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martes, 20 de mayo de 2014

Desafortunada reforma electoral

La Ley General de Instituciones y Procesos Electorales así como la Ley General de Partidos Políticos fueron las leyes secundarias a la reforma político – electoral, que con el objeto de dar certidumbre a la próxima elección federal y algunas locales, aprobó el Congresos y sus Cámaras en el periodo extraordinario de sesiones que concluyó el jueves.

No obstante lo anterior, lo que pudo haber sido un serio comienzo en la etapa del Instituto Nacional Electoral y sus organismos electorales locales, vino a desvirtuarse por haber agregado al dictamen un haber de retiro para los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Esta prestación ha recibido bastantes críticas por su incoporación, que es ajena al espíritu de la reforma citada y por tratarse de la prestación en sí, y que ambas se centran en la inmoralidad, cuando lo primero ocurrió lejos de los aparadores públicos y aprovechando la discusión de los temas de las leyes secundarias citadas, y lo segundo, cuando los Magistrados devengan un sueldo en el que deben programar sus gastos de retiro laboral, como lo hace cualquier ciudadano.

Este tipo de beneficio sólo se asigna al retirarse el Presidente de la República y los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dado a que realizan funciones de Estado, no del tipo jurisdiccional electoral como los Magistrados señalados, de ahí entonces que sea considerado el pago por algún favor político recibido, pasado o futuro. Este es el mensaje que fue transmitido.

Con estas actitudes, la advertencia es que podrían incorporarse temas ajenos en las siguientes reformas secundarias en telecomunicaciones y energéticas, pendientes de aprobación.

Hay que comprenderlo de la siguiente manera: “Bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley haya señalado [...]”. Se trata del ideario político del presidente Benito Juárez sobre la honradez.