Citas memorables de la historia de México

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jueves, 30 de junio de 2011

Lo mejor del sexenio

Con el propósito de escuchar los reclamos de los deudos de algunas de las víctimas del estado de inseguridad, el presidente Felipe Calderón se reunión en el alcázar del Castillo de Chapultepec, con un grupo de personas del Movimiento por la Paz, encabezadas por Javier Sicilia.

Cada parte del conflicto generado, tuvo la oportunidad de hacer uso de la palabra para exponer sus razones, en un intento por detener la estrategia en contra de la mal llamada guerra, implementada por esta administración.

El titular del Ejecutivo Federal estaba flanqueado por su esposa, la señora Margarita Zavala, y por el Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora; además estuvo acompañado de los integrantes civiles del gabinete de seguridad nacional, excepto los titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y de la Secretaría de Marina (SEMAR).

Sobre este encuentro hubo quien calificó el encuentro, como lo mejor que ha hecho el presidente, pero como un error, haberse lanzado a la estrategia, con instituciones penetradas por la corrupción.

Pero mire usted, lo que pudo haberse convertido también, en uno de los mejores actos del sexenio, -como fue el traslado de los restos de los héroes entre incógnitas, a finales de mayo del año pasado-, en estos días fueron devueltos los huesos de quién sabe quién, de su exposición en Palacio Nacional a la Columna de la Independencia, sin que hubiera una explicación oficial de por medio.

En esa ocasión, se dijo que les serían realizados estudios de antropología forense para determinar sexo, talla y número de personas a las que pertenecen los huesos, así como las causas de la muerte; mientras que también se afirma que les serán practicados estudios de ácido desoxirribonucleico (ADN), para conocer su verdadera identidad.

Además y cuando la ceremonia fue de discursos oficiales, ninguna autoridad se dignó acompañar en su trayecto los restos óseos, -ni siquiera el presidente del Congreso, -Francisco Ramírez Acuña, en ese entonces- cuando históricamente hasta 1925 los presidentes del Congreso custodiaban la llave que conservaban los restos, y le correspondía, -por tratarse de un acto de Estado-, quizás junto al Presidente de la República y familiares de los héroes, todavía existentes, aunque la Comisión Nacional del Bicentenario no reconozca la descendencia de Miguel Hidalgo.

En contraste, quien merecía un digno funeral de Estado, con todo y salvas de cañón, fue Juan Camilo Mouriño, finado secretario de Gobernación y descendiente de españoles, cuyas exequias fúnebres fueron incluso mejores, que quienes nos dieron patria y libertad.

Esta administración tuvo la oportunidad histórica de reconocer la probable ilegitimidad de las osamentas depositadas en el Santo Sanctorum de la patria. Le pongo un ejemplo: el Congreso en 1823 decretó la honra de las cenizas de los héroes, algunos cuya pena fue la muerte -con fusilamiento por la espalda-, como traidores al Rey y con la mutilación de su cabeza para ser exhibida en jaulas de hierro en alguna plaza principal.

Se instruyó a los Ayuntamiento del país, a buscar y trasladar los restos mortuorios. El Ayuntamiento de México señaló que los cuerpos de la mayoría de los fusilados, habían ido a parar a fosas comunes. Fue difícil encontrarlos y el Cabildo no estuvo dispuesto a inventar unos huesos, situación en la que se encontraron la mayoría de los restos de muchos de los soldados de la independencia.

Los restos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron trasladados de Chihuahua. Sus cráneos, exhumados de la iglesia de San Sebastián en Guanajuato, donde fueron sepultados, luego de ser expuestos en las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas por 10 años para el escarnio público. En su traslado por el país, indios y criollos salían a la calle a mirar el cortejo que trasladaba los restos de sus héroes. Algunos rezaban, otros cantaban, unos más bailaban.

El 17 de septiembre de 1823, los cronistas de la época señalan que nunca antes se había celebrado un funeral tan magnífico y solemne en la ciudad de México, siendo depositados en Catedral.

Con el tiempo, en 1921, Álvaro Obregón, con todo y banda presidencial, entró a Catedral a un homenaje en el Centenario de la Consumación de la Independencia en 1921.

Cuatro años después, -en 1925-, se tomó la determinación de trasladar los restos a un templo laico: la Columna de la Independencia. Obregón encabezó el cortejo fúnebre en compañía de su gabinete. En el momento solemne de retirar los restos, estaban algunas reliquias vivientes, además de algunos parientes de los insurgentes, a quienes nadie les cuestionó su calidad de descendientes. Así, unos presuntos nietos de Guadalupe Victoria se apersonaron para sacar, ellos mismos, a su abuelo, y un sobrino de Mariano Matamoros llegó a hacer su parte con su ilustre pariente, además, el pueblo.

Y como en 1823 y 1925, fiel como siempre en 2010, estuvo la ciudadanía. El pueblo, que volcó muestras de cariño y afecto a sus héroes, acompañándolos por todo el trayecto, arrojando claveles, aclamando vítores y rodeando los vehículos Hummer del ejército que los llevaba , y sin duda, no necesitó de autoridad alguna para honrarlos.

jueves, 23 de junio de 2011

Probable que regrese

En una espontanea y temeraria declaración para su partido, el expresidente Vicente Fox Quesada dejó entrever la posibilidad de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), ocupe de nueva cuenta la Residencia Oficial de Los Pinos.

De inmediato, diputados y senadores del Partido Acción Nacional (PAN), descalificaron las expresiones vertidas por el exMandatario, quien también dijo que pese a todo, el PRI ganará las elecciones en el Estado de México, lamentando a la vez que el PAN no pueda dar una verdadera pelea en las urnas.

Le piden callar a Fox, cuando en su momento oportuno, no lo hicieron y aún más, con su silencio permitieron y toleraron una serie de abusos y prácticas que se creían del pasado, como los señalamientos de enriquecimiento a los hijos putativos del expresidente, los hermanos Bribiesca Sahagún.

Pero mientras Ernesto Cordero, Secretario de Hacienda y presunto candidato del Presidente Felipe Calderón se deja ver por todo el país, el resto de los precandidatos hace su mejor esfuerzo por posicionarse al interior de su partido, rumbo a la Convención del PAN que nombre candidato.

Pero mire usted, además de lo anterior, una banda con los tres colores nacionales simulando la banda presidencial, es el nuevo souvenir que obsequian el ex Presidente, y su esposa Marta Sahagún, a quienes visitaron su restaurante, "Las Delicias de San Cristóbal", el pasado domingo, día del padre.

Destacó la señora de Fox, el recuerdo se entrega en agradecimiento a los comensales que con su consumo contribuyen al sostenimiento del Centro Fox, radicado en esa localidad de Guanajuato.

Sobre la banda presidencial y como usted sabe, fue instituida por Antonio López de Santa Anna el 16 de octubre de 1843, y claro, todos los mandatarios hicieron uso del emblema, antecedente del antiguo Penacho de Moctezuma.

Mire usted, en el periodo como Presidente del Gral. Porfirio Díaz se presentaron algunas anécdotas curiosas. En una ocasión, cuando se dirigía a vacacionar a la rivera de la laguna de Chapala en Jalisco, a su paso por Tlaquepaque, su ayudantía le acercó a Pantaleón Panduro, alfarero de renombre de la época, quien le elaboró un busto en barro y se lo entregó en propia mano al mandatario; a lo que el presidente elogió la perfección de aquella pieza y la maestría del artesano, invitándolo a que mejor se la entregara en la Ciudad de México.

Como agradecimiento, el Presidente le ofreció enviarlo a Europa para perfeccionar su técnica en alfarería, negándose el artista a aceptar el ofrecimiento y, ante la insistencia del militar liberal quien le ofreció lo que quisiera, Pantaleón Panduro no dudo en pedirle un pequeño favor: que lo hiciera Presidente de la Republica. Don Porfirio Díaz, hombre de palabra, se quitó la banda presidencial para imponerla en el pecho del alfarero por toda una hora, quien desde luego no ejerció acto de autoridad alguno, pero para la historia portó la banda presidencial.

Hubo una persona que llamó la atención de Don Porfirio y no precisamente por portar la banda presidencial: un músico de nombre Justo Villa, que dirigiendo un cuarteto de Cocula en Jalisco, integrado por 2 violines, 1 vihuela y 1 guitarrón, interpretaron algunas piezas musicales en el cumpleaños en 1905 del mandatario, y quien a pregunta expresa, sus ayudantes le comentaron que  “se llama mariachi, presidente […]”. Ahora la música de ese civil está en boca de todo mundo.

Seguramente la anécdota más emocionante del viejo General Republicano, héroe de la batalla de Puebla, defensor y restaurador de la República, -para algunos héroe y para otros villano-, fue en el momento en que con profunda emoción y siendo Presidente de la República durante los festejos del Centenario de la Independencia, recibió de España en 1910, el uniforme con que José María Morelos había sido capturado: “Yo no pensé que mi buena fortuna me reservara este día memorable, en que mis manos de viejo soldado son ungidas con el contacto del uniforme que cubrió el pecho de un valiente, que sintió palpitar el corazón de un héroe y prestó íntimo abrigo a un altísimo espíritu, que peleó contra los españoles, no porque fuesen españoles, sino porque eran los opositores de sus ideales”.

jueves, 16 de junio de 2011

Entre la ley y la justicia

Ante más de 4 mil jóvenes graduados de la Universidad de Stanford, el presidente Felipe Calderón les compartió su historia y su visión de justicia, en una especie de relatoría personal que fue combinada con el pasado del país.

Les dijo que cuando él tenía su edad, “México todavía contaba con un régimen autocrático, todos los gobernadores estatales y todos los senadores eran del mismo partido, durante muchas décadas ese solo partido controlaba todo […]”, afirmó que “El PRI masacró estudiantes y desapareció opositores […]”.

Mientras eso sucedía, en una paradoja de las cosas, una avioneta sobrevolaba el estadio de futbol donde se presentaba Calderón. Portaba una manta con algunas palabras en inglés, que traducidas al español, decían: “No más sangre / 40,000 muertos / ¿cuántos muertos más?”.

Mientras tanto, en un acto en Guanajuato, el precandidato Ernesto Cordero Arroyo, también Secretario de Hacienda y Crédito Público, dijo en una visión muy propia de su justicia, que “necesito que me quieran y me vean como el candidato rumbo a la elección de 2012”. Agregó que “Yo no tengo duda de que voy a ser Presidente de México, pero necesito que me acompañen, necesito que me apoyen, necesito que me quieran, necesito que me impulsen, necesito que me vean como candidato del PAN para ganar la Presidencia en el año 2012”.

Pero mire usted, quizás la joya de la corona en la semana se la llevó, la liberación de Jorge Hank Rhon, y que por falta de elementos para procesarle por el delito de acopio de armas y posesión de cartuchos, así lo informó el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), lo que por supuesto significa un revés a la Procuraduría General de la República (PGR).

Ni el presidente Calderón, ni el Secretario Cordero, ni Jorge Hank han argumentado el principio de que “A los amigos justicia y gracia y a los enemigos la ley a secas”, que se presume aportación intelectual de Benito Juárez, en el que académicos como Miguel Carbonell Sánchez y Carlos Elizondo Mayer Serra, afirman que es autoría de Porfirio Díaz Mori.

Seguramente entre la ley y la justicia se encontraba una causa civil a principios del siglo XIX en la Nueva España, en la que la Real Audiencia llevaba 200 años en un litigio sobre la posesión del Popocatepetl y del Izztacihuatl. Increible.

Ambos, Díaz y Juárez, fueron diputados; gobernaron su natal Oaxaca y además, su país. Ambos originarios de una Oaxaca del siglo XIX, entonces santuario indígena de México.

Una entidad blanca y española, notablemente culta gracias a la evangelización dominica, rodeada por un contrastante mosaico indígena, en el que cohabitan unas veinte lenguas diversas.

Orgullosos los oaxaqueños de su himno: “Dios nunca muere”. Orgullosos de su gastronomía y de su Guelaguetza. Díaz, hijo de un criollo español y de madre mixteca; Juárez, de una raza, -la zapoteca-, con temple suave, orgullosa, reconcentrada, fueron los políticos y comerciantes del mundo prehispánico, y cuyas culturas conviven entre la música de banda de metales y las danzas, aún vigente.

Académicamente, ambos fueron al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca y se titularon como abogados.

Juárez optó por la carrera judicial y al ejercicio de su profesión, mientras que Díaz abrazó la carrera de las armas en el ejército y combatió en las guerras de reforma y segunda de intervención.

Pero coincidieron en política. Mientras Juárez consolidó la República, Díaz la impulsó económicamente. Juárez gobernó 11 años interrumpidos por 2 guerras, Díaz gobernó 30 años. El Benemérito además, fue presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Ministro de Estado.

En relación a la legalidad, sinónimo del dicho de la justicia que se le adjudica, señaló a sus hijos que “…Nada con la fuerza: todo con el derecho y la razón: se conseguirá la práctica de este principio con solo respetar el derecho ajeno…”.

Con Juárez difícilmente hubo República, -entendida como separación de poderes-, dada la movilidad que tenía por el país.

Además, por la emergencia de las guerras, tampoco hubo Federación (autonomía, económica y política, de los estados frente al poder central), y las leyes reformistas no fueron anticlericales, tal y como lo confiesan sus promotores, sino una más, entre otras, de las medidas que se adoptaron para quitar al enemigo una de sus fuentes de financiamiento.

Se destaca el legalismo de Juárez, pero se dice que no siempre se apegó estrictamente a la ley, cuando esto no le favorecía políticamente.

En plena Guerra de Reforma, cuando en febrero de 1861 se convocó a elecciones de presidente de la República, las actas no llegaron a tiempo al Congreso, -que se erigió en Colegio Electoral-, por lo que se abstuvo de dar los resultados en la sesión del 23 de mayo de 1861.

De acuerdo con la Constitución de 1857, en virtud de que ninguno de los contendientes obtuvo el 50% más uno de los votos de los electores, el Congreso debía decidir sobre la elección de los candidatos, pero, dominado por los juaristas, el Congreso decidió otorgarle el triunfo a Juárez por 61 votos contra 55.

Se calcula que entonces el padrón electoral ascendía a 15,000 los electores, lo que implicaba que el ganador debió de haber obtenido más de 7,500 votos. Pero de 9,636 votos emitidos, Juárez solamente obtuvo 5,289, Lerdo 1,989 y González Ortega 1,846.

En 1867, luego del triunfo en la Segunda Intervención Francesa, el Congreso convoca a elecciones y al no resultar electo ninguno de los candidatos por la mayoría del 50% más uno de los electores, el Congreso elige a Juárez para un nuevo período.

Lo mismo ocurrió en el año de 1871, en que Juárez obtuvo 5,837 votos, Porfirio Díaz 3,555 y Lerdo 2,874, en que los juaristas colocaron a 105 diputados que le dieron el triunfo a Juárez, quién fue declarado el 12 de octubre Presidente legalmente electo.

Las caricaturas de la época lo dibujaban como hechicero, haciendo pócimas electorales. Un crítico suyo, -el general jalisciense Ireneo Paz, abuelo de Octavio Paz-, le dedicó las siguientes palabras: "¿Por qué si acaso fuiste tan patriota, estás comprando votos de a peseta? ¿Para qué admites esa inmunda treta de dar dinero al que en tu nombre vota? [...]". 

Después, Porfirio Díaz se rebeló en contra las reelecciones de Juárez con el Plan de la Noria el 13 noviembre de 1871. Díaz ejerció una Presidencia con un poder de más controles que Juárez, al tener el dominio político del país a través de los grupos y reprimir cualquier manifestación ideológica.

Aún así, no se encuentra suficiente evidencia sobre la autoría intelectual del dicho en comento, concediéndole el beneficio de la duda, a quienes aseguran que es de Porfirio Díaz.

miércoles, 8 de junio de 2011

Coinciden acciones

En un intento por impulsarla la candidatura del candidato Luis Felipe Bravo Mena, la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN), ha relanzado la campaña para la gubernatura del Estado de México, en el que las encuestas colocan a Bravo Mena en el tercer lugar, luego del candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Alejandro Encinas y del puntero Eruviel Ávila, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Pero además, la semana pasada se sumó a la campaña de Eruviel Ávila (PRI), el senador René Arce Islas (PRD), de quien un informe confidencial de inteligencia militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) revela que Arce Islas, ex delegado de Iztapalapa en la administración 2000-2003, en realidad se llama Oscar Nahúm Círigo Vázquez y está al mando del Ejército Popular Revolucionario (EPR), lo que presupone el afianzamiento con parte de la izquierda, a favor del candidato del PRI, en el Estado de México.

Todo parece indicar que en un intento desesperado por desprestigiar y politizar la justicia, pero sobre todo, la elección en el Estado de México, el fin de semana pasado el Ejército Mexicano arrestó en Tijuana, B.C. al empresario Jorge Hank Rhon, presuntamente por una denuncia anónima que lo señalaba por poseer armas largas en su domicilio.

De inmediato, el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, salió a la luz pública para desmentir que se trataba de una detención con tintes políticos, toda vez del anonimato de la fuente denunciante.

Sin presumir la inocencia o culpabilidad de Hank Rhon, pero es como si una denuncia anónima fuera motivo suficiente para detener a una persona, porque luego entonces y de ser así, la Procuraduría General de la República (PGR) o las fuerzas de seguridad, se dejan engañar por cualquier llamada telefónica y sin una investigación.

Luego entonces, la acusación significa que todo aquel que haga uso de algún servicio de escoltas -como empresarios-, podrían estar expuestos a ser señalados y/o acusados de algo similar.

El tema en todo caso, es que cualquier persona que levante la bocina y denuncie a una tercera persona, sin más prueba que un “se me hace”, “me platicaron”, “dicen” y sin una prueba sólida, en el que se ha demostrado el uso político de esta mala práctica - de procuración de justicia- ha resultado muy redituable, en una proximidad al desarrollo de la jornada electoral, y claro, el uso político de fuerzas ajenas a las de la procuración de justicias, por parte de quien decide que las fuerzas armadas sean el ejecutor de estas acciones, con un desgaste innecesario.

Hay de acciones a acciones, pero unas enaltecen y ennoblecen a quien las enarbola. Un ejemplo para la posteridad: Recién comenzada la guerra de independencia en 1810, un joven se unió a las filas insurgentes: Antonio Portillo, quien se desempeñó como uno de los ayudantes de Miguel Hidalgo, combatiendo y peleando por la causa insurgente, hasta el fusilamiento de Hidalgo, regresando a Guanajuato, su tierra natal y teniendo que ocultarse para no ser identificado por las fuerzas realistas.

Antonio convivió con los primeros soldados de la independencia: Pedro José Sotelo, Francisco Barreto, Juan de Anaya, Ignacio Sotelo, Isidro Cerna, José María Perales, Atilano Guerra, Manuel Morales, José María Pichín, Jesús Galván, Antonio Hurtado de Mendoza, Pantaleón de Anaya, Brígido González, Vicente Castañón, Juan Quintana, Francisco Moctezuma, Nicolás Avilez, Miguel Avilez, Julián, Tiburcio y Antonio Gámez.

Con los años, en julio de 1863, el presidente Benito Juárez conoció al señor Portillo, -ahora un viejo de más de 80 años- quien era el vigilante de la casa del Padre de la Patria, en Dolores Hidalgo.

Portillo le pidió un fusil y combatir -como lo hizo al lado de Hidalgo-, ahora en contra de los franceses, quienes habían invadido la República, encontrándose en Puebla, sitiada y vencida en ese año.

Juárez, al ver el noble gesto del anciano, se dirigió a él diciéndole: “…Don Antonio, muchas gracias por sus servicios prestados a la patria, pero ahora, nos toca a nosotros defender el legado que usted junto con el Padre Hidalgo nos dejó…”. Posteriormente, le ratificó su nombramiento de vigilante de la casa de Hidalgo y lo hizo capitán del Ejército Republicano, con sus emolumentos correspondientes.

miércoles, 1 de junio de 2011

El michoacanazo

Dicen los que saben que han atestado tres golpes a la ciudadanía y democracia en Michoacán, llamados también michoacanazos.

El primero, señalan que se trata de la militarización fallida de la seguridad pública, en la que seguramente el Gobierno de Colombia ha valorado los suficientes méritos para conferirle al Secretario de Seguridad Pública Federal (SSPF), Genaro García Luna, una condecoración que el Congreso no la autorizó a portar.

Muy probablemente el gobierno sudamericano valoró las producciones cuasi cinematográficas, como las aportaciones para la producción de la serie “El Equipo”, o la detención de la banda de “Los Zodíaco” ésta última de donde salió a la luz pública Florence Cassez.

El segundo michoacanazo es el relativo a la judicialización de la lucha contra la inseguridad, en el que algunas decenas de servidores públicos de ese Estado, fueron arrestados en operativos de la SSPF y que uno a uno fueron exonerados, evidenciando el uso político de la dependencia, junto con la Procuraduría General de la República de la licenciada Marisela Morales.

El último michacanazo, es el que algunos señalan que han propinado los Presidentes del Partido Acción nacional (PAN), Gustavo Madero; el del Revolucionario Institucional (PRI), Humberto Moreira; y el de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano; quienes junto con el Gobernador Leonel Godoy y algunos empresarios locales, han decidido que lo mejor para su Entidad Federativa, es impulsar la candidatura en común de un solo candidato.

Argumentan la seguridad, la economía financiera y procesal, y la conformación de una agenda en común, pero por otra parte se insiste en los excesos de los partidos políticos, y claro, los empresarios se erigen como los grandes electores, aquellos que se abrogan los derechos ciudadanos, en virtud de que éstos carecen de inteligencia y saben qué es lo mejor para los que moneda a moneda, contribuyen a aumentar sus riquezas. Por supuesto que la autoridad electoral local ha manifestado su beneplácito.

Sin embargo, olvidan que el procedimiento no fue del todo el correcto; olvidaron o no quisieron convocar a las dirigencias estatales de PRI, PAN y PRD así como representantes de la sociedad civil michoacana, para que decidieran en su conjunto.

El ejemplo michoacano que pasó a la posteridad: Morelos -en el otoño de 1810- desconocía que el contenido de su diario generaría comunicación política: “Pueblos enteros me siguen queriendo acompañarme a luchar por la independencia […]”, escribió al principio de su campaña, en noviembre de 1810, “pero les impido diciéndoles que es más poderosa su ayuda -labrando la tierra- para darnos el pan a los que nos lanzamos a la guerra […]”.

En campaña, Morelos se hacía acompañar de su pequeño hijo –Juan Nepomuceno- , quien  María de Soto Mayor, la criada de Leona Vicario, señalaba que “Perseguía la niña Leona para limpiarle los mocos y lavarle la cara, a Juanito Nepomuceno, el hijo del señor Morelos”.

Al ser apresado por el Coronel Manuel de la Concha, se le confiscó su biblioteca personal: Unas decenas de libros en su gran mayoría sobre materias religiosas con acento en la práctica moral del sacerdote, como prontuarios, directorios, sermones, breviarios, obras de teología dogmática, teología moral, oratoria sacra, sagrada escritura, hagiografía, guadalupanismo.  Varias obras de gramáticas y diccionarios en hebreo, japonés, tagalo, italiano, francés, mexicano, cora, latín y griego.

Después vino el juicio -militar y eclesiástico-: Un testigo presencial señala que el obispo ejecutor se deshacía en llanto; sólo Morelos se mantuvo sereno y se le vio caer alguna lágrima. Luego, fue ejecutado.

Para Porfirio Díaz, quien con profunda emoción recibió de España, el uniforme con que Morelos fue capturado, diría: “Yo no pensé que mi buena fortuna me reservara este día memorable, en que mis manos de viejo soldado son ungidas con el contacto del uniforme que cubrió el pecho de un valiente, que sintió palpitar el corazón de un héroe y prestó íntimo abrigo a un altísimo espíritu, que peleó contra los españoles, no porque fuesen españoles, sino porque eran los opositores de sus ideales”.

Según se dice, el general Napoleón Bonaparte, emperador de Francia exclamó durante la campaña de 1812: "Con cinco generales como Morelos conquistaría el mundo".

Morelos fue el verdadero michoacanazo para este país.