Como usted sabe en
próximas fechas se renovará la titularidad de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH), que actualmente recae en el doctor Raúl Plascencia Villanueva.
Esta
administración ha sido cuestionada por organizaciones de derechos humanos,
quienes han visto un desempeño poco relevante para el tamaño de la
responsabilidad. Por ejemplo, el ombudsman nacional fue señalado por su tardía
respuesta en el enfrentamiento entre pobladores de Chalchihuapan y la policía
en Puebla que arrojó como resultado la muerte del niño José Luis Alberto
Tehuatlie Tamayo, como consecuencia de las lesiones producidas por una bala de
goma en el marco de la aplicación de la Ley Bala en ese estado y generando una
crisis mediática y política para el Primer Mandatario Poblano.
Hay otros temas
en la palestra de derechos humanos que parece que han sido incómodos para la
CNDH. Organizaciones defensoras de derechos humanos le señalan que no ha
emitido recomendaciones sobre el trato en las estaciones migratorias, sobre la trata
de migrantes, la libertad de expresión, y han sido tibios, e incluso se dice
que nulos o mediocres, los pronunciamientos acerca de la desaparición forzada
de personas.
El ombudsman
nacional recientemente se reunió en privado con los legisladores, a pesar de
las reiteradas convocatorias que se le han hecho desde la Cámara de Diputados,
lo que le ha generado un frente de crisis político con legisladores de
oposición.
El tema de
derechos humanos se inscribe en la agenda de seguridad nacional, cuando estos
son considerados como objetivos nacionales del Estado mexicano al aspirar a la
plenitud de ellos por la ciudadanía y transeúntes por el territorio nacional.
No parece haber
en el ánimo de los legisladores el reconocimiento suficiente al trabajo de la
actual administración del jurista Plascencia Villanueva, que sume sus
voluntades para ser ratificado en el cargo.
Se dice además,
que la CNDH a su cargo ha generado frente de crisis con las autoridades de la
UNAM y de la SCJN, que podrían suponerse en todo caso ha sido por el ejercicio
de sus atribuciones, aunque en realidad, parece que ha dejado de lado temas de
Estado y se ha concentrado en temas domésticos.
Han salido a
relucir algunos nombres que podrían aspirar a la titularidad de la CNDH. Se ha
mencionado que hay interés en impulsar un par de cuadros que provienen de la
SCJN y de la UNAM, respectivamente.
Pero hay una
propuesta que es muy posible que tenga el perfil idóneo para ocupar el puesto y
que recae en la persona de Mauricio Farah Gebara.
Es abogado, ha
colaborado en el IFAI, fue quinto visitador por la CNDH y sus cartas
credenciales académicas lo colocan en temas de migración, asunto que la
administración de la Casa Blanca ha impulsado en una política pública de
contención en la frontera sur mexicana, en vez de generar y fomentar con los
gobiernos expulsores de migrantes, políticas de desarrollo integral que inhiban
la migración mediante esquemas de impulso económico que desborden en la
población.
El siguiente
ombudsman nacional tiene el reto de impulsar con el Ejecutivo Federal y sus
dependencias, esquemas de colaboración y conjunta participación para proteger
la personalidad humana, en el marco del derecho positivo mexicano y de los
tratados de los cuales nuestro país es parte, como la visión de Estado que
tienen los derechos humanos en la constitución.
Los objetivos
nacionales con carácter coyuntural, son aquellos que se desprenden del Plan
Nacional de Desarrollo, y su carácter de coyuntural se encuentra íntimamente
ligada, a la visión de gobierno del titular del Poder Ejecutivo en turno,
facultado para elaborar dicho plan, en el que involucra la participación de las
Secretarías de Estado bajo su responsabilidad.
Si en la estructura de la
seguridad nacional mexicana la ajustáramos a tiempos pasados, encontraríamos
luego entonces, que una de las primeras acciones para generar objetivos
nacionales en materia de uno de los temas de derechos humanos, la
encontraríamos en la abolición de la esclavitud del padre Hidalgo, proclamada
en diciembre de 1810 en Guadalajara y plasmada en 1813 en los Sentimientos de
la Nación de Morelos, al señalar “Que la esclavitud se proscriba para siempre,
y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá
a un americano de otro el vicio y la virtud […]”.