Los exiliados y México

En la década de los cincuenta, el empleado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de nombre Fidel Castro Ruz, quien se desempeñaba como un modesto archivista, dedicaba su tiempo libre a una actividad poco común: entrenar a un grupo de insurgentes, entre los que se hallaban Ernesto "El Che" Guevara, con quienes a bordo de la embarcación de nombre “Granma”, tomaron por asalto el cuartel Moncada, dando inicio a la revolución cubana.

Un tiempo antes de que se aventurara en la búsqueda del poder en Cuba, Fulgencio Batista acordó, con el entonces presidente Adolfo Ruíz Cortines, el apaciguamiento del rebelde Castro; acuerdo aceptado y encomendado al joven teniente Fernando Gutiérrez Barrios, integrante de la extinta Dirección Federal de Seguridad, quien después de apresarlo le concedió la indulgencia y, como gesto de agradecimiento, en adelante Castro se dirigiría al militar mexicano, como “padre”.

A partir de 1958, todos los países de la región, salvo México, rompieron relaciones con Cuba, y dentro del contexto de la Guerra Fría, México mantuvo su relación con base en el principio mexicano de la “Doctrina Estrada”, que permitió la continuidad de las relaciones diplomáticas en un periodo de aislamiento para Cuba.

En 1981, siendo presidente José López Portillo, tendría verificativo en México un encuentro de Estado al que asistirían varios mandatarios, entre los que se tenía contemplado a Fidel Castro. Pero en el transcurso de los preparativos, la Casa Blanca, que entonces presidía el ultraconservador Ronald Reagan, condicionó su participación a la garantía del gobierno mexicano para que no estuviera presente el líder de la revolución cubana.

En medio del misterio y los secretos de Estado, Castro llegó a costas de Cozumel en una lancha torpedera, en donde tuvo lugar el primer encuentro entre los presidentes López Portillo y Castro, y al día siguiente desembarcó en Cancún, para que no se fuera a decir que no pisó tierras mexicanas, y la cumbre continuó ahí en términos inmejorables.

Un año antes, el 16 de diciembre de 1980, Fidel Castro jugó como pieza clave en el único aerosecuestro del que las autoridades mexicanas han tenido conocimiento en territorio nacional, cuando la mañana de ese día aterrizó en el aeropuerto de la ciudad de México, un avión de la línea Aerovías Nacionales de Colombia (AVIANCA) que había sido secuestrado en ese país por terroristas del autodenominado grupo M-19, y que luego de abastecerle de combustible y alimentos, partieron rumbo a La Habana en Cuba, creyendo que serían recibidos como héroes, pero el régimen de la isla los detuvo, sin alguna vida que lamentar.

Desde luego y hasta antes de Fox, México se había caracterizado por su nobleza diplomática. En la década de los sesenta, sucedió lo mismo con el joven Edén Pastora Gómez, estudiante de la carrera de medicina de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), a quien el mundo conoció posteriormente con el sobrenombre de "comandante Cero", cuando lideró la guerrilla sandinista que acabó con la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua; quien años después fue un miembro destacado de la llamada "contra nicaragüense", movimiento paramilitar organizado para derrocar a la revolución sandinista.

Además del exilio voluntario en México del escritor Gabriel García Márquez en la década de los sesenta y setenta, en los ochenta estuvo exiliado Mohammad Reza Pahlevi, Sha de Irán, cuya excentricidad llevó al gobierno de Miguel de la Madrid, a regalarle un ejemplar del más fino y costoso perro mexicano chihuahua -cabeza de manzana, pelo corto, color gris y ojos color rubí- a manera de obsequio de Estado.

Otros ejemplos los tenemos con León Trotsky, disidente de Joseph Stalin, quien entre otras cosas, negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial y tuvo a su cargo la creación del invencible Ejército Rojo; Trotsky llega a México invitado por el presidente Lázaro Cárdenas, siendo recibido por los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, con los cuales entabló una estrecha amistad. Desde su exilio también encabezaría la oposición comunista disidente, que formaría la IV Internacional Socialista. Por último, podemos referirnos el gesto humanitario mexicano con los menores exiliados de España, a quienes llamaron “los niños de Morelia”.

Ahora, el ascenso definitivo de Raúl Castro al poder en Cuba podría ser el primer paso para un cambio de régimen en la isla, que garantice la plenitud de libertades para los ciudadanos cubanos. Mientras tanto, el Congreso mexicano se esfuerza por normalizar las relaciones con La Habana, patente en los trabajos de la Reunión Interparlamentaria México – Cuba, celebrada en la isla en julio de 2007 y, próximamente veremos a los legisladores cubanos en estas tierras, para la siguiente edición de la Interparlamentaria.

El periodo que inicia

A partir del 1 de febrero pasado y hasta el 30 de abril próximo, cada Cámara en el Congreso de la Unión, sesionará por lo menos 2 veces por semana, en lo que formalmente serán los trabajos del segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año legislativo de la LX Legislatura.

A excepción de la Cámara Alta, los diputados han presentado y configurado su agenda legislativa, por cada grupo parlamentario representado.

El senador Carlos Navarrete, coordinador del grupo parlamentario del PRD, en el Senado de la República, expresó que tras la reunión del grupo en Pachuca, Hidalgo, acordaron la agenda legislativa para el periodo ordinario de sesiones.

Intensificarán el trabajo legislativo en comisiones, en la plenaria, de representación, en debates intensos y comunicación. Comentó que en la agenda hay un cierre de filas con López Obrador, con el PRD y con los diputados federales en defensa del petróleo y en contra de cualquier intento por privatizarlo, ya sea a través de una iniciativa del gobierno o una iniciativa legislativa. Expresó que en materia de petróleo mantendrán una férrea defensa de la propiedad estatal sobre Petróleos Mexicanos (PEMEX).

El coordinador de los senadores del PAN, Santiago Creel Miranda, señaló que al terminar los trabajos de su reunión plenaria, concluyeron una agenda legislativa con 10 temas centrales: reforma energética, en materia de telecomunicaciones y radio y televisión; la reforma estructural del campo, como el armado jurídico que le da soporte a la vida institucional del campo; alinear las áreas del Ejecutivo que atienden el campo, para tener un eje en común, competitividad, establecer mayores estímulos a la preservación de selvas y bosques, a la industria del reciclaje de la basura, y en general a hacer frente al cambio climático; adecuación de las leyes secundarias a partir de las reformas constitucionales reformas relativas a seguridad y justicia, y a la reforma electoral.

Otro rubro es el de Educación y Cultura, con reformas a la promoción a la calidad de la educación, proponiendo la ciudadanización y la obligatoriedad de la evaluación educativa, vinculación entre educación y empleo.

El grupo parlamentario del PRI en el Senado de la República, estableció la agenda legislativa básica para el segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de ejercicio, distribuida en seis ejes de trabajo: Prioridades nacionales: combate a la desigualdad, generación de bienestar y modernización energética; protección a los trabajadores; reconstrucción del campo; agenda internacional; desarrollo sustentable; y desarrollo metropolitano.

Además, la anterior agenda implica 27 líneas de acción legislativa, susceptibles de tomar forma de iniciativas de reforma constitucional o de leyes generales o reglamentarias, consistentes en política social de estado contra la desigualdad; reforma del congreso; nueva ley general del congreso y reglamentos para cada Cámara; pregunta parlamentaria, proveyendo obligatoriedad del Ejecutivo Federal para atender solicitudes de información por escrito de los integrantes del Congreso; ratificación de los titulares de SHCP, SRE, SEDESOL, PGR y PEMEX, además de los altos funcionarios, embajadores y altos mandos de las fuerzas armadas; aprobación del Plan Nacional del Desarrollo; modificar el formato del informe presidencial, entre otros.

Una cosa lleva a la otra

Hace unos días la Cámara de Diputados designó al presidente y consejeros del Instituto federal Electoral (IFE), en un proceso que empieza a ser cuestionado por el cumplimiento de la legalidad y por las cuotas de poder repartidas entre los partidos políticos.

Por lo que respecta al ahora consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, cuenta con experiencia en el ámbito electoral al haber sido presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal, quien por cierto fue quien le entregó la constancia de mayoría a Andrés Manuel López Obrador en el 2000.

En cuanto a Marco Antonio Baños Martínez, recientemente fue asesor de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA) del Congreso de la Unión; y Benito Nacif Hernández, es académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), de quien depende el proyecto intitulado “Monitor Legislativo”.

Como dato a tomar en cuenta son los lugares que ocuparon en la lista de calificaciones, el 21, 31 y 35, respectivamente, por lo que quizás no hayan sido los mejor calificados académicamente pero hoy vemos que sí fueron notables políticamente, para quienes aprobaron el dictamen de la Junta de Coordinación Política de la Cámara baja que los acreditaba como los nuevos consejeros.

En el camino quedaron figuras relevantes como el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Genaro David Góngora Pimentel; la ex fiscal de delitos electorales, María de los Ángeles Fromow Rangel; el comunicador de W Radio Ezra Shabot Askernazi; y el jurista Raúl Carrancá y Rivas, quien por cierto afirmó que impugnará el proceso; entre otros aspirantes.

Desde luego que hay quienes dicen que ganó el PRD y el PRI en la designación de consejeros; otros que el PAN y el PRI; pero por el momento, las combinaciones de colores son irrelevantes.

Y como consecuencia de la designación de los consejeros electorales, también hubo grupos de interés que ganaron y perdieron; el tema del control de monopolios emerge en el contexto nacional. Por principio de cuentas, el recién estrenado presidente del IFE, Leonardo Valdés, debe de estar revisando el escándalo de los más de 180,000 spots publicitarios emitidos durante el pasado proceso electoral, pendiente de dar solución.

Se trata de dar atribuciones a la Comisión Federal de Competencia (COFECO), así como a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), para ejercer controles más estrictos sobre sus dominados, con el objeto de controlar el monopolio en varias áreas del sector privado, entre ellas las telecomunicaciones.

Por ahora, grupo Televisa a través de Cablevisión; y TV Azteca por conducto de Iusacell, ofrecen el servicio de triple play, que consiste en servicios de voz, datos y video; pero en cuanto a TELMEX le autoricen el tercer servicio, de televisión, seguramente será la cabeza en la televisión mexicana.

En todo caso, los grupos de interés cabildearon, ante legisladores y el ejecutivo, la posibilidad de incluir en la primer triada de nuevos funcionarios electorales, a quien de alguna manera garantizaría sus intereses en el seno de las decisiones de la autoridad electoral, mientras tanto, la SCJN desechó el amparo que interpuso la COPARMEX en contra de la Reforma Electoral. El siguiente cambio de consejeros del IFE es en agosto próximo, unos meses previos al arranque del Proceso Electoral Federal 2009.

Por otra parte, y al día siguiente de la designación de consejeros, en el Foro organizado por la IE Business School, el presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, señaló que en México no se apoya a las empresas, en contraste con los Estados Unidos de Norteamérica; poniendo como ejemplo el interés de Televisa en incursionar en el mercado norteamericano, en contraste con el de la cadena Telemundo, al solicitar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) una concesión de televisión. Quizás eso explique su molestia al no ser electo el aspirante a consejero electoral de su preferencia.

Mientras tanto, el ejecutivo federal no ha dicho “esta boca es mía”, y veremos las reacciones de los actores políticos involucrados en el tema.

La reforma energética

En el primer Congreso Nacional de la Confederación de Trabajadores de México (C. T. M.) bajo la Secretaría General de Vicente Lombardo Toledano en 1938, el presidente Lázaro Cárdenas pronunció un histórico discurso, en el que delineaba a los trabajadores del país, la necesidad de nacionalizar el petróleo, causado por las exigencias de las compañías petroleras y proponiendo la creación de un Congreso Obrero Mundial.

Ese discurso se centraba en exponer los motivos por los cuales, era necesaria la expropiación del oro negro, en virtud al avance del capitalismo, y de las pretensiosas ambiciones de Benito Mussolini, en Italia; así como de Adolfo Hitler, en Alemania. El conflicto civil en España seguía su rumbo, para que Francisco Franco asumiera su papel de dictador, hasta 1979; y el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, desde junio de 1937, dio cobijo a un grupo de 455 niños, de procedencia española, conocidos como los “niños de Morelia”, dándoles albergue, sustento y educación, quedando bajo el cuidado cercano de doña Amalia Solórzano de Cárdenas, dando inicio al éxodo de peninsulares de la guerra civil española a nuestro país.

Por otra parte, en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión del 9 de marzo de 1938, bajo la presidencia del jalisciense Margarito Ramírez en la XXXVII Legislatura, los diputados federales subían a tribuna para proferir toda clase de calificativos a las compañías extranjeras, quienes osaban conservar el monopolio del petróleo, y lanzando toda clase de vítores y alicientes al presidente Cárdenas, en apoyo su plan nacionalizador. El sentir del país verdaderamente se transmitía en la máxima tribuna nacional.

El pueblo se comunicaba entre si las noticias: los grandes a los jóvenes y a los adultos mayores, y los jóvenes a los niños, explicaban en qué consistía la nacionalización. La Cámara de Diputados puso a disposición del presidente de la República, el presupuesto federal para hacer frente a tan semejante acontecimiento.

Hubo diputados que propusieron la creación de una segunda y, hasta tercera, reservas nacionales del ejército, para incorporar al sector obrero y al pueblo, para tomar las armas y defender a la patria de intereses ajenos, comparándolos con la fortaleza de un Iturbide, de un Santa Ana, o de un Victoriano Huerta, sino con la visión genial de los problemas mexicanos, de un Morelos, con la incorruptibilidad de un Gómez Farías, con el patriotismo de un Juárez, con la honestidad de un Francisco I. Madero.

Un día anterior, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictó un fallo, determinante, en los destinos de la vida política, de la vida social y de la vida económica de México, al negar el amparo de la justicia, en materia laboral, a las diez y siete compañías petroleras extranjeras, por lo que las empresas trataron de sojuzgar y maniatar al gobierno de México, retirando sus depósitos bancarios, aplazando sus operaciones en México y manteniendo al Gobierno de la República en una situación financiera difícil y grave.

Por fin, el 18 de marzo de 1938, Tata Lázaro, como cariñosamente los indígenas purépechas se referían al general Cárdenas, en un mensaje a la nación transmitido esa noche por radio, anunció a los mexicanos la nacionalización del petróleo. Decía el presidente:”… queremos asegurar que la expropiación decretada sólo se dirige a eliminar obstáculos de grupos que no sienten la necesidad evolucionista de los pueblos, ni les dolería ser ellos mismos quienes entregaran el petróleo mexicano al mejor postor, sin tomar en cuenta las consecuencias que tienen que reportar las masas populares y las naciones en conflicto…”. México pagó hasta el último peso de la nacionalización, sin derramamiento de sangre.

70 años después, el debate ahora se centra en la probable privatización de algunas áreas de Petróleos Mexicanos (PEMEX), a falta de liquidez para desarrollar nuevos proyectos que garanticen el abasto del energético para el futuro. Ya se señala que el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional en el Senado, condicionará al Ejecutivo Federal la aprobación de la reforma energética, sin reformas en el texto constitucional; pero a cambio de iniciativas para el control y combate a los monopolios en todas las áreas de la vida económica del país, con el objeto de que la Comisión Federal de Competencia (COFECO) y de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL) se conviertan en dos entidades autónomas, con rango constitucional y con facultades legales para controlar y sancionar a las compañías dominantes con prácticas monopólicas.

El Partido de la Revolución Democrática, desde luego, con su postura en contra de la reforma energética; y el grupo del Partido Acción Nacional, no del todo a favor, sino con excepciones por los legisladores proclives al expresidente Vicente Fox, como Juan Bueno Torio, Fernando Elizondo Barragán, Ramón Muñoz, entre otros.

No son las mismas circunstancias de 1938, pero se trata de la viabilidad energética lo que esta en juego, ya que se supone que sólo existen reservas del crudo para los próximos 10 años, por tanto, ¿qué haría usted?