El Presidente de la República Enrique Peña Nieto se reunió
hace unos días con el gabinete de seguridad, seguramente para delinear algunas
estrategias en el inicio de su sexenio.
En Palacio Nacional se dieron cita los titulares de las
Secretarías de Gobernación, Defensa Nacional, Marina - Armada de México, así
como el Subsecretario de Planeación y Protección Institucional de la Secretaría
de Gobernación, Manuel Mondragón y Kalb.
Este es el gabinete de seguridad, porque al de Seguridad
Nacional concurren por ley además, el de Hacienda, Relaciones Exteriores,
Comunicaciones y Transportes, el Procurador General de la República y el
director del CISEN y cuya denominación oficial es Consejo de Seguridad
Nacional.
El Consejo citado es una instancia deliberativa cuya
finalidad es establecer y articular la política en la materia y entre los
asuntos que debe conocer, se encuentra el Programa para la Seguridad Nacional y
la definición anual de la Agenda Nacional de Riesgos.
El Programa señala la política pública de la administración
en la materia, y la Agenda precisa las amenazas y los riesgos a la seguridad
nacional mexicana.
Así las cosas, estos instrumentos tienen como sustento la
Constitución Política los Estados Unidos Mexicanos y del Plan Nacional de
Desarrollo; el primero define los objetivos nacionales permanentes y el
segundo, los coyunturales.
De lo anterior se desprende su importancia, porque define las
líneas para conservar la seguridad, mediante sus herramientas, como la
inteligencia o la recolección de información.
Desde la concepción de independencia, los actores políticos de
México vieron los ideales de libertad, así como una serie de derechos, el
inicio de la seguridad nacional mexicana. El objetivo de la guerra de
independencia, en el que una vez consumada, la creación de normas y derechos
para el país así como para los ciudadanos, fueron la constante en la formación
del constitucionalismo mexicano, en cuya esencia se hayan íntimamente los
objetivos nacionales con carácter permanente.
Seguramente el primer intento de la insurgencia en 1810 por
establecer objetivos, (que a la postre serían nacionales), lo constituye el
decreto de abolición de la esclavitud, dado en Guadalajara el 6 de diciembre de
1810 por el Padre Hidalgo.
Es posible que la influencia ideológica que generaría en
Hidalgo la semilla independentista, y con ello, el inicio de la postulación de
los objetivos nacionales, lo haya constituido la pertenencia a la institución masónica,
de la que se presume su filiación: “Rito
Nacional Mexicano. A los ilustres caudillos de nuestra independencia nacional D.
Miguel Hidalgo y Costilla y D. Ignacio Allende. Iniciados masónicamente en esta
casa en el año de 1806”. Texto de una placa visible hasta 1920, según
las fuentes.
Esta hipótesis de la filiación masónica de Hidalgo, surge a
partir de que junto con el Conde de Revillagigedo, - Francisco Güemes
Horcasitas (Virrey de la Nueva España de
1746 a 1755), arribó un oficial de la
invencible Armada Española, que fue alojado en casa de Miguel Hidalgo y
Costilla, del que se presume fue el que invitó a Hidalgo a ser iniciado en los
misterios del antiguo templo del Rey Salomón: la francmasonería, que influyó en
el movimiento de independencia.
Prueba de esta autoridad es que el historiador e ideólogo conservador
Lucas Alamán, expresa sobre la influencia de la francmasonería en la guerra de
indepencia, que “No puede dudarse que
para acelerar esta medida, contribuyó mucho el conocimiento que el virey (sic)
tenia (sic) del influjo que la masonería comenzaba á (sic) ejercer desde
entonces (sic)… esta sociedad contaba con pocos individuos que vivían aislados
y ocultos por temor a la Inquisición, habiendo sido el primero en reunirlos y
darles forma de cuerpo el oidor de Méjico (sic) D. Felipe Martinez (sic) de
Aragon (sic). Los principales eran el director de minería…suegro de Martinez
(sic), que era el decano, habiendo sido recibido en Alemania…; dos religiosos
franciscanos,… todos españoles, pues los mejicanos (sic) no empezaron á (sic)
entrar hasta algun (sic) tiempo después (sic) [...]”.
Es posible que la vida masónica de Hidalgo y Allende, sólo haya sido al grado de aprendiz, ya que en el cadalso no hay indicios de haber realizado el signo del socorro para ser salvado por alguno de sus hermanos.