. Poinsett, enviado especial norteamericano en México desde 1822 a 1823 y fue el primero en ser nombrado ministro estadounidense en México en 1825, quien se vio implicado en los tumultos políticos hasta su regreso en 1830.
Por su parte, los masones del rito escocés eran principalmente españoles o criollos con fuertes lazos españoles. El Rito Nacional Mexicano -escocés-, fundado por José María Mateos en 1825, comenzó poco después de la fundación del yorkino. En ese entonces, diputados y senadores recibían su nombramiento de las logias.
El pueblo en el concepto de la constitución eran los masones, los liberales y las sociedades auxiliares de la masonería. La práctica parlamentaria mexicana adoptó usos y costumbres de las logias masónicas, hasta nuestros días.
Es así que la autoridad del pueblo mexicano para formular la constitución, fue solamente la autoridad del supremo gobierno de la masonería. En un momento dado, la orden cuestionó si el sufragio del pueblo era efectivo cuando el ochenta y cinco por ciento eran iletrados.
En el siglo XIX, las logias masónicas eran en realidad enclaves de movimientos progresistas y liberales, de donde surgieron gobernantes, como Benito Juárez, de quien unos dicen que fue iniciado en una logia en Oaxaca y otros que en la misma sede del Senado, habilitado como tal.
En la guerra contra Estados Unidos de 1847, se tiene conocimiento que muchas vidas de soldados se salvaron, gracias al llamado de socorro que se hicieron entre hermanos de uno y otro bando.
A la muerte de Juárez, sus hermanos masones se aproximaron a su cuerpo, levantaron la túnica y dieron tres gritos de dolor. Agitaron su cuerpo y gritaron en su oído ciertas palabras. Las repitieron, pero Juárez no oyó. Pusieron los utensilios de trabajo en su mano, pero no pudo sostenerlos. Lo levantaron, y se cayó. Palpitaron su corazón, pero no latió. Sabían que la esperanza de México se había ido al cielo.
Además de Juárez y la mayoría de los personajes liberales mexicanos del siglo XIX, encontramos a George Washington y los firmantes del acta de independencia noretamericana; El fundador de los Boy Scout, Lord Baden Powell; El fundador de la Cruz Roja, Henri Dunant; El fundador del movimiento Olímpico Internacional, el Barón Pierre de Coubertain; los caricaturistas William Hanna y Joseph Barbera así como Walt Disney; el músico Louis Armstrong; Juan Sebastián Bach; Simón Bolivar; Napoleón Bonaparte y muchos más.
Actualmente, la orden se dedica a realizar obras de caridad, entre otras, por conducto del Hospital Shriners para niños quemados, en México y el mundo.
Es cuanto.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Habemus presupuesto

“… Aprobado en lo general y en lo particular el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2009. Pasa al Ejecutivo para sus efectos constitucionales. …” fueron las palabras del diputado César Duarte, presidente de la Cámara de Diputados, al aprobar -por 436 votos- el presupuesto para el 2009 de la federación.

Las dependencias con mayores incrementos reales en sus asignaciones respecto al presupuesto aprobado en 2008 son, la Secretaría de Seguridad Pública con 69.2 por ciento; la Procuraduría General de la República con 29.2 por ciento; la Secretaría de Desarrollo Social, con 25.9 por ciento; y Gobernación, 25.1 por ciento.

Para deuda pública se asignaron 214,040 millones pesos, en tanto que para participaciones a Entidades Federativas y Municipios, se destinaron 430,182 millones de pesos; para Adeudos de Ejercicios Fiscales Anteriores serán 5,000 millones, mientras que para erogaciones para los Programas de Apoyo a Ahorradores y Deudores de la Banca se avalaron recursos por 30,992 millones de pesos.

La discusión en el Pleno del dictamen de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, dio inicio el martes, y sus negociaciones duraron poco más de 24 horas, siendo aprobado cerca de las 4:00 horas del miércoles, entre acusaciones partidarias mutuas.

Sin duda alguna, una de las discusiones más álgidas que ha vivido el Congreso de la Unión, lo fue las sesiones del 15, 18, 19, 22 y 23 de agosto de 1988, así como la del 9 de septiembre de ese mismo año, en que la LIV Legislatura de la Cámara de Diputados deliberaba a manera de Colegio Electoral, sobre la elección presidencial realizada en julio de ese año.

Entre los diputados se hallaban, Leonel Godoy Rangel, José Murat, Pablo Gómez Álvarez, Ricardo Monreal Ávila, Carlos Castillo Peraza, Rogelio Montemayor Seguy, Jesús Ortega Martínez, Vicente Fox Quezada -célebre por ponerse orejas de burro con las boletas electorales-, Carlos Navarrete Ruíz, así como los jaliscienses José Luis Lamadrid Sauza, Abel Vicencio Tovar, Gerardo Ávalos Lemus y Juan Enrique Ibarra Pedroza.

Por el ambiente que prevalecía en las galerías, Ricardo Monreal pidió que en el curso del análisis y debate sobre la calificación de la elección presidencial, las galerías permanecieran cerradas. No fue aceptado.

Los grupos parlamentarios, excepto el del Revolucionario Institucional, impugnaban que para la elaboración del dictamen en comisiones, no fueron tomados en cuenta en su elaboración, y por tanto, señalaban que en el seno de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, así como en las oficinas de la Secretaría de Gobernación, a cargo de Manuel Bartlett Díaz, se había elaborado dicho documento. La oposición reclamaba la apertura de más de 25,000 casillas. Tampoco fue aceptado.

En la bóveda de seguridad ubicada de los sótanos del Palacio Legislativo de San Lázaro, se hallaban las boletas de la elección presidencial, resguardadas por efectivos del ejército mexicano. Vicente Fox recuerda que varios diputados bajaron para obtener algunas cajas con boletas, pero los soldados les cortaron cartucho para impedírselo.

El diputado Gildardo Gómez Verónica señalaba “…Anoche (septiembre 8 de 1988) ocurrieron cosas extraordinariamente interesantes para el futuro de México. ¡Pero no me refiero al parto de la fraudocracia y al haber parido un hijo adulterino!. ¡me refiero, compañeros, a que anoche nació la democracia en la conciencia de los mexicanos!, porque por primera vez un pueblo puesto de rodillas tuvo conciencia generalizada, incluyendo a los compañeros del partido oficial de que hay un hasta ayer y un momento de aquí al futuro, ha nacido la democracia en México […] …

Por último, entre gritos ensordecedores, abucheos y un largo debate de 65 oradores, la madrugada del 10 de septiembre de 1988 el diputado jalisciense Ismael Orozco Loreto -como secretario de la Mesa Directiva-, y rodeado de la diputación priísta declaró “…Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el período que comprende del 1o. de diciembre de 1988 al día 30 de noviembre de 1994, el ciudadano Carlos Salinas de Gortari […] …”.

Y como en ese entonces, ahora los diputados del partido de la revolución democrática (PRD), acusaban a los diputados priístas y panistas de haber concertado el presupuesto 2009.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los Honores

En un trágico accidente aéreo al poniente de la ciudad de México, fallecieron el martes pasado, el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, así como el ex subprocurador general de República, José Luis Santiago Vasconcelos, en circunstancias poco claras que, en el marco de la crisis de seguridad, abren la imaginación para realizar especulaciones de todo tipo, con el antecedente que meses anteriores, fue detenido en el D.F. un comando que pretendía ejecutar a Santiago Vasconcelos. Los servidores públicos fallecidos sirvieron a su país, de acuerdo a sus posibilidades, y contando no siempre, con el apoyo de los actores políticos del país, como lo fue, el caso del ex secretario de Gobernación, desacreditado por Andrés Manuel López Obrador, por hacer negocios presuntamente al amparo de su cargo, como subsecretario de Energía con el ahora presidente Felipe Calderón. En el caso de Santiago Vasconcelos, parte de este mundo con el reconocimiento de propios y extraños, por haber logrado desarticular varias organizaciones del narcotráfico y extraditar a los Estados Unidos de Norteamérica a sus líderes. Descansen en paz. Hubo un personaje de la historia de nuestro país, que el pueblo consideró que no merecía las dignidades de un jefe de Estado: Antonio López de Santa Anna, a quien algunos lo consideran fervoroso imperialista, un fanático republicano, un convencido federalista, un irreducible centralista, un apasionado juarista, un feroz antijuarista, un arrogante monárquico, un iluminado clerical, un disimulado jacobino, un fecundo liberal, un conservador extremista, un millonario y miserable, poderoso y perseguido, héroe y villano, dictador, golpista, quien clausuro el Congreso en tres ocasiones (1833, 1842 y 1844), y fue presidente once veces, político influyente, miembro masón del rito escocés antiguo, utilizó tanto el conservadurismo como el liberalismo para preservarse en el gobierno con propósitos dictatoriales y caudillistas; en lo general se le considera un gran traidor con cara, a veces de patriota. El 5 de diciembre de 1838 a consecuencia de la defensa militar que hizo de Veracruz, perdió la pierna izquierda que le fue amputada, para posteriormente, ser sepultada el 27 de septiembre de 1842, al conmemorarse el vigésimo primer aniversario de la consumación de la independencia, con funerales de Estado. Entre las coplas que el pueblo inventó, se hallaba una que era “la protesta de los cadáveres del cementerio por haberse recibido entre ellos una pierna”, dirigida al soberano Congreso, del también llamado “quince uñas”. Con el tiempo y por los actos de un gobierno ciego y audaz que había hecho desaparecer las leyes, creyendo que la sociedad vivía pendiente de su arbitrio como lo fue Santa Anna, el 6 diciembre de 1844 y concedidas todas las garantías constitucionales por parte del nuevo presidente José Joaquín Herrera, 32 diputados marcharon por las calles de la ciudad para retomar simbólicamente el Congreso. Masas delirantes y hartas del Benemérito, se sumaban a la manifestación improvisada por los legisladores. A muchos de ellos los cargaron en hombros mientras gritaban: "…Muera el tullido!…Viva el Congreso!…Con este Congreso, si hay progreso…!!! Alguien dijo: !!!...Vayamos al cementerio de Santa Paula y desenterremos la pata del tullido…!!!, y la avalancha humana se dirigió entonces a gritos, verdaderamente enardecida, al panteón. Entre la chusma eran de distinguirse varios ex ministros de Santa Anna, ex amigos, generales y políticos, quienes le habían jurado lealtad frente al altar de la patria. Generó un clamor popular, sólo comparable con la celebración de la independencia. La muchedumbre llegó al cenotafio y acabó a marrazos con la capilla, mientras se escuchaban sonoros vivas, vítores y ovaciones, la pierna fue exhumada y arrastrada por algunas calles, hasta que fue recogida por el general García Conde. Después, el pueblo se desplazo hasta el Teatro Santa Anna, para destruir el nombre del foro, que con el paso de los años, en 1854, fue testigo de la primera interpretación del Himno Nacional, con la presencia nuevamente de Santa Anna, como presidente de la República.

sábado, 1 de noviembre de 2008

A favor y en contra...

Una vez que el Senado aprobó el paquete de reformas en materia petrolera -llamada reforma energética-, los diputados, como Cámara revisora, se dispusieron a dictaminarla, y a dos días de haberla recibido en Cámara baja, fue aprobada en el transcurso del sábado en sus comisiones. El martes siguiente, fue aprobada por el pleno, no sin antes que la Mesa Directiva escuchara el posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador, y posteriormente, los legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP), tomaran el área de presidencia en la tribuna de San Lázaro, lo que obligó a improvisar a ras de las curules, un lugar para que su presidente dirigiera los debates. Con posiciones coincidentes, los diputados aprobaron una nueva reforma petrolera, 70 años después que el presidente Lázaro Cárdenas hiciera lo propio en 1938. Estas mismas posturas, con coincidencias ideológicas y pragmáticas, fueron las que en 1823, los diputados aprobaran que los nombres de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Mariano Jiménez, Hermenegildo Galeana, Juan Aldama, José María Morelos, Mariano Matamoros, Leonardo y Miguel Bravo, Javier Mina, Pedro Moreno y Víctor Jiménez fueran inscritos con letras de oro en el salón de sesiones del Congreso. En sesión del 7 de junio de 1822, el Congreso propuso que se nombrara una comisión -de premios-, que estuvo integrada por los diputados Melchor Múzquiz, por México; por Juan de la Serna y Echarte y Vicente Carvajal, por Oaxaca; por Juan Manuel Sánchez del Villar y Manuel Espinosa de los Monteros, por Sonora; por lo que a partir de esa sesión, la selección de los días de festividad nacional, a cargo de la Comisión de Fiestas del Congreso, quedó relacionada a la elección de los que debían ser declarados y honrados como héroes de la patria, a cargo de la naciente comisión, y que comenzaron a ser motivo de diferencias entre el naciente Congreso mexicano y Agustín de Iturbide. Los desacuerdos se hicieron irreconciliables, cuando existían claramente dos propuestas distintas de nación: la monarquía constitucional con Iturbide como emperador o la República. En este contexto, el criterio usado por la comisión de premios para dictaminar fue, sobre los hechos de los individuos que se distinguieron en la independencia por sus hazañas militares y por la propuesta de nación que en su momento abanderaron. En sesión del 7 de junio de 1822, los diputados republicanos que habían participado en la insurgencia, intentaron aprobar el dictamen y premiar el mérito de los insurgentes y decretar días de festividad nacional, mientras tanto, Iturbide no estaba dispuesto a conceder que el nuevo Estado, tuviera como referencia constante y argumento histórico fundador, la destrucción, el desorden y el odio -que a su juicio- caracterizaron a aquella revolución. Paralelamente, el 21 de julio de ese año, Iturbide es coronado con el nombre de Agustín I. A los pocos días, el gobierno descubrió una conspiración republicana dirigida por Servando Teresa de Mier y Juan Pablo Anaya, y el 31 de octubre, ordenó la disolución del Poder Legislativo. En su lugar nombró a la Junta Nacional Instituyente que prestó juramento el día 2 de noviembre, circunstancia de triste presagio, por ser el día en que la Iglesia celebra con lúgubre aparato, la conmemoración de los fieles difuntos. Iturbide escribiría en sus memorias, que “…El Congreso de México trató de erigir estatuas a los jefes de la insurrección […]. A estos mismos jefes había yo perseguido, y volvería a perseguir [...]. Es necesario no olvidar que la voz de insurrección no significa independencia, libertad justa, ni era objeto reclamar los derechos de la nación sino exterminar todo europeo, destruir las posesiones, prostituirse, despreciar las leyes de la guerra, las de la humanidad, y hasta las de la religión. [...] los americanos [...] fueron culpables no sólo por los males que causaron, sino porque dieron margen a los [europeos] para que practicaran las mismas atrocidades que veían en sus enemigos. Si tales hombres merecen estatuas ¿qué se reserva para los que no se separaron de la senda de la virtud?...” Finalmente, el 19 de julio de 1823 se publicó el decreto por el que los actos de la insurgencia fueron reconocidos para la posteridad, lo mismo ahora, para el sector energético mexicano.

viernes, 24 de octubre de 2008

El Debate

El jueves fue aprobado en el Senado, los 7 dictámenes que contienen la llamada reforma energética, cuando en el exterior de la sede alterna –Torre Caballito- se manifestaron simpatizantes del derrotado Andrés Manuel López Obrador, además de que varios diputados federales perredistas lograron introducirse hasta el exterior del salón donde sesionaban, para encontrarse a golpes con policías federales, al mando del mismo secretario de Seguridad Pública Federal, Genaro García Luna, en la que resultó lesionado Gerardo Villanueva, diputado perredista.
…¡Genaro, ven tú y sácanos!…” le espetaba la diputada Convergente Layda Sansores, mientras en los senadores aprobaban los dictámenes. Al término, los gritos de “traidores” se escucharon en los pasillos del 5º. piso, dirigidos al coordinador de los senadores perredistas, Carlos Navarrete así como a Graco Ramírez, entre otros.
Uno de los primeros debates que tuvo que sostener la asamblea constituyente que redactó la Carta Magna de 1857, lo fue el hecho restablecer la de 1824 o bien, la de expedir una nueva Constitución como lo fue la de 1857, producto de la proclama del Plan de Ayutla, promulgado por Florencio Villarreal el 1 de marzo de 1854, del que se desprende el ánimo de sus forjadores en defensa de la libertad mancillada, luego de que el 20 de abril de 1852 volviera como presidente el autodenominado “Alteza Serenísima” Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, quien entre otras cosas, censuró a la prensa, cobró impuestos sobre coches, carruaje, puertas, ventanas y hasta perros, suprimió los ayuntamientos y promulgó una ley contra conspiradores.
Luego, el 18 de febrero de 1856 tomaron protesta los 90 diputados del Congreso constituyente, con Ponciano Arriaga como presidente del Congreso, junto con la Comisión dictaminadora que se encontraba integrada por el mismo Arriaga, así como por los diputados Mariano Yáñez, Isidoro Olvera, José M. Romero Díaz, Joaquín Cardoso, León Guzmán, José M. Cortés Esparza, Melchor Ocampo y José María del Castillo Velasco.
Unos días antes, el arzobispo de México compareció ante el Congreso, solicitando que no se aprobara el artículo 15 constitucional, que garantizaría la libertad de religión, dado que sólo podía haber una sola religión verdadera -la católica- y un solo Dios verdadero, y no era posible que los mexicanos abrazaran cualquier fe.
En la sesión del 30 de julio en que se continuó el debate del 15 constitucional, el diputado José María Mata de Jalapa, yerno de Benito Juárez, dijo que “…La democracia es también una religión que tiene sus apóstoles y mártires. Aquéllos que defienden el progreso aceptan este apostolado y nosotros también aceptamos el martirio... en los Estados Unidos y en Inglaterra, y en todos los países donde hay libertad de conciencia, hay un orden y tranquilidad envidiables. Si la mayoría de las personas están contra la reforma, no votaré por ese artículo, pero tampoco contribuiré a la intolerancia. Hacia adelante, hacia adelante, progreso y civilización. Esta es nuestra bandera: el dogma de la democracia, la verdad del evangelio, libertad, igualdad, fraternidad…”.
Para el 8 de julio de 1856 se aprobó el proyecto de Constitución, en lo general, por 93 votos a favor y 5 en contra, siendo las ideas centrales de la carta magna, la forma de gobierno democrático – popular; la soberanía nacional depositada en la Federación y los Estados; la división tripartita de poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial- tanto en los federales como en los Estados; la implementación del juicio de amparo, entre otros.
Después de acalorados debates, el 5 de febrero de 1857, bajo la presidencia del jalisciense Valentín Gómez Farías, el Congreso juró la Constitución y después, lo hizo el presidente Ignacio Comonfort. El 15 de diciembre de 1856 el papa Pío IX mediante decreto pontificio, sentenciaba que el gobierno mexicano le había declarado cruda guerra a la iglesia, a sus intereses y sus derechos, y ordenaba a la feligresía católica rebelarse y no jurar la Constitución de 1857. 10 años después, el Vaticano rompió relaciones diplomáticas con México.
Toda reforma toca intereses y Andrés Manuel se quedó sin materia.

sábado, 18 de octubre de 2008

Mal, mal

La semana pasada, el Banco de México (BM) tuvo que hacer frente con alrededor del 10% de las reservas internacionales, para contener la devaluación del peso frente al dólar, producto de la crisis económica en que vive el vecino país del norte y que ha arrastrado a las principales bolsas del mundo y sus economías.
El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dio cuenta que entre las empresas especuladoras, se hallaba Comercial Mexicana, a lo que el Congreso de la Unión urgió a Agustín Carstens para que informe quiénes son los especuladores.
Recordemos que en 1990 el Gobierno Federal creó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA), con el que la Federación hizo frente a la grave crisis económica desatada en diciembre de 1994 y con el que compró las carteras vencidas de las instituciones bancarias, rescatando a personas físicas y morales y capitalizando con liquidez a las instituciones financieras, para evitar su inminente quiebra; esta decisión fue, es y seguirá la decisión más costosa en la vida de México, cuyo costo oficial se precisó en una deuda pública de alrededor de los 112 mil millones de dólares, siendo substituido en 1998 por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB).
Mientras tanto, en un acto unilateral, ilegal y absurdo, los bancos siguieron conservando y manteniendo la vigencia de las deudas, cuando éstas habían sido saldadas por el gobierno, es decir, si usted se encontraba en la cartera vencida que compró el gobierno, el banco seguía ejerciendo actos jurídicos para cobrarle lo ya pagado, y no conforme con ello, además, solicitaba que su nombre apareciera en buró de crédito como deudor, quitándole su posibilidad de ser sujeto de crédito. Seguramente los bancos en muchos casos, sobre todo en personas físicas, cobraron dos veces la misma deuda; una al IPAB y otra al deudor.
En un informe del Banco Mundial (WB), presentado en septiembre de 2005, se señala que hay evidencias de que beneficiarios de créditos con cercanas relaciones con los bancos rescatados, fueron especialmente favorecidos durante la crisis, además de que sus vínculos políticos les permitieron escapar a sanciones significativas, lo que hecha por tierra las declaraciones del entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz, en el sentido de que “no se rescata a los banqueros, sino a los ahorradores”, al referirse al acuerdo entre IPAB, bancos y Hacienda.
Ahora bien, a finales de agosto de 2007, la Comisión Nacional Para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) a través de su titular, Luis Pazos, alertó sobre el nuevo crecimiento de la cartera de morosos en tarjetas de crédito en el país, pasando de 2.8% en 2004 a 6.4% en 2007, lo que significa que en tan sólo dos años creció un 3.6% el portafolio de deuda; luego entonces, de seguir esta tendencia matemática, quizás en no más de diez años volveremos a ser víctimas de una crisis como la de diciembre de 1994.
En México existen alrededor de 18 millones de plásticos, distribuidos en más de 130 marcas de tarjetas, a través de 16 bancos; que en total registran una cartera de 240 millones de pesos, con el interés más alto por su manejo y por sus servicios.
Por otra parte a principios del 2007, la Asociación de Bancos de México (ABM) intentando abonar en su defensa, dio a conocer en una conferencia de prensa que México es el país en donde se cobran las comisiones bancarias más baratas, eso sí, su comparación fue realizada con bancos de primer mundo, como los americanos o los europeos; pero lo que no dijo la ABM es que comparándonos con los bancos latinoamericanos ocupamos el nada honroso primer lugar en lo costoso de las comisiones bancarias, por ejemplo en Chile, Argentina y Venezuela por disposición de efectivo en un cajero automático se cobra menos de 1 dólar, en cambio, en México llega hasta 2 dólares de comisión.
Sería conveniente que el Congreso legisle para moderar la especulación financiera, así como el cobro de las comisiones e intereses de tarjetas bancarias, de otra manera, nada detendrá otra crisis económica.

viernes, 10 de octubre de 2008

Galardonados

El martes pasado, el pleno de la Cámara de Senadores confirió la medalla de honor “Belisario Domínguez” al comunicador Miguel Ángel Granados Chapa, quien por su trayectoria de opinión y aportación ideológica, ha servido y redunda en beneficio del desarrollo democrático y sociológico del país.

Por su parte, en sesión solemne de la Cámara Baja, fue condecorado con la medalla al mérito cívico “Eduardo Neri, Legisladores de 1913”, el académico Miguel León Portilla, quien, entre otros, es autor de “Visión de los Vencidos”, obra que recopila los más famosos escritos indígenas de la conquista y que ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, polaco, sueco, húngaro, serbo-croata, hebreo, japonés, catalán y portugués, por decimo tercera edición, y que además, fue condecorado en 1995 con la misma presea que ahora Granados Chapa, en ese entonces, bajo la presidencia en el senado del jalisciense Eugenio Ruíz Orozco.

Los nombres y obra de Miguel Ángel Granados, así como de Miguel León, han pasado a la posteridad de la República, como servidores de nuestra patria; como en sus tiempos otros célebres personajes fueron homenajeados.

Estos otros gloriosos personajes a los que me refiero, ahora son integrantes de un lugar -sin temor a equivocarme- único en el país, en el que conviven desde independentistas y realistas, imperialistas y republicanos, liberales y conservadores, y hasta masones y clérigos. Todos ellos defendieron su noble y gloriosa causa y ahora, hasta parece que vuelven a reunirse para contarse sus mejores anécdotas de tiempos de gloria, volviendo a despertar pasiones y reproches entre ellos mismos.

Me refiero al Museo Panteón de San Fernando, primer cementerio de hombres ilustres de México, en cuyo exterior, un lábaro patrio señala el santo sanctorum de todos aquellos que entre 1832 y 1871 ofrendaron su vida en aras de la ahora República, y que puede catalogarse entre los más famosos a nivel internacional, de manera similar a los cementerios de Arlington, en Washington; la Abadía de Westminster, en Londres, o Montparnasse -donde se hayan los restos de Porfirio Díaz- y Pére Lachaise ambos en París.

Ahí, en el Mausoleo donde se encuentra el presidente Benito Juárez y su amada Margarita, puede contemplarse a la madre patria cómo llora la pérdida de su hijo, e imaginarse los reproches que le hace el general Miguel Miramón, por haber ordenado su fusilamiento en el cerro de las Campanas; o con un poco de suerte, figurar las discusiones entre Francisco Zarco, vestido con una corbata roja como todo buen liberal, junto con Tomás Mejía, a la usanza de cualquier conservador con corbata verde.

Con suerte, Carlos María de Bustamante -como historiador- podría hacernos imaginar junto con Francisco González Bocanegra, el espíritu escondido de la letra del Himno Nacional, y explicarnos cómo es que se determinó, en 1943, eliminar la estrofa que hablaba de Iturbide, cuyos restos desde 1838, fueron trasladados con gran pompa al lugar donde fue coronado en la catedral de México, donde reposan en una urna cubierta por la bandera que él creó.

Cada 5 de diciembre, el pueblo celebraba -con sarcasmo- “la fiesta de la pata”, al referirse a la pierna izquierda amputada en combate a Antonio López de Santa Anna, extremidad que mereció ser sepultada con funerales de Estado, pero que se encuentra en otro lugar.

Los restos de muchos de ellos han sido trasladados a otros lugares, como los del Gral. Vicente Guerrero, quien fue presidente y organizador del partido yorkino, que agrupaba a los masones que no eran escoceses, y que ahora reposan en la Columna de la Independencia; así como los del Gral. Ignacio Zaragoza, trasladados a Puebla, pero sus sepulcros, quedan en este lugar verdaderamente sorprendente, y que se yergue como el panteón de la República.

Como fantástico, pero a la vez inverosímil, fue que Maximilano de Austria haya sido el que en 1865, develara la primera estatua en el país del Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón, condenado por la santa inquisición por haber violado el celibato al tener 3 hijos ilegítimos, uno de ellos: Juan Nepomuceno Almonte, militar de carrera y quien, paradójicamente, formó parte de la Junta de Notables que ofreció la corona mexicana a Maximiliano en Europa y encargado de recibirlo en Veracruz.

Honor a quien honor merece.

viernes, 3 de octubre de 2008

Lealtad, sobre todo

El 23 de septiembre pasado, comparecieron los secretarios de Gobernación y de Seguridad Pública, Juan Camilo Mouriño y Genaro García respectivamente, junto con el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, ante el pleno en Cámara de Diputados y, el 25 de septiembre, ante las comisiones de Seguridad Pública, Justicia y Derechos Humanos del Senado, en el primer ejercicio del formato del informe presidencial, ahora modificado.

En Cámara de Diputados, la legisladora de Convergencia, Layda Sansores San Román, fue la encargada de preguntarle a Genaro García “…En el caso de la subdirectora de Robos y Secuestros, Lorena González Hernández -acusada del secuestro del joven Martí-, me queda hoy claro, usted no encubrió al subsecretario; el subsecretario lo encubrió a usted y por eso es que no lo corre. …”, para continuar y terminar con “… ¿Es inepto usted o es corrupto? se la dejo optativa. Calderón y ustedes no combaten el crimen, lo administran. …”. Mientras desde el presídium, los servidores públicos, con miradas altivas y hasta un tanto de soberbia, miraban a su cuestionadora.

Al reciente escándalo de Lorena González, se suma ahora, lo señalado en la revista Reporte Índigo, en el que informa que el actual Coordinador General de Inteligencia para la Prevención del Delito de la P.F.P., Luis Cárdenas Palomino, fue acusado en 1987 de triple homicidio calificado, al declarar haber sido cómplice. ¿En manos de quién está nuestra seguridad?

Para 1862, en la primera etapa de la intervención francesa, Maximilano de Habsburgo como emperador en México, decidió alejar del país a los generales conservadores Miguel Miramón y Leonardo Márquez por sus abusos. Ordenó que el sanguinario general Miramón, el mismo que había asesinado en Tacubaya a los liberales heridos y a los médicos que los habían curado, fuera enviado a Alemania a estudiar ciencias militares; mientras que Márquez se fuera de embajador plenipotenciario ante el Sultanato de Constantinopla.

Las noticias iban y venían en los periódicos liberales de la época: “El Monitor Republicano”, “El Siglo Diez y Nueve”, entre otros, y en uno, publicado por Vicente Riva Palacio, nieto del insurgente Vicente Guerrero, se defendía a la República y se ridiculizaba -con sátira política- a los personajes del imperio. Su nombre: “El Pito Real”, nombre de una canción de los chinacos liberales, y del cual, el pueblo generalizó la palabra pitorrearse.

Antes de la batalla del 5 de mayo de ese mismo año, el general republicano Miguel Negrete se dirigió a los 1,500 indios de la sierra norte de Puebla que comandaba, diciéndoles: “… Muchachos, nos vamos a batir con los que se dicen los primeros soldados del mundo, pero ustedes deben de demostrar que nosotros somos los primeros por el derecho que tenemos de nuestro suelo…”, mientras que el general Ignacio Zaragoza, Jefe del Ejército Republicano de Oriente, llamaba a sus soldados con “… Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la patria y yo os prometo que en la siguiente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria. ¡Soldados!, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la patria!...”. Leales a la República, ganamos.

Mientras tanto, la tropa que enfrentaría a los llamados franchutes -franceses- en Puebla, se encontraba con la moral en alto, y en sus ratos de esparcimiento, entonaban canciones como “Rayando El Sol” con su ¡Qué chulos ojos/ los que tiene esa mujer; además, “La Nueva Paloma”, en cuyas estrofas se cantaba ¡Ay!, Benito que sí/ ¡Ay! Que dame tu amor/ ¡Ay! que vente conmigo Benito/ A donde impero yo. Por su parte, el presidente Benito Juárez llamaba al pueblo a la lealtad “… Que el enemigo nos venza y nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar ese atentado, entregándole voluntariamente lo que nos exige con la fuerza. (…) Dejemos siquiera vivo el derecho para que las generaciones que nos sucedan lo recobren. …”. Recordemos que luego de la guerra con Estados Unidos en 1847, en la que perdimos más de la mitad del territorio, el pueblo mexicano adquirió experiencia y junto con el oprobio, aunado al odio con que lo recordaba, construyó un sentimiento de nacionalismo.

Ahora, la ciudadanía lanza a los cuerpos de seguridad pública del país, el siguiente llamado a la lealtad: “… Soldados de la República: recordad que la misión del ejército es defender las instituciones y no la de ser el sostén inconsciente de la tiranía; por tal motivo, escoged: o bien seguiréis sosteniendo (…) una era de luto, de dolor y de ignominia, o bien (…) labraremos la felicidad de la patria, y por el camino de la Constitución, de la libertad y de la justicia, la llevaremos a ocupar el alto puesto que merece entre las naciones civilizadas. …” Se trata de la proclama al ejército libertador, dado por Francisco I. Madero, el 5 de octubre de 1910 en San Luis Potosí.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Las leyes

Para contener la oleada de violencia generalizada que azota el país, el presidente Felipe Calderón presentó un paquete de iniciativas al Senado, entre las cuales resalta, la que expide la Ley de Extinción de Dominio, que tiene por objeto constituir un fondo destinado a la reparación del daño de las víctimas u ofendidos, acción denominada extinción de dominio, que se integraría con los recursos que se obtengan de los bienes o el producto de los delitos de secuestro, robo de vehículos y trata de personas.

Además, propone reformar otros 7 ordenamientos legales, que pretenden homologarlas con las recientes reformas constitucionales en materia de seguridad, para permitir la figura de presunción de flagrancia; crear el Registro Nacional de Detención; para que el policía que detiene podrá recibir la denuncia, participar en la investigación del delito, la detención y el aseguramiento de bienes, debiendo informar al MP; para incluir las grabaciones particulares como elemento probatorio; crear la figura de denuncia anónima y la reserva de identidad para agentes infiltrados; crear centros especiales de máxima seguridad para evitar que la delincuencia opere desde el interior; establece sanción penal en los casos de servidores públicos que faciliten el desvío o la obstaculización de las investigaciones y, ante la terminación injustificada del servicio de un agente policial, el Estado sólo pagará la indemnización sin que proceda su reincorporación al servicio.

Aunado a lo anterior, la Procuraduría General de la República (PGR) publicó hace unos días, el acuerdo que establece las reglas y lineamientos para el ofrecimiento y entrega de recompensas, siempre y cuando, los datos proporcionados sean veraces, útiles, eficaces y oportunos para las investigaciones que realice el Ministerio Público de la Federación, o bien, para la localización y detención efectiva de las personas en contra de quienes exista orden de aprehensión. El rango de recompensa es de 1,000 a 5,000 pesos, dependiendo la utilidad de la información. En contraste, en los Estados Unidos de Norteamérica, se han pagado más de 8 millones de dólares a 22 personas, que presentaron información válida, que puso a terroristas tras las rejas, y que se hayan contenidas en el programa de recompensas para la justicia, establecido por la Ley Pública 98-533 para Combatir el Terrorismo Internacional de 1984, Programa que es administrado por la Oficina de Seguridad Pública del Departamento de Estado de Estados Unidos, y que autoriza al Secretario de Estado a ofrecer o pagar recompensas de más de 5 millones de dólares.

Ojalá que estas que estas iniciativas cambien el estado de inseguridad en que vivimos, pero hubo un paquete de estas que cambió al país, como lo son, las leyes de reforma, en plena guerra de los tres años o de reforma.

El 12 de julio de 1859 se promulgó la Ley de nacionalización de los bienes eclesiásticos; el 23, la Ley del matrimonio civil; el 28 la Ley orgánica del Registro Civil y la Ley sobre el estado civil de las personas; el 31, el decreto que cesaba toda intervención del clero en cementerios y camposantos. El 11 de agosto se reglamentaron los días festivos y se prohibió la asistencia oficial a las funciones de la Iglesia. Un año más tarde, el 4 de diciembre de 1860, se expidió la Ley sobre libertad de cultos. Este conjunto de leyes fueron el inicio de una nueva era en la política, la economía y la cultura, con el presidente Benito Juárez, al frente.

Entre sus autores intelectuales se hallaba, Guillermo Prieto, quien salvó al presidente Benito Juárez en 1858 de ser fusilado en palacio de gobierno en Guadalajara, dirigiéndose a la guarnición militar con un “…¡levanten esas armas! ¡Los valientes no asesinan!...”; Miguel Lerdo de Tejada, coautor de estas leyes, quien en 1853 bajo la presidencia del aficionado a los gallos, Antonio López de Santa Anna, lanzó la convocatoria del Himno Nacional Mexicano, interpretado por primera vez el 15 de septiembre de 1854 por Enriqueta Sotang en el entonces Teatro Nacional, y cuyos autores –Jaime Nunó Roca y Francisco González Bocanegra-, al no recibir el premio a la convocatoria, vendieron los derechos del Himno a una casa musical norteamericana, hasta que en 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho los expropió mediante decreto, pero cada vez que se interpreta el Himno en el extranjero, se deben pagar regalías a los titulares de los derechos: la Wagner & Lieven en Estados Unidos; y, Valentín Gómez Farías, ilustre jalisciense, galeno egresado de la Universidad de Guadalajara, presidente de la Mesa de Debates el 5 de febrero de 1857, al aprobar la Constitución de ese año, desconocida por los conservadores y por Maximiliano de Habsburgo, y cuya emperatriz – Carlota- entre sus excentricidades, gustaba de escuchar la canción de “La Paloma” interpretada por un chinaco –combatiente de la independencia- que cortejaba a una de sus sirvientas en el Castillo de Chapultepec.

Desde luego que un paquete de iniciativas no es suficiente para detener a un puñado de delincuentes que pone en vilo al Estado mexicano. La responsabilidad es del gobierno, como entidad, de los partidos políticos representados en el Congreso, así como de nosotros los ciudadanos, al educar a nuestros hijos. Usted, ¿qué opina?

viernes, 19 de septiembre de 2008

Sitiados

Los que saben no se han puesto de acuerdo sobre si las granadas arrojadas a la ciudadanía, es o no un acto de terrorismo, sucedido durante el festejo del grito de independencia en Morelia, Michoacán, la noche del 15 de septiembre pasado.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, poco abona para su esclarecimiento. Define al terrorismo como “1-Dominación por el terror; 2-Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. Sin embargo, en el Diccionario de Política de Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, luego de una disertación histórica, lo señala como aquellos actos que persiguen objetivos nacionales o de clase, por razones de humanidad o de Estado. En esencia, cuando se ha cometido un acto terrorista en otras latitudes del mundo, se trata de alguien que está luchando por su país o por su pueblo, por su libertad o por sus creencias, pero en ningún caso, se refiere como parte de una estrategia o metodología adoptada por los delincuentes, como el citado.

Pero indistintamente del concepto formal o en la práctica, la agresión a civiles es absolutamente reprobable, y desde luego se enmarca en la lucha de poderes entre el Estado mexicano versus la delincuencia, aunque algunos autores han dicho que se trata de disputas territoriales delictivas.

Por este hecho, inédito sin lugar a dudas, así como por la impotencia en que nos sentimos los ciudadanos, pareciera que nos encontramos entre dos frentes de batalla. Cercados por uno de los bandos y al amparo de la voluntad divina a que lleguemos con bien a nuestros hogares, cuando el Estado es quien detenta el uso legítimo de la fuerza para combatir la inseguridad que vivimos.

Y me refiero como ejemplo, a varios de los estados de sitio que vivió nuestro país, como el sitio de la gran Tenochtitlán, con una duración de casi 80 días en la que los mexicas sufrieron la fatal derrota en Tlatelolco, lugar maldito por haber sido también sitiado por las fuerzas del ejército en octubre de 1968, y por las de la naturaleza en los sismos de 1985.

Posteriormente y con una duración de casi 75 días, fue sitiado en 1812 Cuautla en Morelos, bajo el mando de Félix Calleja, lugar donde por primera vez se usó el toque del clarín para dar órdenes a la tropa realista, contra la posición de José María Morelos. Una tropa de realistas estuvo a punto de tomar la ciudad, pero un niño de 12 años, llamado Narciso Mendoza -el niño artillero- hizo estallar un cañón, con el que los realistas huyeron dispersas. Tras la batalla, Morelos acudió a cada una de las casas atacadas, a dar dinero y víveres a los afectados.

En 1847 el castillo de Chapultepec, lugar donde se hallaba el Colegio Militar, fue sitiado durante casi 80 días por las fuerzas norteamericanas, donde además de nacer la leyenda de los niños héroes, fueron hechos prisioneros, entre otros los cadetes Francisco Molina, Mariano Covarrubias, Bartolomé Díaz y Miguel Miramón, con un final trágico como más adelante veremos.

En mayo de 1863 y de regreso, el ejército francés sitia la ciudad de Puebla durante casi 80 días, dejando a la población sin alimento alguno, y en un acto de verdadero heroísmo, el general Jesús González Ortega se rinde junto con su ejército para evitar que siga el sufrimiento del pueblo. En esta batalla, Cae prisionero el general de brigada Porfirio Díaz, quien logra escapar al disfrazarse de indígena.

Otro célebre sitio tuvo lugar en Querétaro en 1867, durante la segunda intervención francesa, cuando el ejército republicano del general Mariano Escobedo, fue fortalecido por asesores norteamericanos que habían participado en la Guerra de Secesión; además Escobedo contaba ahora con moderna artillería, excedente de la Guerra Civil estadounidense; así pues, los efectivos de los sitiadores se elevan casi a 40 mil soldados de las tres armas –infantería, caballería y materiales de guerra-, organizados en dos cuerpos de ejército, del Norte y de Occidente, venciendo al ejército de Maximiliano y fusilando a Miguel Miramón, Tomás Mejía y, presuntamente, también al emperador de Habsburgo.

Por último, en una de las peores batallas en 1913, el levantamiento del general Félix Díaz –sobrino de Porfirio Díaz- y Bernardo Reyes, propició que el Secretario de Guerra y Marina, Victoriano Huerta, disolviera el Congreso y asesinara a Madero y Pino Suárez; los dragones –la caballería- incursionaba en el Zócalo al toque de la imponente marcha dragona, creada años atrás en el régimen porfirista, al tiempo que desde la ciudadela se escuchaban los retumbes de las balas de cañón disparadas hacia Palacio Nacional. Finalizaba la decena trágica.

Ojalá que el sitio a la delincuencia dure menos de los 75 días que en promedio han durado estos eventos en nuestra historia, para no perder la batalla de la seguridad y convivencia armoniosa.