Citas memorables de la historia de México

¿Siguiente cita? Haz click en F5 o en Página Principal para actualizarla.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Del cinismo y unas cuantas cosas más

Coinciden las crónicas hechas al Rey de España Carlos V, donde el capitán general de la invencible armada española Hernán Cortés y su lugarteniente Bernal Díaz del Castillo, relatan a su llegada en 1519 la majestuosidad, grandeza, organización, gloria y esplendor de la gran ciudad de México Tenochtitlan, incluso, en tamaño más grande que Constantinopla y hasta dos veces la ciudad de Salamanca en España, así como la forma de vida que llevaba el emperador Motecuhzoma, igual o mejor que la realeza europea de la época y como una muestra del poderío del imperio mexicano.

Cuentan que el emperador tenía casas de aposentos y de placer, así como palacios en los que coleccionaba toda clase de armas, plantas de ornato y animales de todo tipo, algunos desconocidos para los españoles, para los cuales sus sirvientes se dedicaban a criarlos en cautiverio para el beneplácito del huey tlatoani, hijo del finado emperador Axayácatl.

A diario era complacido en su alimentación con 30 platillos diferentes que disfrutaba en compañía de alrededor de 1,000 invitados de la nobleza mexicana y sacerdotes del Templo Mayor, hechos a base de frutas, verduras, especies y animales de tierra, aire y agua, traídos en carreras de relevos por sus sirvientes desde las regiones más alejadas del imperio, para que su señoría degustara lo que quisiera, desde luego con su jarro de bebida de cacao, ahora chocolate, y mientras se recreaba con los bailes y cantares de los danzantes y gozando de las travesuras y juegos de los perrillos, llamados así por los españoles a lo que hoy conocemos como el perro chihuahueño, que deambulaban libremente por los pasillos de los palacios del monarca, como mascotas de la realeza.

Los relatos señalan que Motecuhzoma era limpio en su aseo, a diario vestía 4 atuendos diferentes con las más finas ropas tejidas por los mejores artesanos textileros del imperio y que eran ataviados con selectos ornamentos de oro, plata y piedras preciosas labrados por los mejores maestros orfebres del señorío azteca; a su paso se tocaba un caracol marino y junto con el grave percutir del huéhuetl, sus súbditos se congregaban para rendirle toda clase de reverencias y caravanas propias de su señoría, y en cuya cabeza remataban las más de 400 plumas verdes de quetzal que portaba en el famoso penacho y que ahora se conserva en el Museo de Etnología de Viena en Austria, como antecedente de la banda presidencial, símbolo del Jefe del Estado Mexicano.

Esta forma de vida en Motecuhzoma antiguamente se justificaba por ser descendiente de linaje real pero una vez dada la conquista y al paso de los siglos y de la evolución de la política, se convirtió en un canon o beneficio para quienes han ocupado la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, en su carácter de jefe de Estado, y ejercido por sexenios pero con sus limitaciones y que, al término de su encargo, plácidamente transitan al autoexilio en la vida privada o académica, como el expresidente Vicente Fox, quien debe añorar su paso por Los Pinos, pero ahora, su vida y la de su cónyuge Marta Sahagún parecieran la misma o incluso mejor, según las fotos y declaraciones en la revista de sociales “Quién”, en donde presumen a la ciudadanía el rancho “La Estancia” y el “Centro Fox” en San Francisco del Rincón en Guanajuato, cuyo valor, de 12 millones de dólares, seguramente excede del monto devengado en su periodo como presidente y que no contrasta en sus declaraciones patrimoniales, pero ahora en calidad de común plebeyo, y cuya emperatriz instiga a aquellos quienes osen dirigirse a su excelencia para que sigan llamándole “Presidente”.

Le agregaremos a la Comisión de la Cámara de Diputados que investiga los negocios poco claros con asuntos públicos de los hijos de la señora Sahagún, la recién propuesta del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional para crear una nueva Comisión legislativa que investigue el insultante ostento y derroche, como de monarquía absolutista, que mostraron dichas fotografías y sus actitudes soberbias, además de la presunción de haber sustraído ilegalmente archivos públicos de la Presidencia de la República para el “Centro Fox”, a parte de las recientes acusaciones de mendiguez de su exoperador financiero, Lino Korrodi.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

La Reforma Electoral

En un acto inédito para la historia del país, los medios de comunicación televisivos y radiofónicos transmitieron el martes pasado, en vivo, la sesión de Comisiones Unidas del Senado de la República; acto en el que se discutió el dictamen de las reformas constitucionales en materia electoral, llamadas de tercera generación, y a la que acudió la dirigencia de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) encabezada por su presidente Enrique Pereda Gómez, así como un grupo de destacados comunicadores como Joaquín López Dóriga, Javier Alatorre, Ciro Gómez Leyva, Denise Maerker, Julieta Lujambio, Carlos Loret de Mola, Pedro Ferríz de Con, Sergio Sarmiento, Jaime Sánchez Susarrey, Ana María Lomelí, Jorge Zarza y Salvador García Soto, entre otros y en la que algunos de ellos expusieron de viva voz sus inquietudes respecto de la reforma que se discutió.

Originalmente la CIRT se opuso a la aprobación de esta reforma, argumentando que retirar a los consejeros Generales del Instituto Federal Electoral, sería un golpe para la democracia. Posteriormente, en sendos comunicados de prensa, el duopolio, entiéndase TELEVISA y TV Azteca, señalaron, respecto de esta tema, que “no les interesaba el dinero” y que sus cuestionamientos los hacían por “los valores y la democracia del país”, aunque durante su comparecencia el común denominador fue señalarles a los legisladores la violación a la libertad de expresión que se verificaría de aprobarse tal reforma, que por cierto, en ninguno renglón del dictamen se toca lo relativo al artículo 6to. Constitucional; por otra parte, se les “olvidó” la lucha dada hasta el momento y omitieron defender a los Consejeros del IFE, materia inicial de su participación en el debate público.

A lo anterior se suma el reciente desplegado publicado en diversos diarios del país, por un grupo de intelectuales, apoyando la permanencia del Consejo General del IFE. Que por un ejercicio de congruencia resultaría interesante saber quiénes lo firmaron, en contraste con los que signaron el desplegado de hace un año censurando el actuar del Consejo General del IFE y apoyando al candidato perredista Andrés Manuel López Obrador.

El objeto de los cuestionamientos de la CIRT se resumen en que los partidos políticos ya no podrán contratar propaganda política o electoral, sino en lo futuro será por conducto del IFE, lo que significa que se les termina el lucrativo negocio de alrededor de 2,500 millones de pesos anuales facturados, además de la cantidad no especificada, que se especula es por un monto igual o superior al anterior, por concepto de propaganda pagada por terceros, lo que en cálculos conservadores sumarían entre 5,000 y 7,000 millones de pesos al año.

Luego entonces, de ahí se explica la conducta desmedida, grosera, majadera y fuera de lugar de un comunicador que siendo solapado por la dirigencia de la CIRT, en un intento desesperado por defender sus intereses pretendió virar el tema de la reunión, no para debatir la reforma electoral con argumentos sólidos, sino tratando de comparar la conducta de los legisladores federales a comportamientos deleznables fuera del objeto de la reunión; aún cuando para el desarrollo de la reunión se invocaron el respeto y la tolerancia, de los cuales, la CIRT y las televisoras parece que no tienen el valor y además les vale, en franca, absurda y absoluta rebeldía a la autoridad legítimamente constituida.

En otras palabras, el propósito de la reforma electoral es otorgar equidad a los partidos políticos en el uso de los tiempos de radio y TV en las elecciones; evitar el uso de recursos públicos para la promoción personal y para las campañas políticas; disminuir la influencia del poder del dinero en la lucha por el poder político y que en parte para lograrlo, se necesita moderar la libertad de comercio sobre la explotación de un bien del dominio público, como lo son las concesiones y permisos de televisión y radio, que en todo caso, pertenecen a los mexicanos.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Y ahora, el IFE

Como sabemos, el proceso electoral federal del 2006 desató una serie de pasiones y desencuentros entre los entonces candidatos a la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa del Partido Acción Nacional (PAN) y Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), motivado en parte por la tibia respuesta de la autoridad ejercida por el Instituto Federal Electoral (IFE) y la injerencia del expresidente Vicente Fox, en las que fueron las elecciones más polarizadas en la sociedad del México contemporáneo.

Recordemos la participación del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) quien con su publicidad pretendió persuadir al electorado de que la opción electoral del PRD y su candidato eran perniciosos para México; el escándalo de Hildebrando Zavala, el cuñado incómodo de Calderón, y su presunta participación en la elaboración de una inmensa base de datos con información del Padrón Electoral del IFE, de Teléfonos de México (TELMEX) y del Padrón de Beneficiarios de los Programas Federales de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL); la famosa fórmula matemática con la que presuntamente el IFE o el PAN alteraron los resultados electorales; las declaraciones del expresidente Vicente Fox a principios de 2007 en las que indicaba que “se desquitó” al ganar el candidato de su partido; el escándalo millonario, aún sin resolver, de los más de 250 mil spots electorales en radio y televisión, con todo y la firma del convenio entre el IFE y Televisa; la renuncia de la entonces Secretaria Ejecutiva del IFE y ahora Presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, María del Carmen Alanis Figueroa; etcétera, de los cuales algunos siguen siendo temas pendientes por resolver para el IFE.

Actualmente entre pasillos del Congreso se comenta la posibilidad de llegar a acuerdos para sacar adelante la tan ansiada reforma hacendaria del Ejecutivo Federal a cambio de que en la reforma electoral se apunte la remoción del Consejo General del IFE, bajo la Presidencia de Luis Carlos Ugalde, ampliamente cuestionado por círculos políticos, de académicos e intelectuales, como presunto implicado en un probable fraude electoral de esas elecciones, y que en recientes declaraciones del Presidente del IFE precisa que “equivaldría a aceptar que hubo fraude”.

También, es conocida la posición del Consejero Presidente Luis Carlos Ugalde, en la que explica que de prosperar la remoción del Consejo General del IFE que preside, sería un duro golpe a la democracia; que en lo futuro las próximas generaciones cuestionarían los procesos electorales y comparando su probable separación con la que pudiera ser sujeto el Pleno de Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el mal proceder de jueces o magistrados, en un caso hipotético.

Recordemos que en 1996 los entonces Consejeros Ciudadanos en el IFE, Santiago Creel Miranda, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Ricardo Pozas Horcaditas, José Woldenberg Karakowski y Fernando Zertuche Muñoz, en un acto de sensatez republicana renunciaron a sus cargos luego de la reforma electoral que se suscribió en 1996, luego entonces, parecería que la actitud en de Luis Carlos Ugalde es una posición chambista con miras a la permanencia en el cargo.

En otras palabras, con la remoción de los Consejeros del IFE, el PRD simplemente no quiere saber nada del árbitro que no le dio el triunfo a su candidato a la Presidencia; el PRI únicamente ve en esta remoción una venganza en contra de Elba Esther Gordillo y el PAN ve en la destitución la oportunidad de lograr el apoyo del PRD a la reforma fiscal.

Además, en un acto de civilidad y responsabilidad, el Consejo General del IFE debería poner sobre la mesa su renuncia, sin la necesidad de tocar el tema de un vergonzoso juicio político en el Congreso de la Unión, o bien, sólo le queda aplicar el slogan publicitario con el que la Fundación Televisa promueve una serie de valores entre la ciudadanía: ¿Tienes el valor o te vale?