El Presidente de
la República se dirigió el jueves pasado en un mensaje a la nación, para
proponer una serie de medidas que contengan la inseguridad en el país, en el
que anunció nuevas iniciativas de leyes, la readecuación de algunas otras y la
generación políticas públicas, que vienen a incorporarse en el campo de
seguridad, económico y social y cuyo anuncio generó grandes expectativas.
En el campo de la
seguridad sobre sale por ejemplo, la creación de Policías Estatales Únicas que
vendrán a substituir a las más de 1,800 policías municipales en la que se dará
prioridad a Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Jalisco, cuando en esta última
entidad haya sido escogida porque la seguridad a cargo del Fiscal Luis Carlos
Nájera Gutiérrez, es porque su desempeño en el servicio público de seguridad
pública no ha sido el indicado y en la que el Gobernador Aristóteles Sandoval
debiera valorar seriamente la permanencia de ese servidor público en el cargo.
Además presentará
una iniciativa de Ley contra la infiltración del crimen organizado en las autoridades municipales, una iniciativa
para redefinir la competencia de cada autoridad en el combate al delito; sin
embargo, la delincuencia se inserta también en la política y sus individuos,
sin que sea tocada.
Se argumenta
también la debilidad institucional para suprimir las policías municipales y
sólo dejar a las policías estatales. La clase política ha contribuido a las
causas de debilidad institucional y no se nota que haya castigo, empero.
En el campo
social la propuesta presidencial establece acciones en derechos humanos, para
facultar al Congreso a legislar en materia de desaparición de personas y
tortura, se estabecerían algunos protocolos de atención así como un Fondo de
ayuda y el Registro Nacional de Víctimas, entre otros.
Para el campo
político se propone incorporar el fortalecimiento en la transparencia,
rendición de cuentas y participacion ciudadana, en los procesos de licitación y
adquisición de bienes y servicios para el sector público.
Hay otras
propuestas, pero parece que son medidas coyunturales para problemas
estructurales, que fueron gestándose por años y años de impunidad y corrupción.
Es coyuntural,
cuando en su orígen se invocan los sucesos que generaron la crisis de
Ayotzinapa y no se reconoce como problema estructural a la corrupción y la
impunidad que se pretende erradicar, si es que el objetivo es aspirar a un país
de primer mundo cuando se invocan procesos y medidas de esos países.
Parece que la
solución radica sólo en el robustecimiento de las medidas policiales, pero sin
que los mandos o la clase política tenga responsabilidad alguna.
Por ejemplo, se
desconoce si en el Sistema Nacional Anticorrupción en el que presumiblemente
creaba la Comisión Nacional Anticorrupción, se sigue permitiendo que de manera
impune algunos diputados sigan gozando del beneficio de los moches, o bien, se
siga permitiendo que sin reglas de operación asignen recursos a fondos
públicos, lo cual genera un nicho de corrupción.
Se desconoce si
dentro de la propuesta presidencial hay algún mecanismo para combatir la
impunidad política en el sistema de justicia, cuando algunos integrantes de la
clase política buscan a las Procuradurías del país para solicitar alguna carta
de buena conducta, de lo contrario, debe incorporarse alguna figura análoga que
lo combata.
Además, sería muy
pertinente fusionar la figura de la Auditoría Superior de la Federación al
Sistema Nacional Anticorrupción al que se refiere el Presidente de la
República, o bien, a la Comisión Nacional Anticorrupción –como órgano
constitucional autónomo- para que todo aquel que apruebe o ejerza recursos
públicos puedan imputársele responsabilidad por la asignación y ejercicio de
recursos presupestales a Fondos Públicos que hayan sido corrompidos.
No fueron
suficientes las medidas anticorrupción en las licitaciones y adquisiciones
anunciadas, para erradicar la percepción social de impunidad y corrupción que
produce el escándalo de la Casa Blanca, y además, en el mensaje que dio el
Primer Mandatario, no se hizo alusión a la corruptibilidad e impunidad de la
clase politica en los partidos políticos. Amén de la narcopolítica y de la
narcoautoridad, de la que puede hablarnos personajes como José Luis Abarca,
Julio Godoy o Mario Villanueva, en un mensaje además, que careció de
autocrítica.
Algunas
propuestas parece que fueron tomadas de la pasada administración, como por
ejemplo el control de la seguridad en los municipios y la creación de policías
estatales, en cuyo ejercicio pareciera una falta de creatividad o frivolidad,
en quien asesora al presidente de la República.
En síntesis, era
necesaria una medida de golpe al rumbo de la seguridad, pero mientras tanto,
parece que la impunidad y corrupción aún no esta considerado con seriedad.