Citas memorables de la historia de México

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sábado, 24 de octubre de 2009

Inútiles Impuestos





Mientras el 25 de abril de 2006, el candidato Felipe Calderón debatía con sus pares Roberto Madrazo, Roberto Campa y Patricia Mercado, fue muy claro: "Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan, producen o generan empleos, y voy a simplificar su pago". 

E insistió "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", y prometió una reforma para simplificar el pago de impuestos. "Pagar impuestos será más sencillo que nunca", dijo. En su gobierno, agregó, los contribuyentes podrían preparar ellos mismos sus declaraciones. 

Pero ahora, entre los cambios aprobados por la Cámara de Diputados que propuso el presidente Felipe Calderón en la Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal 2010, se encuentra el aumento del 15 al 16% en el IVA, ISR de 28 a 30%, un impuesto a las telecomunicaciones, -entre ellas el uso de internet-, del 3%. No suena lógico, cuando Irlanda redujo hace años su impuesto sobre la renta de 40 a 12.5 %, eliminando exenciones, deducciones y tratos preferenciales, lo cual generó un aumento en vez de una reducción en la recaudación y produjo un periodo de fuerte crecimiento económico y prosperidad. Como tampoco, cuando Islandia eleva a rango constitucional el derecho al acceso a internet. 

Para la mayoría de las personas, esta serie de impuestos suenan inútiles, en contraste con el dispendio, los fideicomisos no transparentados, los subejercicios del Ejecutivo Federal y las excepciones fiscales para algunos, sin contar los decomisos en efectivo producto de actividades ilícitas y aquellos ingresos que son producto de juegos y sorteos, como la Lotería, los Pronósticos o el Melate. 

Como inútil reportó al gobierno de Antonio López de Santa Anna, la imposición por tener puertas y ventanas y hasta perros. Cada una de las 11 veces que Santa Anna ocupó la Presidencia de la República, se caracterizó por suprimir la libertad de imprenta, la expulsión de opositores y la ejecución sumaria de delincuentes, así como su gusto por la reglamentación de ceremoniales, vestimentas, órdenes como la de Guadalupe , y desde luego, impuestos excesivos.

Su actuación política revela que sus convicciones variaban según sus intereses: soldado a las órdenes de los virreyes, insurgente, imperialista, republicano, monárquico, centralista, y desde luego, haciéndose llamar “Alteza Serenísima”. Durante la guerra contra Estados Unidos de Norteamérica de 1846 a 1848, en el que perdimos la mitad del territorio, la memoria colectiva conserva dos versiones, respecto de las razones de Antonio López de Santa Anna para impulsar la guerra. Una de ellas provino de la acusación pública como traidor que le hizo, en 1847, el diputado Ramón Gamboa y que creció por clamor popular; y la segunda versión, lo exime de tal calificativo, aunque no lo señala propiamente como tal. 

Guillermo Prieto, quien salvó al presidente Juárez de ser fusilado en Palacio de Gobierno en Guadalajara en 1858, se refería de Santa Anna, como un hombre “enteramente fascinado”, que era despreciativo con la “voz de la ciencia”, que exigía humillación de quienes lo rodeaban y que era inaccesible a la razón y a la “ingenuidad” y recordó que cierto grupo político llamaba a Santa Ana como “el inmortal ¾”, mientras el pueblo lo llamaba “el quince uñas”, “el tullido” o “la Cucaracha”, por faltarle la pierna izquierda a la que, en el colmo, le hicieron hasta funerales de Estado. 

Prosiguiendo. Las contribuciones a las puertas y ventanas citadas, eran para aquellas que se encontraban establecidas en edificios urbanos y rústicos de todo el país; la tasa variaba desde medio real hasta 4 reales; se pagaba de manera mensual por parte de los inquilinos, fueran rentadas o habitadas por sus propietarios y quedaban exceptuadas las fincas nacionales, las iglesias, palacios episcopales, casas municipales, conventos de religiosos de ambos sexos, hospitales, hospicios, escuelas gratuitas y colegios que dependan del gobierno ó de las sagradas mitras. 

Estaban también exceptuadas del impuesto, las casas de vecindad, aquellas que no tuvieran más de 4 recámaras habitables, en las que habitaban familias menesterosas que estén socorridas por alguna las conferencias de San Vicente de Paul, acreditándolo con certificado de las mismas; como también exentas, las puertas y ventanas de los salones de las fábricas en que se hubiere establecido algún ramo industrial, y las de las trojes y oficinas de todas clases en las haciendas de campo, debiendo entenderse por fábricas las que estén movidas por algún arte mecánico. 

Si usted es privilegiado en estos tiempos de crisis en tener algunos ahorros y se pregunta: ¿en qué ahorro? Quizás por el momento la única respuesta sería que compre dólares, ya que el ahorro en un banco mexicano es condenarlo a perder dinero, entre otras cosas como las comisiones, porque la Secretaría de Hacienda cobra, -un inútil e injusto impuesto-, al ahorro en México, lo cual aumenta la pérdida.

sábado, 17 de octubre de 2009

La Batalla

En la que pareciera una batalla entre el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y el Gobierno Federal, las autoridades capitalinas calcularon unas 150 mil personas, entre estudiantes, maestros, trabajadores universitarios, ferrocarrileros, telefonistas y tranviarios, que acompañaron a los extrabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LyF), en protesta por la extinción de su centro de trabajo. 

El decreto presidencial publicado en una edición especial del Diario Oficial de la Federación del domingo pasado, argumenta en su exposición de motivos, que desde el 2001 al 2008 las transferencias financieras se incrementaron en más de 200%; que de 2003 a 2008 registró ingresos por ventas de 235,738 millones de pesos (mdp), mientras que sus costos fueron de 433,290 mdp; que registra un pasivo laboral de 240 mil mdp, de los cuales solamente 80 mil mdp corresponden a trabajadores en activo y 160 mdp al personal jubilado. 

Además, expone que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), recomendó con motivo de la revisión de la Cuenta Pública 2006, que “…la Secretaría de Energía se coordine con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para que evalúen la conveniencia de elaborar estudios […], cuando algún organismo descentralizado deje de cumplir con sus fines u objeto o su funcionamiento no resulte ya conveniente desde el punto de vista de la economía nacional o del interés público, […]proponga al Ejecutivo Federal la disolución, liquidación, o extinción de aquél…”. 

La misma ASF fue la que presentó el informe “Áreas de Opacidad y Riesgo en el Estado Federal Mexicano, Oportunidades de Mejora, 2009”, en la que detectó por ejemplo, que en el 2006, 50 grandes contribuyentes, -entre empresas de la industria automotriz, productos fotográficos, panificadoras, acereras, tiendas departamentales y de autoservicio, e instituciones financieras-, pagaron 74 pesos de Impuesto sobre la Renta (ISR) y 67 pesos por Impuesto al Valor Agregado (IVA) entre el 2000 y el 2005, en promedio, entre otras barbaridades. Pero mientras este conflicto sigue su curso, le comento de una batalla que cambió el rumbo de la República. 

Para la batalla del 5 de mayo de 1862, el general republicano Miguel Negrete se dirigió a los 1,500 indios de la sierra norte de Puebla que comandaba, diciéndoles: “… Muchachos, nos vamos a batir con los que se dicen los primeros soldados del mundo, pero ustedes deben de demostrar que nosotros somos los primeros por el derecho que tenemos de nuestro suelo…”, mientras que el general Ignacio Zaragoza, Jefe del Ejército Republicano de Oriente, llamaba a sus soldados con “… Hoy vais a pelear por un objeto sagrado, vais a pelear por la patria y yo os prometo que en la siguiente jornada conquistaréis un día de gloria. Vuestros enemigos son los primeros soldados del mundo, pero vosotros sois los primeros hijos de México y os quieren arrebatar vuestra patria. ¡Soldados!, leo en vuestras frentes la victoria y la fe. ¡Viva la patria!...”.

Las banderas ondeaban con el viento, la tropa entusiasmada bajo la mirada de los generales Porfirio Díaz, Francisco Lamadrid y Felipe Berriozábal. 4.700 soldados mexicanos, la mayor parte de ellos veteranos de la Guerra de Reforma, entre 100 y 300 milicianos y civiles armados, en contraste con los 6.048 soldados franceses, entre Infantería Naval, 99° Regimiento, segundo regimiento de Zuavos y soldados de Argelia y Reino Unido. Decía Zaragoza, que “…pelean bien los franceses […] pero los nuestros matan bien…”.

Al final, Se dice que el Conde de Lorencez, -general en jefe del ejército francés-, no pudo evitar el llanto de la derrota, con lo que decidió retirarse hacia Amozoc en Puebla. Por su parte, el presidente Benito Juárez llamaba al pueblo a la lealtad “… Que el enemigo nos venza y nos robe, si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos legalizar ese atentado, entregándole voluntariamente lo que nos exige con la fuerza. (…) Dejemos siquiera vivo el derecho para que las generaciones que nos sucedan lo recobren. …”.

Recordemos que luego de la guerra con Estados Unidos en 1847, en la que perdimos más de la mitad del territorio, el pueblo mexicano adquirió experiencia y junto con el oprobio, aunado al odio con que lo recordaba, construyó un sentimiento de nacionalismo. Leales a la República, ganamos. 

En las primeras transmisiones por telégrafo en el país, el General Zaragoza informaba al Presidente Juárez: “…Las armas mexicanas se han cubierto de gloria…”. La noticia se propagaba en los periódicos liberales de la época: “El Monitor Republicano”, “El Siglo Diez y Nueve”, entre otros. 

Más adelante, en el desarrollo de la Segunda Intervención Francesa, hubo un periódico publicado por Vicente Riva Palacio, nieto del insurgente Vicente Guerrero, en el que se defendía a la República y se ridiculizaba -con sátira política- a los personajes del imperio. Su nombre: “El Pito Real”, nombre de una canción de los chinacos liberales, y del cual, el pueblo generalizó la palabra pitorrearse.

sábado, 10 de octubre de 2009

El procedimiento



Cuando el 3 de agosto de 2001, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) autorizó la venta del Grupo Financiero Banamex a Citigroup, por un monto de 12,447 millones de dólares (mdd), esta operación quedó exenta de impuestos y bajo el siguiente procedimiento: primero, el 50% mediante el intercambio de acciones de Citigroup por las de Banamex, y segundo, el restante se liquidó en efectivo bajo tres modalidades a elección del tenedor de las acciones. 

Entre los activos vendidos, se encuentra la casa donde vivió Agustín de Iturbide, en el centro histórico de la ciudad de México: una barbaridad. Ahora, el Senado acordó interponer una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia (SCJN) contra el Ejecutivo Federal, por la participación económica del gobierno Norteamericano en Citigroup, ilegal en nuestro país. 

Mientras tanto, en la Cámara Baja se instalaba la Comisión de Presupuesto, que preside el diputado Luis Videgaray, ex secretario de Finanzas del gobierno del Estado de México, quien advierte que es poco el tiempo que hay para elaborar el dictamen del presupuesto para el año 2010, y propone un procedimiento de trabajo: legalidad, apertura y orden. En el bosque de Chapultepec existe un personaje sin igual.

Se trata de un árbol ahuehuete, que dice la leyenda que fue plantado por Netzahualcóyotl en el año 1460, a petición de Moctezuma. Este árbol estuvo bajo el cuidado de sus guardianes, -indígenas, con la misión de conservar la sacralidad del lugar. Se dice que el árbol, -como máxima autoridad del bosque-, era una puerta dimensional, en donde los sacerdotes toltecas lograban transportarse a otros mundos: un lugar místico.

Cuando Moctezuma se enteró de la llegada de los españoles, se dirige al árbol, tratando de transportarse, -como los sacerdotes toltecas-: pide permiso al árbol, se lo niega y le dice que vaya a enfrentar su destino de emperador, sea cual fuere. A mediados del siglo XIX, este árbol fue bautizado por los cadetes del Colegio Militar como “El Sargento”.

Los niños héroes, encabezados por el teniente Juan de la Barrera y entusiasmados por los guardianes de “El Sargento”, -una pareja de cocineros del Colegio Militar-, se dirigen a pedirle permiso y solicitarle las claves para combatir al enemigo invasor de 1847 de Chapultepec. Los guardianes consideraban a los menores como aspirantes a guerreros sagrados, pero a Juan de la Barrera, quien encabezó el contingente, lo consideraban como el más espiritual. Habían adquirido un nivel de conciencia. 

Los menores frente al árbol, le argumentaron que esa guerra debía ser ejercida, no como una simple lucha militar, sino como una lucha sagrada, -como la que sostuvo Cuauhtémoc o Juana de Arco-, de la cual dependía el futuro de la patria. 

Se dice que el árbol, inicialmente, se negó a darles información, y los menores, al ver la resistencia del ahuehuete y en un acto de inocencia, lo amenazaron con fusilarlo y colocarle un anuncio: “este árbol es un traidor”. Conmovido con el noble y glorioso gesto de los menores, “El Sargento” les otorgó el procedimiento: las claves de la lucha ritual así como la letra de lo que posteriormente sería el himno del Colegio Militar. Los generales Nicolás Bravo y Mariano Monterde, el último director del Colegio Militar, se convencen de que Santa Anna no les enviará refuerzos. El 13 de septiembre, los 800 soldados y 40 cadetes que defendían el Castillo de Chapultepec, sucumben ante la fuerza de más de 10,000 soldados invasores. 

El primero en morir fue Juan de la Barrera en los límites del bosque; el segundo fue el cadete jalisciense Francisco Márquez cuando bajó del castillo a enfrentar a los invasores, cerca del “El Sargento” con la sorpresa de ver a un niño con uniforme haciéndoles alto, le disparan cayendo muerto, y en un acto de reconocimiento y respeto, los soldados norteamericanos guardan silencio, interrumpen sus cantos y rodean el cadáver. El resto se hallaban en el Castillo en espera del enemigo. 

La historia reconoce a Juan Escutia como el que se arrojó con la bandera antes de que el enemigo la tomara como trofeo de guerra, lo mismo hicieron Santiago Xicoténcatl y Margarito Zuazuo. 

Esta batalla se perdió por la complicidad de Antonio López de Santa Anna con el invasor: Suministraba, -de manera oculta-, provisiones de boca y de guerra, bloqueaba operaciones militares mexicanas y facilitaba las invasoras, entre otras. Hubo una rebelión de militares, que en guerrillas combatía al enemigo. 

No eran reconocidos: la primera vez que surgen los nombres de algunos de los cadetes es en el Parte de las operaciones ejecutadas por la 3ª. Brigada de infantería del Ejército Mexicano, en los días 12 y 13 de septiembre de 1847, que rindió Joaquín Rangel, destacando a los que murieron en la batalla. 

Hasta 1870, el primer libro de texto de historia que hace referencia pública a los alumnos del Colegio Militar, -limitándose a indicar que realizaron actos valerosos,- fue el Compendio de la historia de México de Manuel Payno. Este mismo año, el licenciado Ignacio Burgoa y el presidente Municipal de la ciudad de México, Antonio Sola, solicitaron al presidente Benito Juárez que declarara día de luto nacional el 13 de septiembre, y lo invitaron también a asistir al acto que prepararon para el 8 de septiembre de ese año. 

Desde la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada y durante la de Porfirio Díaz, enfrente de ‘‘El Sargento’’ retumbaban las salvas de fusiles que los cadetes debían disparar a un tiempo, causando gran emoción entre el público por su precisión. 

Un factor fundamental del proceso de reconocimiento, fue el decreto del 3 marzo de 1884, que establecía que en el Colegio Militar se pasara lista de presentes a los cadetes muertos en 1847, en que se debía responder con un convincente ‘‘!Murió por la patria!’’.

En el centenario de la batalla de Chapultepec de 1847, el Congreso de la Unión por conducto del presidente de la Cámara de Diputados y del Senado, Alejandro Gómez Maganda y Fidel Velázquez, respectivamente, develan en el muro de honor la leyenda "A los niños héroes de Chapultepec" en letras de oro. En 1950, la celebración de los hechos de 1847 tuvo también como telón de fondo la ‘‘buena vecindad’’.

El embajador estadounidense Walther Thurston, por encargo —según dijo— del pueblo norteamericano y del presidente Harry S. Truman, entregó 12 banderas que en 1847 fueron hechas trofeo de guerra y llevadas a Estados Unidos. La entrega simbólica fue hecha por cadetes de West Point a sus iguales del Heróico Colegio Militar.

sábado, 3 de octubre de 2009

El último

La madrugada del martes 30 de septiembre, los Grupos Parlamentarios representados en la Cámara de Diputados, llegaron a acuerdos para la integración de las 44 comisiones ordinarias.

Por ser mayoría, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presidirá 20 comisiones; Acción Nacional (PAN) 12; el de la Revolución Democrática (PRD) 6; Verde Ecologista (PVEM) 3 y Nueva Alianza (NA), del Trabajo (PT) y Convergencia (CONV), 1 Comisión, respectivamente.

El PRI presidirá las comisiones de Comunicaciones, Defensa Nacional, Derechos Humanos, Educación, Economía, Justicia, Presupuesto y Cuenta Pública, Trabajo y Previsión Social, entre otras; el PAN las de Energía, Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Salud y Seguridad Pública, por citar algunas. El PVEM presidirá la Comisión de la Función Pública, Medio Ambiente y la de Radio, T.V. y Cinematografía, mientras que NA la de Ciencia y Tecnología, el PT la de Relaciones Exteriores y Convergencia la de Marina.

Además de estas Comisiones, falta integrar las Comisiones Especiales y de Investigación. Mientras tanto, falta un diputado para completar la LXI Legislatura: en días pasados, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal, con sede en Puebla, desechó la queja de Julio César Godoy Toscano, medio hermano del gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, quien está acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) de proteger al grupo criminal denominado “La Familia Michoacana”, debido a que en este caso no opera la suspensión provisional, en virtud de que los cargos imputados contra Godoy Toscano son de los considerados graves.

En 1874, un hombre escribiría sus memorias: Pedro José Sotelo, quien desde 1803, -a los 13 años de edad-, fue encargado por su madre al amparo de Miguel Hidalgo y Costilla, quien lo recibe de manera afectuosa, le dio casa, comida y sustento, le doctrinaba, dándole buenos consejos y lo puso a dedicarse al arte de la alfarería. Como compensación, recibía 1 peso o 4 reales, a manera de gratificación “para su madre”, de palabras de Hidalgo.

Casi todos los alfareros que trabajaban para Hidalgo eran, -a su vez-, músicos dirigidos por Santos Villa, para la complacencia del futuro Padre de la Patria, en las tertulias que organizaba en su “Francia Chiquita”, su hogar.

Hidalgo, hombre culto, convencido de las ideas de la época, de quien existe la hipótesis, -todavía no comprobada-, de que fue francmasón e iniciado en los misterios del antiguo templo del Rey Salomón, por un oficial español alojado en casa de Hidalgo, que llegó junto con Francisco Güemes Horcasitas, -el Conde de Revillagigedo-, Virrey de la Nueva España de 1746 a 1755.

Alguna vez, -dice Sotelo-, que Hidalgo le comentó: “…guarda el secreto y oye: no conviene que, siendo mexicanos, dueños de un país tan hermoso y rico, continuemos por más tiempo bajo el gobierno de los gachupines, éstos nos extorsionan, nos tienen bajo un yugo que no es posible soportar su peso por más tiempo; nos tratan como si fuéramos sus esclavos, no somos dueños aún de hablar con libertad; no disfrutamos de los frutos de nuestro suelo, porque ellos son los dueños de todo; pagamos tributo por vivir en lo que es de nosotros, por último, estamos bajo la más tiránica opresión, ¿no te parece que esto es una injusticia?...”. Sotelo asintió con la cabeza e Hidalgo hizo lo mismo con el resto de sus artesanos.

Francisco Barreto, Juan de Anaya, Ignacio Sotelo, Isidro Cerna, José María Perales, Atilano Guerra, Manuel Morales, José María Pichin, Jesús Galván, Antonio Hurtado de Mendoza, Pantaleón de Anaya, Brígido González, Vicente Castañón, Juan Quintana, Francisco Moctezuma, Nicolás Aviléz, Julián Gámez, Tiburcio Gámez y Antonio Gámez, alfareros, sederos y conocidos de Hidalgo, fueron los primeros soldados de la independencia junto con Sotelo.

Para entonces, Sotelo casó con una joven huérfana protegida en la casa de Mariano Abasolo. Los gastos de la boda corrieron por cuenta de Hidalgo. La madrugada del 15 de septiembre de 1810, Sotelo acompañó a Hidalgo a la iglesia en Dolores. El Zurdo, -también llamado el Cojo-, Galván, atiende instrucciones de Hidalgo y llama a misa con repiques de campana.

Sotelo se hace cargo de la prisión de los españoles. Casi a finales de septiembre, se incorpora al ejército de Hidalgo en Guanajuato y se hace cargo de la tesorería del ejército y de los equipajes de los generales. Estuvo en la Batalla de Monte de las Cruces y Aculco. 

Sotelo enferma en Acámbaro y pierde los fondos de la insurgencia y los equipajes. Regresa a Dolores donde se oculta con las hermanas de Hidalgo en el rancho de Las Piedras.

Mientras tanto, la independencia seguía su rumbo: Hidalgo marchaba a Guadalajara con el descontento de Allende. Desde Guanajuato, Allende había escrito algunas cartas a Hidalgo, en el que le mostraba su disgusto por marchar a Guadalajara: “…[…] Usted se ha desentendido de todo nuestro comprometimiento, y lo que es más que trata usted de declararme cándido, incluyendo en ello el más negro desprecio hacia mi amistad … Espero que a la mayor brevedad me ponga en marcha las tropas y cañones, o a la declaración verdadera de su corazón, en inteligencia de que si es como sospecho, es que usted trata sólo de su seguridad y burlarse hasta de mí, juro a usted por quien soy que me separaré de todo, más no de la justa venganza personal […]…” le expresaba Allende a “el cabrón del cura”, como lo llamaba.

Sotelo se esconde en varias ocasiones de los realistas hasta la consumación de la independencia en 1821 y después, es nombrado conserje de la casa de Hidalgo.

En el invierno de su vida, escribe sus “Memorias del último de los primeros soldados de la independencia”, dedicadas al presidente Sebastián Lerdo de Tejada.