Citas memorables de la historia de México

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sábado, 29 de agosto de 2009

Omisiones


Este lunes que volvieron a las aulas, más de 25 millones de alumnos, -desde preescolar hasta medio superior-, en el inicio del ciclo escolar 2009 – 2010, los padres de familia, alumnos e investigadores, se encontraron con la sorpresa de que a los libros de primer grado y sexto, ambos en primaria, les fueron omitidos los periodos históricos de la Conquista y la Colonia de nuestro país. 

En su opinión, Olac Fuentes Molinar, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y ex subsecretario de Educación Básica, menciona que el plan de estudios es “muy extraño” porque “se trataba de articular una historia de México con la humanidad, y que abordaban la Conquista, la Colonia, ahora los van a ver en sexto, pero recortados, porque ni siquiera llegan a la Conquista, se quedan en el siglo XV”. 

Además, dijo que esta es la consecuencia de haber "entregado" a un grupo político –el de Elba Esther Gordillo– la educación, ya que la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB), encabezada por el subsecretario de Educación Básica, Fernando González Sánchez, yerno de Gordillo, es una reforma "caótica" y estos títulos son el resultado de un proceso "improvisado y sin coherencia interna". 

Por su parte, el investigador Hugo Casanova del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, dijo que en el citado libro de Historia, se "desconoce el complejo y doloroso origen de nuestra nación" y, en cambio, hay una visión de una "historia eurocentrista". 

Sin caer en extremos, es necesaria una concepción en la que podamos comprender al mundo a partir de los orígenes de nuestros pueblos, destacó. La inconformidad por la calidad de los libros provocó que la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC) propusiera iniciar un debate sobre lo que los niños deben aprender y participar en la armonización del sistema de forma integral, desde preescolar hasta el bachillerato. Por su parte, el secretario de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, rechazó que se hayan excluido temas de dichos libros, y agregó que “Ninguno está escrito con sangre ni por Dios: somos los hombres los que discutimos el modo en que nos vamos a educar”.

Sobre la conquista, es sabido que el sitio de México, según las historias, pinturas y relaciones, duró ochenta días. Murieron más de 30,000 indígenas apoyando a la invencible Armada Española; de los mexicanos murieron más de 240,000, y entre ellos casi toda la nobleza mexicana, pues apenas quedaron algunos señores y caballeros, y los más, niños pequeños. 

El último presagio de la derrota del sitio de Tenochtitlan, sucedió cuando los indios señalaron que “[…] se vino a aparecer una como grande llama. Cuando anocheció; llovía, era cual rocío la lluvia. En este tiempo se mostró aquel fuego. Se dejó ver, apareció cual si viniera del cielo […]”. 

Luego, los indígenas huyeron y los españoles se apoderaron de todo, como “puercos”. Buscan oro. Nada les importan los jades, las plumas de quetzal y las turquesas. Las mujeres lo llevan en sus faldas y los hombres en la boca o en el maxtle. También buscan a las mujeres, las blancas, las de piel trigueña, las de trigueño cuerpo. 

Y algunas mujeres a la hora del saqueo, se untaron de lodo la cara y se pusieron como ropa andrajos. Hilachas por faldellin, hilachas como camisa. Todo era harapos lo que se vistieron. Cuauhtémoc, señor de Tenochtitlan, fue llevado como prisionero a Coyoacán junto con otros 4 señores de la realeza indígena. 

Les quemaron los pies y se les preguntó acerca del oro en forma de 8 barras, que se había perdido en el canal de los Toltecas, cuando los españoles huyeron por la Calzada de Tacuba, perseguidos por los mexicas. De las 8 barras sólo aparecieron 4. 

La avaricia de Cortés era tal, que cuestionó a sus cautivos por todos los dominios de México. Después comenzó la etapa de la Colonia y de la evangelización. Cortés ejerce el gobierno en México, hasta que el 15 de octubre de 1535 llega el primer Virrey, Antonio de Mendoza. 

El 13 de diciembre de 1527 es instituida por cédula Real, la Primera Audiencia, que no funcionó por los abusos de su presidente Nuño de Guzmán -denunciados por fray Juan de Zumárraga, -primer Arzobispo de México-, quien fue relevado del cargo. En uno de los arrebatos de Nuño de Guzmán, -el conquistador de la Nueva Galicia hoy Guadalajara-, ingresó al recinto donde oficiaba misa Zumárraga y le dijo: “… cállese cabrón…”, lo que provocó la queja ante el Rey Carlos V. 

Los españoles destruyeron códices con sabiduría antigua, manuscritos de sus rituales y sobre las ruinas de los templos indígenas construyeron, -en la mayoría de los casos-, iglesias católicas. A cambio, recibimos la maldición de la malinche. 

En ceremonias multitudinarias, los indios fueron convertidos al catolicismo y vieron con sorpresa cómo sus dioses fueron vencidos por los santos de la iglesia. La religión no se enseñaba ni se les persuadía de su origen divino con pruebas o raciocinios y todo el fundamento de su fe era la palabra de sus misioneros y las bayonetas de los conquistadores. 

Los indios eran obligados a pagar tributo y las deudas contraídas eran heredables a su descendencia. El estado de embrutecimiento en que se les mantuvo, los hacía inhábiles para representar algún género de derechos. 

Para mantener el estado de opresión, era necesario que los oprimidos nunca entraran al mundo racional. Estaban exceptuados del diezmo parroquial, porque sus explotadores habían calculado muy bien que un hombre que nada posee, pocos diezmos podía pagar. Los españoles redujeron a los indios y la mayoría de los criollos, a un estado de esclavitud, que cada europeo se consideraba con derecho a servirse de ellos, sin que tuvieran valor para oponerse, menos aún, la capacidad para explicar el derecho. 

Posteriormente, aparecieron las leyes de Indias, que tenían por objeto modificar la tiranía de los descendientes de los conquistadores; aún así se seguía realizando la voluntad del Capitán General, el Virrey o los Gobernadores. Aunque las tropas españolas conquistadoras eran acompañadas por eclesiásticos con facultades inquisitoriales, los primeros frailes misioneros llegarían en 1524 con fray Martín de Valencia al frente, quien también ejerció las funciones inquisitoriales. 

Se sabe que Valencia llegó con facultades extraordinarias, en virtud a la Bula Exponi Nobis del papa Adrián VI, con concesiones que la Silla Apostólica otorgó a las órdenes exploradoras en el Nuevo Mundo. Por ejemplo, ellos mismos podían elegir a sus superiores, los cuales tendrían facultades cuasi episcopales donde no hubiese obispo. En 1526 llegan los primeros dominicos a la Nueva España, encabezados por fray Tomás Ortiz, quien traía nombramiento de comisario de la Inquisición, dado por la Audiencia de la isla Española, hoy Santo Domingo en República Dominicana. 

En este periodo se desarrolla la historia de la Edad Media; de este periodo de grandes vicios y virtudes heroicas, de ignorancia, de energía y trastorno universal; enseñando a los hombres de Estado, cuáles han sido las partes elementales que componen las naciones y en que les indicaban al mismo tiempo, los diferentes orígenes en que se fundaban los derechos o las pretensiones de cada clase, de cada jerarquía, de cada familia. 

Según cédula Real Cédula de Felipe II, el 25 de enero de 1569, se instituye el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición dependiente directo del Consejo de la Suprema y General Inquisición de España, el cual cerraría definitivamente sus puertas en 1819, después del receso gaditano y su desabrida reapertura en 1814. 

La primera y curiosa causa de este nuevo tribunal episcopal fue precisamente contra dos músicos que se habían negado a tocar en la ceremonia de instalación del tribunal, por no habérseles pagado sus servicios por adelantado; al comprobarse el desacato al tribunal, fueron condenados a una multa de seis libras de cera blanca en beneficio de la catedral. 

El cacique de Texcoco, don Carlos Ometochzin, nieto de Nezahualcóyotl, quien se educó bajo el amparo de Hernán Cortés y se le dio la gobernación del pueblo que su abuelo y padre habían llevado como tlatoanis, en 1539 fue acusado como idólatra ante Zumárraga, quien mostró arrepentimiento antes de ser sometido a la pena de ser quemado vivo por la de garrote. 

El abominable caso de la familia Carbajal. Don Luis de Carbajal, nativo del reino de Portugal, hombre de 45 años, llegó a Tampico, nombrado por el rey de España gobernador del nuevo reino de Leon en el año de 1583, quien trajo a su cuñado Francisco Rodriguez de Matos y a su hermana Doña Francisca Núñez de Carbajal, y a los hijos de estos, Doña Isabel, viuda de Gabriel Herrera y la mayor de todos los hermanos, de 26 años de edad, Doña Catalina, Doña Mariana, Doña Leonor, Don Baltasar, Don Luis, Miguel y Anica, que eran muy niños; además, Don Francisco Rodriguez de Matos y su mujer tenían un hijo llamado Don Gaspar, religioso, en el convento de Santo Domingo de México, que habia llegado allí poco tiempo antes. 

Pero en el año de 1587, la mano de hierro de la Inquisición cayó sobre Doña Isabel, la mayor de los hermanos: Una denuncia en contra de ella, se habia hecho como observante de la ley de Moisés. 

En la cámara de tormentos de la Inquisición mexicana, Doña Isabel fue obligada a desnudarse frente al Alcaide de la Inquisición; le fueron ligados los brazos para hacerla confesar, -primero, una vuelta-; a la segunda vuelta, Doña Isabel comenzó una larga declaracion, denunciando a su familia y a un gran número de personas, -hombres y mujeres-, observantes de la Ley de Moisés. 

En la quinta vuelta de sus brazos ligados, que presentaban signos de falta de irrigación sanguínea, Doña Isabel dijo: "... Dios, que sabe la verdad que yo defiendo, me ayude; quítenme la vida, ay de mí. Ay de mí, quítenme la vida, ya he dicho la verdad, ya he dicho la verdad ...". 

Luego, los inquisidores la colocaron en el potro, en el que el condenado era atado de pies y manos a una superficie conectada a un torno y al girar tiraba de las extremidades en sentidos diferentes, usualmente dislocándolas pero también pudiendo llegar a desmembrar. 

Doña Isabel confeso entre gritos: "...no tengo que decir sino testimonios, y esos no quiera Dios que los diga, ni los he de decir, ni los sé; sea él bendito que aqui me tratan con tanta crueldad nunca oida jamás a mujer, y es posible que esto se hace aqui con la mujeres..."; -y prosiguió: "... no sé qué decir, sino que triste nací del vientre de mi madre, y desdichada fue mi suerte, y mi triste vejez...". 

Para entonces el tormento la había hecho denunciar a sus hijos. Después, le dieron de garrotes en las coyunturas de su cuerpo, -7 en total-, y continuó entre balbuceos semi inconsientes: "...que la he dicho; ya se acabó la vida, hijos mios, quedáos con Dios: ya he dicho la verdad, señor, ya mi vida se me arranca, no permitan que yo muera aqui...". 

Luego, le abrieron la boca para colocarle un embudo por el cual, le vaciaron 12 jarras de agua, en un macabro ritual de más de 12 horas de duración. La hicieron abjurar y después, la misma suerte tocó a la madre y hermanas de Luis de Carbajal. 

Además, la hicieron guardar secreto sobre las torturas de la cruel inquisición mexicana: "... so pena de excomunion mayor, y que será gravemente castigada, que tenga y guarde secreto de todo lo que en su negocio, causa y proceso ha pasado, y de todo lo demás que oviere visto y entendido en las cárceles de este Santo Oficio durante su prision, y que no lo revele ni descubra en manera alguna directa ni indirectamente, y así prometió de lo cumplir, sin exceder ... ". 

Por último, el Santo Oficio sentenció a cárcel perpetua a Luis de Carbajal, -hijo-, al Hospital de dementes de San Hipólito, y a Doña Francisca, Doña Isabel, Doña Leonor, Doña Catalina y Doña Mariana, a una casa aislada que estaba frente al Colegio de Santiago Tlaltelolco.

Después, Doña Mariana fue sentenciada a que "...sea llevada por las calles públicas de esta ciudad, caballera, en una bestia de albarda, y con voz de pregonero que manifieste su delito, sea llevada al Tiangues de San Hipólito, y en la parte y lugar que para esto está señalado, se le dé garrote hasta que muera naturalmente, y luego sea quemada en vivas llamas de fuego, hasta que se convierta en ceniza y de ella no haya ni quede memoria...." dice la sentencia. 

Don Luis Carbajal, -el gobernador-, fue desterrado de las Indias. Segun las reglas de procedimiento, dadas para el Santo Oficio por el célebre Fray Tomás de Torquemada, -de la orden de los Dominicos-, el mas terrible de los Inquisidores de España, jamás el acusado debia conocer los testigos ni saber su nombre, observándose tanto cuidado en esto, que si alguna circunstancia habia en la declaracion, por donde el reo pudiera adivinar o venir en conocimiento de quién era el testigo, debía suprimirse esta parte de la declaracion al notificársela al reo; y como última precaucion se observaba por regla general que las declaraciones de los testigos, al comunicarse al reo, se pusieran en tercera persona, aun cuando el testigo hubiera hablado en primera; así, si este decia que el reo le había dicho tal cosa, al leerle a aquel la declaracion, se decia que un testigo declaraba que el reo habia dicho á cierta persona aquello mismo, para que ni aun por esto pudiese venir en conocimiento de quién era el testigo. 

Los procesos más comunes de este período en la Inquisición mexicana, fueron los de blasfemia, amancebados, bigamia, herejía, judaizantes, magia y hechicería, proposiciones heréticas, idólatras, superstición, pronunciamiento de palabras contra la fe o las buenas costumbres y el enjuiciamiento de indios, aunque esta última práctica después fue prohibida. 

Entre los indios nobles, la poligamia era, -incluso-, de relevancia social, ya que no era común entre los miembros del pueblo y tal vez esta fue la cuestión más difícil de combatir entre las altas capas de los indígenas en los primeros años de la Fe. 

En varias provincias los curas tenían tal dominio y ejercían tal autoridad sobre los indios, que mandaban azotarlos públicamente cuando no pagaban las obvenciones o cometían algún acto de desobediencia. 

Los conventos de los Dominicos y Carmelitas, poseían riquezas de mucha consideración: al menos tres cuartas partes de bienes rústicos y urbanos en todo el país eran de su propiedad. Todas las tierras fueron repartidas por los españoles entre sí y cultivadas por los indios que sirven de jornaleros. 

Durante los 300 años que duró la Colonia, estas clases no tenían ninguna noción de un estado de mejor vida. Sus deseos eran proporcionados a sus ideas y solamente conocían lo físico de la vida.

Su existencia era triste y miserable. La clase política gobernante, -el clero, la capitanía general, el virrey, los oidores y gobernadores-, eran comparsa los unos de los otros. Así fue la vida del mexicano, -indígena y criollo-, durante 300 años de la Colonia española.

Qué lamentable que se haya omitido esta parte de la historia. Pero, ¿a quién beneficia esta omisión, -con olor a censura-, y que provoca división ideológica y rencor histórico? A propósito de la proximidad de las festividades del bicentenario de la independencia y del centenario de la revolución en el 2010, luego entonces, ¿Qué vamos a festejar en el 2010 si no hay reconocimiento oficial a los hechos que motivaron la independencia?, ¿No nos independizamos de las crueldades de la Conquista y la Colonia?, ¿Qué acaso el festejo del bicentenario no debería ser, -entre otros-, la reconciliación histórica?, ¿Creen que porque hace mucho pasó la conquista y dominación, el pueblo no tiene memoria histórica?, porque entonces Hidalgo, Allende, Morelos, Guerrero y los demás insurgentes se equivocaron.

sábado, 22 de agosto de 2009

Incertidumbre

En el contexto de la crisis generalizada, múltiples voces se han manifestado en diferentes sentidos: El rector de la UNAM, José Narro Robles, llamó al gobierno federal y a los legisladores a que el “apretón” de cinturón se aplique de manera correcta; el jurista Jorge Carpizo dijo que la dependencia federal que debe desaparecer como efecto de la crisis, es la Secretaría de la Función Pública, porque “gasta mucho y no veo resultado alguno”, afirmó.

Una semana antes, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, advirtió que México enfrenta el “shock financiero” más grande de cuando menos los últimos 30 años.

El Arzobispado de México por conducto de su editorial en internet “El Congreso frente al shock financiero”, dice que “[…] Los tres Poderes de la Unión deben poner ejemplo de austeridad para todos los niveles de gobierno; no es posible que los sueldos de los políticos sigan siendo un escándalo y una bofetada frente a la sociedad empobrecida […]”.

Mientras tanto, Carlos Navarrete Ruiz, coordinador del PRD en el Senado, pidió que la Iglesia católica pague impuestos por servicios religiosos, lo que generó que el obispo de la Diócesis de Ciudad Victoria en Tamaulipas, Antonio González Sánchez, afirmara que los integrantes de la Iglesia católica, así como de cualquier religión, no tienen qué pagar impuestos por los servicios que ofrecen: “Yo tengo muy claro que la Iglesia católica […], no debe de pagar ningún tipo de impuestos, puesto que no lucramos”.

Según la Conferencia Nacional de Municipios de México, al menos 1,000 de los casi 2,500 municipios en el país, se encuentran en riesgo de quiebra, debido a que las participaciones federales se han desplomado un 15% en el primer semestre en comparación al mismo periodo de 2008.

En contraste, en junio pasado, la Auditoría Superior de la federación (ASF), detectó subejercicios en la revisión de la cuenta pública 2007, por 120 mil millones de pesos, (mdp), mientras que, recientemente, las reservas internacionales subieron en 989 millones de dólares. Dicen los que saben, que existen 2 mecanismos para mantener liquidez: reducir el gasto corriente y deuda.

Mientras que en 1821 la primera devaluación del peso la hizo Agustín de Iturbide, de .95 a .97, la paridad del peso contra el dólar, la primera deuda en México la contrajo el Presidente Guadalupe Victoria en 1824, por un monto de 16 mdp con Inglaterra. Iturbide era fusilado y se promulga la primera constitución. El presidente Anastasio Bustamante en 1831contrae un crédito de casi 8 mdp; en contraste, Vicente Guerrero era fusilado.

En 1837 el presidente José Justo Corro endeuda al país por casi 12 mdp. En 1858 el presidente Benito Juárez recibe el país con una deuda de casi 60 mdp. Ya se anunciaba la guerra de Reforma o de Tres Años, en cuyo periodo, no se presentó presupuesto de egresos ni cuenta pública.

En 1865 Maximiliano de Habsburgo contrae deuda 105 mdp y luego del triunfo de las armas mexicanas en la Intervención Francesa, en 1871 Juárez endeuda al país por 80.5 mdp y desconoce la deuda contraída por Maximiliano. El país estaba sin recursos.

El presidente Porfirio Díaz asciende al poder con una deuda de casi 143 mdp y deja la Presidencia con casi 300 mdp de deuda. En su periodo, se instituye la educación laica y gratuita; el Congreso aprueba la reelección indefinida; se crea el Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas; se elabora el 1er. censo nacional en el país: 12’632,427 habitantes en 1895; la campana de Dolores es trasladada a Palacio Nacional; se funda el Círculo Liberal; Francisco I. Madero publica el libro "La Sucesión Presidencial".

Los primeros 1,000 mdp de deuda fueron en el periodo de Álvaro Obregón, cuando en 1922 asciende a 1,485 mdp. Plutarco Elías Calles en 1925 reduce la deuda a 857 mdp. Años posteriores, volvía aumentarse la deuda pública hasta en 1,340 mdp.

Con Calles, nace Ferrocarriles Nacionales de México; se funda el Banco de México, entre otros eventos. El presidente Manuel Ávila Camacho reduce la deuda a 240 mdp, tendencia que duró desde 1944 a 1950.

Mientras, México ingresaba a la Segunda Guerra Mundial; se funda el IMSS y posteriormente, toma protesta el primer presidente civil: Miguel Alemán Valdés.

sábado, 15 de agosto de 2009

La bienvenida

Guadalajara, considerada la segunda ciudad de México por tamaño y población, en donde se mezclan el sabor del México más auténtico, con bellos edificios coloniales, y de la modernidad, con grandes avenidas y construcciones vanguardistas, fue la sede los trabajos de la Cumbre de Líderes de América del Norte, bajo el techo del Instituto Cultural Cabañas, un antiguo hospicio para niños desamparados del siglo XIX reconvertido en museo. 

Al final de esos trabajos, el presidente Felipe Calderón defendió la protección de los derechos humanos en su administración, precisando que "quienes señalen lo contrario, están obligados a probar un caso, un solo caso", lo que provocó un alud de declaraciones de organizaciones de defensa de los derechos humanos, cuestionando al Ejecutivo Federal. 

Aún cuando la justicia es ciega, en ocasiones es absurda e ilógica. Como el caso de la indígena otomí Jacinta Francisco Madrigal, acusada y procesada en Querétaro, de haber secuestrado a 6 agentes de la extinta Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en marzo de 2006 y sentenciada en diciembre pasado a una pena de 21 años de cárcel. Inconcebible, y que en su condición de mujer, los haya sometido y desarmado para después secuestrarlos.

De ser como lo presume el agente del Ministerio Público y el Juez, tanto la Procuraduría General de la República (PGR) como la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, deberían considerar el reclutamiento de indígenas en su personal operativo. Imagínese usted con un batallón de unas 250 indígenas, -mujeres y como Jacinta, por supuesto-, se acabarían los problemas de inseguridad en el país, y por ende, la violación de derechos humanos. 

Para el inicio de la guerra de independencia, Guadalajara, capital del Reino de la Nueva Galicia, era una ciudad de 35,000 habitantes.

La mayoría de sus casas eran todas de un sólo piso, con grandes salones, dos o tres patios y enormes corrales. Las damas y caballeros de sociedad, españoles y su descendencia, -por lo regular-, vivían en aislamiento y tratando con sus iguales; imitaban costumbres españolas pero eran muy ignorantes y altivos y gustaban de socorrer a los menesterosos.

Las mejores familias de Guadalajara, gustaban de reunirse por las noches en casa del Oidor de la Real Audiencia, el Dr. Velasco de la Vara (hoy en la esquina de las calles independencia y Santuario) o en las casas de los Canónigos Cerpa o Delgado (en la esquina de la calle Santuario y Morelos), para jugar la malilla y juegos de cartas con apuesta, mientras los jóvenes se entretenían en juegos de estrado, adivinanzas o haciendo reir con juegos de dicción, como el de las cuatro tablitas entambirandinguiraditas.

En toda la ciudad, había una sóla escuela pública de primeras letras, mientras en el Seminario y en la Universidad, se enseñaba latín de la Edad Media, Teología Escolástica y Cánones.

No había periódicos y sólo unos cuantos vecinos recibían la Gaceta o el Diario que se publicaba en México.

Había dos o tres bibliotecas particulares con 400 o 600 volúmenes, como las de Don Manuel Porres Baranda de Estrada y costaban tan caros los libros, que la ilustración al derecho Real de España valía entonces 100 pesos.

Resultado de esa ignorancia era el fanatismo que dominaba en todas las clases sociales: los ricos asistían a misa los domingos, rezaban diariamente el rosario y hacían ostentación de piedad, raras veces, sincera; celebraban frecuentes funciones religiosas, pagaban con puntualidad el diezmo y cuidaban mucho de exterioridades.

En contraste, los infelices indios no conocían la religión, sino la superstición, confundieron siempre el culto de las imagenes con la idolatría; para ellos, el sacerdote era un ser superior a cuyos caprichos estaban incondicionalmente sometidos; y el agente del Rey, era una autoridad infalible.

Disgregada la sociedad, los españoles ricos se apegaban a las instituciones coloniales que les garantizaban los monopolios, los privilegios y la más irritante supremacía; los criollos y los indios que se veían alejados de los puestos públicos, oprimidos y vejados, mantenían un odio latente contra aquellos que los dominaban y que se enriquecían a costa de su trabajo y sus legítimos derechos.

El 26 de noviembre de 1810, Guadalajara vio cómo entraban 7,000 caballos y 300 hombres con Miguel Hidalgo al frente, por la villa de San Pedro, -ahora en Tlaquepaque-, en compañía de Aldama, Abasolo, Balleza, Portugal y Navarro.

José Antonio Torres, -El Amo-, y su ejército de 20,000 hombres, llegaba procedente de Zacoalco de vencer a los realistas de Roque Abarca, y junto con José María Mercado, -cura de Ahualulco-, en compañía de sus 2,000 hombres, recibieron a Hidalgo.

Las campanas de la catedral y sus iglesias, repiqueteaban anunciando que su excelencia pisa ya las primeras calles de Guadalajara.

El cabildo eclesiástico manda una comisión a recibir a las puertas de catedral al generalísimo. Hidalgo se acerca a tomar el agua bendita de la mano del canónigo “aquí tienen ustedes al hereje”, le dice con una sonrisa de sarcasmo, con esa sonrisa que revela en las arrugas del rostro, las arrugas del alma. Se canta el Te Deum y el generalísimo y sus compañeros se retiran al palacio de la audiencia, -hoy de Gobierno-.

El pueblo no lo deja dar un paso, y penetra por la multitud, como una cuña, que va abriendo una masa. Hidalgo ha llegado. Los festejos tuvieron un costo de 1,000 pesos, mismos que después son obligados a devolver a la Real Hacienda. 

Para entonces, Allende desde Guanajuato había escrito algunas cartas a Hidalgo, en el que le mostraba su disgusto por marchar a Guadalajara: “…[…] Usted se ha desentendido de todo nuestro comprometimiento, y lo que es más que trata usted de declararme cándido, incluyendo en ello el más negro desprecio hacia mi amistad … Espero que a la mayor brevedad me ponga en marcha las tropas y cañones, o a la declaración verdadera de su corazón, en inteligencia de que si es como sospecho, es que usted trata sólo de su seguridad y burlarse hasta de mí, juro a usted por quien soy que me separaré de todo, más no de la justa venganza personal […]…” le expresaba Allende a “el cabrón del cura”, como lo llamaba. 

Además, en enero de 1811, y contrario al recibimiento a Hidalgo, el cabildo eclesiástico de Guadalajara manifestó al virrey Francisco Javier Venegas, su conducta durante el tiempo que mandó Hidalgo: “…Por consecuencia llegamos a la degradación y abatimiento en que nos pusieron las circunstancias; y no nos quedó libertad ni voz para otra cosa que para conducirnos como éstas lo exigían, a fin de precaver los mayores males públicos y privados, y los ultrajes a que nos exponíamos y exponíamos al pueblo, y tocando hasta el extremo de sellar nuestros labios con ocasión de la dureza y vilipendio con que fueron tratados este venerable señor deán y otros tres señores capitulares… Y son igualmente motivo el más poderoso y justo para que hoy, que tenemos la dulce complacencia de vernos protegidos por las armas de nuestro augusto, adorado y deseado soberano el señor don Fernando VII, a quien vuestra excelencia legítimamente representa, hagamos, como hermanos, alarde de presentarnos como sus más fieles vasallos y de elevar a la superioridad de vuestra excelencia los sentimientos que como a tales nos animan cordial e íntimamente…”. 

Juan Cruz Ruiz de Cabañas, obispo de Guadalajara en 1810 y fundador de la Casa de la Misericordia, -hoy Instituto Cabañas, sede de la Cumbre-, había formado un pequeño batallón denominado "la Cruzada" con individuos del clero secular y regular, quienes marchaban por las calles a caballo y sable en mano, precedidos de un estandarte blanco con una cruz roja y seguidos de numerosas turbas que gritaban: ¡viva la fe católica!, pero en los primeros enfrentamientos, se acobardaron y desertaron.

Años más tarde, -en 1821-, Cabañas entrona a Agustín de Iturbide como emperador y le coloca la corona en su cabeza. 

Al inicio de la guerra de Reforma, en febrero de 1858, el presidente Benito Juárez es recibido en Guadalajara.

Luego de alguna reunión de gabinete, Juárez propuso se dirigiese un manifiesto a la nación, diciéndole que nada importaba el revés sufrido en Guanajuato, y que el gobierno continuaba con más fe y con mayor brío combatiendo, hasta lograr la consumación de la Reforma.

Guillermo Prieto tomó sus útiles para dirigirse a la casa de su amigo Jesús López Portillo y redactar la instrucción presidencial.

No pudo salir. Al grito de algún soldado sublevado: ¡viva la religión!, Juárez es aprehendido junto con los miembros de su gabinete el 14 de marzo.

Irrumpieron en el Palacio de Gobierno -donde se les mantenía-, el Coronel Landa y veinticinco de sus soldados, quienes llevaban el firme propósito de fusilarlos a todos. 

Una voz tremenda, salida de una cara que desapareció como una visión, dijo a la puerta del salón: "...Vienen a fusilarnos….".

Los soldados entraron al salón arrollándolo todo; a su tren venía un joven moreno de ojos negros como relámpagos: era Peraza. Corría de uno a otro extremo, con pistola en mano, un joven de cabellos rubios: era Pantaleón Moret. Y formaba en aquella vanguardia don Filomeno Bravo, futuro gobernador de Colima. Aquella terrible columna, con sus armas cargadas hizo alto frente a la puerta del cuarto y sin más espera y sin saber quién daba las voces de mando, escucharon distintamente: "¡Al hombro! ¡Presenten! ; Preparen! ; Apunten!". 

Mientras tanto, afuera del templo de San Francisco, Santos Degollado, el general Díaz, de Oaxaca, Cruz Aedo, el doctor Antonio Molina y otras personas, se organizaban en una columna para recobrar Palacio de Gobierno y liberarlos.

Los combates se extendían desde Palacio de Gobierno hasta el templo de Santa María de Gracia, hoy la escuela de música. Los rostros feroces de los soldados, su ademán, la conmoción misma.

Prieto tomó a Juárez de la ropa, lo puso a su espalda, lo cubrió con su cuerpo, abrió sus brazos y ahogando la voz de "fuego" que tronaba en aquel instante, gritó: "…¡Levanten esas armas!, ¡levanten esas armas!, ¡los valientes no asesinan...!" y habló a los soldados.

Un viejo de barbas canas que tenía al frente, y con quien se encaró diciéndole: "…¿Quieren sangre? ¡bébanse la mía...!" alzó el fusil y los otros hicieron lo mismo. Entonces Prieto vitoreó a Jalisco. 

Los soldados lloraban, protestando que no los matarían y así se retiraron como por encanto. Bravo se cambia de bando. Juárez se abrazó de Prieto. Sus compañeros le rodeaban, llamándole su salvador y salvador de la Reforma. Su corazón estalló en una tempestad de lágrimas. Juárez se dirige en un manifiesto al pueblo de Jalisco, agradeciendo todas sus atenciones y apoyo durante su estancia. 

José María Iglesias acudió a catedral para cobrar una deuda por 90,000 pesos que debían al gobierno civil, -desde antes de la independencia-, para el sostenimiento del gobierno de Juárez, pero, -obviamente-, le fueron negados.

sábado, 8 de agosto de 2009

Política Exterior

En un intento por retomar la política exterior mexicana, el depuesto mandatario de izquierda Honduras, Manuel Zelaya, fue recibido como jefe de Estado, por su homólogo de la derecha mexicana, Felipe Calderón. 

Así mismo y para ratificarle el apoyo del Estado Mexicano, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión recibió al destituido gobernante junto con su comitiva, en la que se hallaban varios de los ministros de su gabinete, así como la Embajadora reconocida de su país. 

Luego de su recepción con honores de Primer Mandatario y en un acto llevado a cabo en el Teatro de la Ciudad, en compañía de líderes de los partidos PRD y PT, Zelaya dijo en referencia explícita a Andrés Manuel López Obrador: “A veces es mejor sentirse presidente, que serlo”, que desconcertó a propios y extraños. 

Agregó Zelaya, que dicha frase ya es una expresión folclórica de la política latinoamericana y fue creada en referencia a un candidato a la presidencia de Perú, Raúl Arias de la Torre, quien en seis ocasiones intentó ser Mandatario de ese país y nunca pudo lograr su ambición.

Así sucedió, aunque la política exterior no es el fuerte de la derecha mexicana. 

Un diputado federal me hizo una reflexión en el exterior del recinto, mientras Zelaya era recibido con honores, y que le comparto. Señalaba que en respeto a la Doctrina Estrada, es que no permanecía en el interior del recinto, en virtud a que desconocíamos las verdaderas razones por las cuales había sido depuesto de la Primera Magistratura de su país.

Tiene razón. Recordemos que la doctrina Estrada, fue implementada por Genaro Estrada, quien fue Secretario de Relaciones Exteriores en el sexenio del presidente Pascual Ortiz Rubio, quien mediante un comunicado del 27 de septiembre de 1930, instruyó a los representantes de México en el extranjero, que ante la existencia de gobiernos extranjeros y actividades emanadas de ellos, México no se mostraría partidario de emitir juicios al respecto, ya que esta práctica se considera denigrante, en el principio de que menoscaba la soberanía de tales Estados.

Además se establece que México tan sólo se limitará a mantener o retirar a sus agentes diplomáticos en otras naciones, así como aceptar o seguir aceptando, según se considere necesario, a representantes extranjeros. 

Luego del término de la independencia en 1821, existieron varios factores que no ayudaban a la situación interna del país.

Uno de ellos es la economía que se encontraba desgastada después de atravesar por una lucha tan larga. Las fuentes de producción estaban semidestruidas, el comercio estaba paralizado, había fuga de capitales y, además, la hacienda pública estaba en bancarrota.

Otro factor fue la sociedad que se encontraba claramente polarizada, la desigualdad social fue una constante durante el comienzo del México independiente.

Además, la población estaba mal distribuida en un vasto territorio. Otro factor es que el sistema político estaba en un proceso de organización y no parecía tener un rumbo fijo, el cual se encontraba directamente influenciado por las tendencias liberales y conservadoras de la época. 

En 1823, Estados Unidos reconoció de facto al Estado Mexicano, enviando un representante dos años después.

El reconocimiento de Inglaterra se llevó a cabo por medio de la firma del Tratado de Amistad y Comercio con México en 1825. Francia en 1831 llevó a cabo un reconocimiento de facto por medio de un acuerdo similar al que se firmó con Inglaterra. El Vaticano reconoció a México a finales de 1831.

Finalmente, y luego de que las Cortes españolas no aprobaron los Tratados de Córdoba entre Agustín de Iturbide y Juan O’Donoju, España reconoció la independencia el 3 de diciembre de 1836 y, el 28 de diciembre del mismo año se firmó un Tratado de Paz y Amistad. 

Antes, con la promulgación de la Constitución de Apatzingán en 1814 tuvo como objetivo que se respetara el derecho que México había adquirido como nación independiente a nivel internacional, estableciendo el precedente del actual principio de política exterior de la “no intervención”, según se desprende de la lectura de su artículo 9: “Ninguna nación tiene derecho para impedir a otra el uso libre de su soberanía. El título de conquista no puede legitimar los actos de la fuerza: el pueblo que lo intente debe ser obligado por las armas a respetar el derecho convencional de las naciones”. 

Una de las más graves situaciones que el Congreso tuvo en sus manos, fue la sesión del 15 de diciembre de 1861, cuando la II Legislatura le otorgó facultades extraordinarias al presidente Benito Juárez, para hacer frente a la intervención francesa.

Dijo su presidente, Vicente Rivapalacio: “...La historia enseña que todas las naciones, para llegar a la reforma y a la verdadera civilización, han tenido que pasar por pruebas terribles y por dolorosos sacrificios, y muchas veces los pueblos más poderosos debieron tocar el borde del abismo y, sin embargo, pudieron salvarse por la fe y la unión entre sus hijos…”. 

Cuando el 15 de mayo de 1867 las fuerzas imperialistas de Maximiliano de Habsburgo avanzan al encuentro de los Republicanos en Querétaro, en lugar de hacer fuego, irrumpen en vivas a la República. Entonces se presenta un comisionado de Maximiliano y se acuerda un alto al fuego.

Acto seguido, se presenta ante el Gral. Ramón Corona, Maximiliano con sus generales Castillo y Mejía, diciendo: "…General aquí tiene usted mi espada, ya no soy Emperador…".

El general Ramón Corona le dice: "…Es usted digno de conservar su espada como hombre valiente, pero Emperador nunca ha sido…". Corona, le ofrece garantías en tanto llega el general en jefe, Mariano Escobedo.

Mientras le esperan, al aire libre y bajo un intenso frío, el Gral. Corona comenta a Maximiliano: "…Está usted temblando, Maximiliano…”, quien responde: "…Sí, pero no de lo que usted cree, General…”. 

En México, Juárez publicó el 15 de julio de 1867, un manifiesto de 2 cuartillas, que en su parte medular señalaba: “…Que el pueblo y gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz…”. 

La prensa en Europa elogiaba al primer presidente indio de México que derrotó al invencible ejército francés. 

En Italia, tal fue la admiración que Alessandro Mussolini profesaba por el presidente mexicano Juárez, que bautizó a su primogénito con el nombre de Benito, a quien el mundo conoció como El Duce, en la Segunda Guerra Mundial.

sábado, 1 de agosto de 2009

Nombre de Calle

 
Crestomatía: "Secretos de Nuestra Historia", CONACULTA, 2008

Cuando en teoría, la delincuencia se previene con educación, la más acreditable prueba de que el proyecto educativo nacional no es el adecuado, lo constituye que egresen niños poco preparados para el futuro laboral.
 
Dice Pablo Hiriart en su columna, que para el examen de oposición que con bombo y platillo convocaron la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato de Maestros (SNTE), ya hay ganadores sin necesidad de concursar: se trata de la venta de plazas, por una cantidad que oscila entre los 40 mil y los 600 mil pesos, dependiendo del grado, materia y entidad federativa en que se desee trabajar de profesor.

A principios de 2007, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que dirige el mexicano José Ángel Gurría, calificó al SNTE, como “lastre” para la economía mexicana.

En julio del 2008, el Banco Mundial publicó su informeMéxico, nota sobre los determinantes de la política en materia de aprendizaje”, en donde señala que el 52 % de la población adulta, carece de aptitudes y conocimientos básicos para hacer de nuestro país una economía competitiva.

Por último, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), señala en un informe que el sindicato de Elba Esther Gordillo, es "el paradigma de la corrupción educativa a nivel mundial".

Además de lo anterior y como es de su conocimiento, la omisión de la materia de historia en los libros de texto de secundaria, contribuyen a formar ciudadanos sin valores cívicos. Si bien es cierto que el avance de la informática es indiscutible, no es suficiente para educar; se necesita voluntad política para llegar a la verdad, en cualquiera de las ciencias conocidas por el hombre.

Le comento lo anterior por esto de las redes sociales en internet, como Facebook, en donde la Comisión Organizadora de la Conmemoración del Bicentenario del Inicio de la Independencia Nacional y del Centenario del Inicio de la Revolución Mexicana, que depende del Poder Ejecutivo Federal, abrió páginas de los personajes de la historia de México, en donde sus protagonistas, -en primera persona-, le cuentan su historia, sus hechos y su tiempo, interactuando con los participantes.

En esas redes sociales, algún participante preguntó a "Miguel Hidalgo" su paternidad, a lo que el Cura le contestó, que los rumores que han corrido son esos. Señala que algunos autores han escrito los nombres de sus hijos: Agustina y Lino Mariano. En cambio, -continua-, José Manuel Villalpando, en una de las obras más actuales que hay, sostiene que no tuvo hijos. Y terminó diciendo, que la verdad quedaba guardada con el Cura.

Sobre Miguel Hidalgo y Costilla, se sabe que era aficionado a las obras de teatro de Moliere y Racine, a los escritos de Voltaire, Diderot y Rousseau, leía y escribía italiano y latín y hablaba otomí, náhuatl y tarasco; tenía el sobrenombre de “El Zorro” por su astucia para contestar en las tertulias que se organizaban en casa de La Corregidora; se deleitaba con una taza de chocolate y un buen puro; vaya, tenía una vida propia con virtudes y defectos, aciertos y errores, actividades y pasatiempos, como cualquier otra persona lo tenemos.

Además, investigaciones de historiadores, citas de particulares, documentos oficiales y su propia familia, señalan que Hidalgo tuvo 3 mujeres con las que procreó 5 hijos en total y cuenta aún con descendencia. Paco Ignacio Taibo II en su libro "El Cura Hidalgo y sus amigos", señala que en enero de 1793, Hidalgo conoce a Josefa Quintana, de quien se expresa como una mujer de "dulce mover de ojos" y con quien procrea 2 hijos. El árbol genealógico de la familia Hidalgo y Costilla, que aparece en el blog de su familia, -con antecedentes desde el siglo XVI-, señala que la primera mujer de Miguel Hidalgo y Costilla, fue la jóven Manuela Ramos Pichardo, con quien tuvo 2 hijos: Agustina y Lino Mariano y que coincide con la postura de la página del personaje de Hidalgo; luego, el árbol genealógico coincide con Paco Ignacio Taibo II, en citar a Josefa Quintana Castañón, con quien procrea 2 hijas: María Josefa y Micaela; y la tercera mujer de Hidalgo, señalada en su genealogía, Bibiana Lucero, con quien procrea un hijo varón de nombre Joaquín.

Por cuanto a su condición humana, Enrique Krauze en su libro "Siglo de Caudillos", dice por ejemplo, sobre la existencia del infierno, que Hidalgo comentaba a Manuelita, -probablemente su primera mujer-, " .. No creas eso, Manuelita ..."; Hidalgo se burlaba de Santa Teresa, señalándola como "... una ilusa, porque como se azotaba, ayunaba mucho y no dormía, veía visiones ...". Señala también, que Hidalgo criaba abejas, curtía pieles, fabricaba loza, cultivaba viñedos y criaba gusanos de seda. El mismo texto dice, que el futuro ideólogo del partido conservador, Lucas Alamán, era un jóven de 18 años y que junto con su madre, eran protegidos de Hidalgo, cuando la toma de la Alhóndiga de Granaditas de la que fue testigo: "... españoles arrojando dineros desde la alhóndiga para saciar la codicia de los indios; indios husmeando los cadáveres españoles para buscar la cola, marca infamante del judío; mujeres despavoridas que huían a las casas vecinas trepando por las azoteas: de los saqueos que se hacían, se llevaban las puertas, mesas, sillas y hasta las vigas sobre sus hombros ...".

Antes de llegar a Guadalajara, Hidalgo había consentido que se le nombrase "Alteza Serenísima", haciéndose tratar como tal: prodigaba empleos, vivía rodeado de guardias y andaba del brazo de una hermosa mujer, por lo que se refuerza la tésis que las mujeres eran del gusto de Hidalgo. Además, señala que Allende se refería a Miguel Hidalgo, como "el cabron del cura".

Por cuanto a su gran obra: Ser el iniciador de la guerra de independencia, Krauze dice que el movimiento tenía un carácter de guerra santa: Lucas Alamán, en su historia de México escrita 40 años después, afirmaba que las tropas de Hidalgo, habían fijado en palos, carrizos y sus sombreros, la imágen de la Virgen de Guadalupe. Entre la tropa se oía: "... el cura es un santo ... la Vírgen le habla varias veces al día ...". Probablemente de aqui salga el refrán popular: "...Te haces que la Vírgen te habla ...".

En contraste, los realistas encomendados a la española Vírgen de Los Remedios, y bendecidos para la campaña por los mismos sacerdotes del alto clero de la Nueva España que, armados de sable y pistola, y con el crucifijo en la mano, -como los obispos en tiempos de las cruzadas-, hacían circular innumerables panfletos en contra del "cura hereje", "monstruo frenético y delirante", "abominable", "impío", "enemigo de Dios", a quien su propio amigo, el obispo Manuel Abad y Queipo, había decidido excomulgar: "... Que sea condenado (Miguel Hidalgo) donde quiera que esté, en la casa o en el campo: en los caminos o en las veredas; en las selvas o en el agua, o aún en la iglesia. Que sea maldito en el vivir y en el morir; en el comer y el beber; en el ayuno o en la sed; en el dormitar o en el dormir; en la vigilia o andando; estando de pie o sentado; acostado o andando; mingiendo o cancando y en todas las sangrías. Que sea maldito interior y exteriormente. Que sea maldito en su pelo. Que sea maldito en su cerebro. Que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos; y en sus cejas y en sus mejillas; en sus quijadas y en sus narices; en sus dientes anteriores y en sus molares; en sus labios y en su garganta; en sus hombros y en sus muñecas; en sus brazos, en sus manos y en sus dedos. Que sea condenado en su pecho, en su corazón, y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en sus venas, en sus músculos, en sus caderas, en sus piernas, pies y uñas de los pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo. Que desde la parte superior de su cabeza hasta la planta de sus pies, no haya nada bueno en él. Que el Hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga, y que el cielo con todos los poderes que hay en él se subleven contra él, lo maldigan y lo condenen. ... ".

Recordemos que el proceso degradatorio se llevó a cabo el 29 de julio de 1811 en una de las salas del Hospital Real de Chihuahua, en el que lo hicieron abjurar, lo vistieron con sus ornamentos, lo despojaron de ellos y lo maldijeron; le rasparon la piel de la cabeza, que había sido consagrada, como cristiano y sacerdote, con el santo crisma; le arrancaron la yema de los pulgares e índices de las manos que habían sido consagradas el día de la ordenación. Después lo entregaron al gobierno español para que lo fusilaran, sin ninguna de las prerrogativas y beneficios eclesiásticos, en que antes se amparaba cualquier reo. En la actualidad, el clero mexicano no reconoce la excomunión.

Por cuanto a citas de particulares referentes a Hidalgo sobresale las "Memorias del último de los primeros soldados de la Independencia", escritas en 1874 por Pedro José Sotelo, un habitante de Dolores en Guanajuato, quien a los 12 años de edad, fue encargado por su madre al cuidado de Hidalgo. Su relato biográfico hace énfasis en los 7 años que convivio con Hidalgo: La conducta del cura los años previos a 1810, las batallas de la Alhóndiga de Granaditas, el cerro de las cruces y el itinerario de los insurgentes durante la primera etapa del levantamiento.

El Diario de los Debates de la Cámara de Diputados, consigna en su sesión del 3 de noviembre de 1953, la aprobación en el Congreso, de una pensión de 15 pesos diarios a Agripina Hidalgo, como descendiente del Padre de la Patria, quien ese entones llevaba 142 años de haber sido fusilado. Cabe hacer mención, que para que el Congreso de la Unión aprobara una pensión con cargo al erario público, las Comisiones dictaminadoras en Cámara de Diputados y de Senadores, revisaron, analizaron e investigaron, los elementos de prueba que presentó Agripina.

A "Hidalgo", se le presentó el blog de su familia y consultándole su opinión, pero “El Padre de la Patria” insistió en su respuesta: la verdad quedaba guardaba con él y que cada historiador indague sobre su vida lo que quiera.


El tema es, que por el contenido editorial en la respuesta a la pregunta expresa de la paternidad de Hidalgo, -tratando de desviar o de negar su paternidad-, cabe la presunción e inferencia, que el posicionamiento oficial del Poder Ejecutivo Federal, es que Miguel Hidalgo y Costilla, no tuvo hijos, aunque se demuestre lo contrario. 

Y como de los señalamientos de los organismos internacionales citados, se infiere que la educación pública es cuestionable, es que esta pluma escribe para reafirmarle sus conocimientos sobre la vida y sucesos de la historia de nuestro país, las traiciones y orgullos de sus héroes, las dichas y desilusiones del pueblo, luz y sombra de la República y de los Imperios, que le transmito a usted, como a mi pequeño hijo de 6 años, para que conozca una aproximación a la verdad histórica, por más dolorosa que sea y sus personajes, -como Miguel Hidalgo-, y no sólo lo conozca porque tiene nombre de calle. 

Pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”. autor desconocido.