Citas memorables de la historia de México

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viernes, 26 de diciembre de 2014

Dos visiones de un mismo país

Para darle certeza a los cambios que el Ejecutivo Federal propuso en lo que va de su administración, debió comprometer a la clase política a sumar voluntades y aprobar lo relativo al tema anticorrupción, que se encontraba desde hace 2 años en Cámara de Diputados.

Esto pudo evitar que situaciones como los sucesos de los estudiantes de Ayotzinapa o más recientemente, el fraude a los ahorradores de Ficrea, se desbordara a causa de la corrupción en la clase política.

La culpa podría ser del PRD, partido que permitió postular como candidato a presidente municipal en Iguala, a José Luis Abarca, presuntamente sin conocer sus antecedentes de colución con la delincuencia.

En el caso del fraude a ahorradores gran parte de la culpa podría atribuirse a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien omitió investigar los antecedentes de los dueños de dicho grupo y permitiendo que se realizara una transacción de 500 millones de pesos, -como si se tratara del cambio de las tortillas-, y sin que llamara la atención de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP o de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Pero como contribuyente no sea que usted olvide, o no pueda, pagar sus impuestos en cantidad de algunos miles de pesos en algún mes del año, porque de inmediato su nombre es puesto en buró de crédito, el Servicio de Administración Tributaria le envía una docena de auditores para obtener de usted una confesión y compromiso de parte.

En el año que está por concluir han sido diversos los escándalos de corrupción, que impactan en el campo social, económico y de seguridad, con participación de la clase política.

Y cuando solo algunos son los verdaderos beneficiarios del poder político, ocupando posiciones en el gobierno, en la que son identificados plenamente como integrantes del jetset mexicano, otros están “jodidos, pero contentos”, en palabras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y quienes solo pueden aspirar a 2.85 pesos diarios como incremento al salario.

Para estos mirreyes o ladys que ocupan cargos públicos de responsabilidad, los problemas de política pública que conocen se circunscriben a los de su círculo de vida en Lomas o Tecamachalco en la ciudad de México; Cumbres o San Jerónimo en Monterrey, N.L. o Colinas de San Javier o Valle Real en Guadalajara, en las que desconocen que hay vida afuera de estas colonias, despreciando todo aquello que tenga que ver con lo social.

En este nicho podrían encontrarse directores de área, secretarios particulares, asesores o consultores, algunos de ellos pubertos maleducados, recién egresados de alguna facultad quienes a falta de talento político lo substituyen con dósis de desinterés, descortesía y hasta majadería, cuyo única preocupación es elegir el próximo destino en su viaje de placer, ya sea de playa o de ciudad. Algún país de Europa o Asia posiblemente será el mejor refugio para descansar de unas duras jornadas de trabajo, luego de la extenuante tarea de atender al público. No conocen límites y en el mejor de los casos, serán promovidos para alguna diputación federal plurinominal en las próximas elecciones del 2015, claro, porque no se les da convivir con la ciudadanía, motivo para devengar su salario.

Es probable que en servidores públicos como los señalados radique el retroceso o lento avance de algunas de las políticas públicas, como en seguridad pública, con la desesperación de sus creadores, quienes intentan a toda costa generar nuevas formas de interacción ciudadana, pero que en realidad, diversos factores como esta clase de servidores públicos son los que obstaculizan el avance del país.

Para estos servidores públicos lo peor es que la misma ignorancia de los reales y verdaderos problemas del país, son los que los superan en capacidad para solucionar estas dificultades. Creen que la protesta social se generó por una nimiedad, sin que su triste realidad les de el suficiente intelecto para comprender que en realidad los problemas de este país son estructurales, de fondo y comprometen a la economía, la seguridad o la política, teniendo como articulador a la corrupción y cuyas consecuencias son la impunidad.

La reforma anticorrupción debe ser un esfuerzo encabezado por ciudadanos o académicos sin vínculos políticos; no debe participar la clase política, con quien pudiera generarse compromisos para evadir su aplicación.

Por eso es que la deuda que el país tiene con el sistema anticorrupción es grande y “Bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad; no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes; no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley haya señalado [...]”: Benito Juárez, ideario político sobre la austeridad.

martes, 23 de diciembre de 2014

La reforma anticorrupción

Para darle certeza a los cambios que el Ejecutivo Federal propuso en lo que va de su administración, debió impulsar y comprometer a la clase política a sumar voluntades y aprobar lo relativo al tema anticorrupción, que se encontraba desde hace 2 años en Cámara de Diputados.

Esto pudo evitar que situaciones como los sucesos de los estudiantes de Ayotzinapa o más recientemente, el fraude a los ahorradores de Ficrea, se desbordara a causa de la corrupción en la clase política.

La culpa podría ser del PRD, partido que permitió postular como candidato a presidente municipal en Iguala, a José Luis Abarca, presuntamente sin conocer sus antecedentes de colución con la delincuencia.

En el caso del fraude a ahorradores gran parte de la culpa podría atribuirse a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien omitió investigar los antecedentes de los dueños de dicho grupo y permitiendo que se realizara una transacción de 500 millones de pesos, -como si se tratara del cambio de las tortillas-, y sin que llamara la atención de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP o de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Pero como contribuyente no sea que usted olvide, o no pueda, pagar sus impuestos en cantidad de algunos miles de pesos en algún mes del año, porque de inmediato su nombre es puesto en buró de crédito, el Servicio de Administración Tributaria le envía una docena de auditores para obtener de usted una confesión y compromiso de parte.

Varios han sido los escándalos de corrupción, que impactan en el campo social, económico y de seguridad, con participación de la clase política.

Pero los ciudadanos también estamos mal acostumbrados a ofrecer el soborno, antes de aceptar nuestra responsabilidad. Bajo el anterior argumento, es posible que el Presidente de la República tenga razón al afirmar que la corrupción es un problema cultural, que genera graves diferencias sociales y económicas que dan origen a la impunidad.

martes, 16 de diciembre de 2014

Límites políticos

La ambición de algunos integrantes de la clase política no tiene medida y no comprenden porqué el ciudadano está indignado y exige el establecimiento de un sistema anticorrupción.

Por ejemplo, para algunos es normal que un contratista les obsequie una residencia a cambio de haberlo favorecido con contratos o prebendas y cuando la ciudadanía sólo puede hacerse de ella obteniendo el primer lugar del melate o del sorteo del Tec.

No comprenden que es mal visto que tomen dinero que no les coresponde; que abusen de su encargo para gestionar algún porcentaje de dinero; que obtengan el mejor negocio con el gobierno, violando leyes y reglamentos y que al término de su gestión de tres o seis años, tengan su vida y la de sus familias, -incluso hasta en varias generaciones-, resuelta y sin preocupaciones. O son muy sinverguenzas.

El problema surge cuando sus posesiones, pertenencias o forma de vida llegan a ser superiores al sueldo que devengan. Aquí es donde interviene la opinión pública al cuestionar la ostentosa, y a veces opulenta, forma de vivir y que no coincide con una percepción económica de un cargo de primer nivel en la administración pública o un puesto de elección popular.

Un ciudadano que en el mejor de los casos devenga poco más de una decena de miles de pesos, no puede aspirar al nivel de vida de los ingresos que obtiene algún integrante de la clase política que ostente un sueldo, como el señalado arriba.

La clase política debería impulsar el compromiso 85 y 86 del Pacto Por México, referente a la necesidad de crear un sistema nacional contra la corrupción y cuyo titular, académico o notable, no tenga vínculos con los sujetos de investigación, sean del poder político o económico.

Por eso, cuando simplemente cierran sesiones en sus respectivas Cámaras para disfrutar de algunos días de asueto en familia con motivo de las fiestas decembrinas, el mensaje que envían los responsables de aprobar medidas anticorrupción, es que “vamos a seguir robando, ¿y qué?”, cuando este es un clamor y demanda ciudadana.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Entre el honor y la verguenza

La propuesta anticorrupción que se esperaba que fuera aprobada en este periodo de sesiones del Congreso, parece que no será posible, luego de que diputados del PRI, PAN y PRD se acusaron mutuamente de no mostrar voluntad, en cuyo ejercicio lo calificaron de “farsa y simulación”.

Las medidas anticorrupción fueron una promesa de campaña, en la que pareciera que por las circunstancias producto de la crisis de los normalistas de Ayotzinapa, fueron retomadas en la Cámara baja, en donde se encontraba de tiempo atrás.

Uno de los puntos polémicos de la propuesta, es la creación de una Comisión Especial que se encargará de definir las politicas públicas para combatir la corrupción, pero que estaría encabezada por el Presidente de la República y los Gobernadores de los Estados, justo en el relanzamiento de la crisis de la Casa Blanca, cuando el periódico norteamericano Wall Street Journal señala que el Grupo Higa –el mismo consorcio empresarial que vendió a la esposa del presidente la Casa Blanca-nuevamente vendió una casa, pero ahora al Secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

No sólo lo anterior, sino que sería incorrecto que los sujetos de investigación sean quienes dirijan el organismo anticorrupción; en otras palabras, no puede ser posible que sean juez y parte.

Todos sabemos que es necesario implementar medidas de esta naturaleza, pero que según Mauricio Merino, coordinador de la Red por la Rendición de Cuentas, “se convertiría solamente en un instrumento al servicio del Presidente”.

Esta Red por la Rendición de Cuentas, propone la creación de una Fiscalía Anticorrupción independiente, el establecimiento de un Tribunal de Cuentas, una reforma a la Secretaría de la Función Pública y de la Auditoría Superior de la Federación. Además, afirma que “la Fiscalía Anticorrupción es una respuesta aislada a un problema que tiene que ser visto en conjunto”.

Tiene razón Merino cuando la corrupción se gesta como consecuencia de alguna laguna o vacío jurídico, en cuya incertidumbre es posible que se genere un nicho de corrupción.

Este vacío jurídico puede originarse en alguno de los campos de poder: político, económico y social, principalmente. En el poder político, se da cuando es posible ofrecer en venta las candidaturas a puestos de elección popular, al interior de los partidos políticos.

En el campo económico es posible que se configure un acto de corrupción, cuando la autoridad posee información privilegiada que modifique el rumbo del precio de algún bien o servicio, y por cuya venta, pueda obtener algún beneficio económico.

En el campo social podemos encontrar un ejemplo de corrupción, en el cambio de estatus jurídico de una persona que se encuentre sujeta de proceso penal y que con una dádiva pueda obtener su libertad o sea preso, dependiendo el caso.

Es muy recurrente encontrar lamentables ejemplos, principalmente en la clase política del país, sin importar colores o signos políticos. Deudas públicas inconmensurables en las entidades federativas, como en Coahuila o en Jalisco; participaciones porcentuales en el Congreso a cambio de incorporar recursos económicos a obra pública en estados y municipios; compras a sobreprecio en la administración pública y más recientemente, narcopolítica.

A principios de esta administración nos encontramos con casos como el de la maestra Elba Esther Gordillo, quien gustaba ir de shopping a tiendas en la Gran Manzana, al exGobernador Andrés Granier de Tabasco y su desfalco al erario público de esa entidad, por citar a algunos, pero que siguen gozando de beneficios y comodidades, como si estuvieran en sus residencias.

Lo más grave de esto es que quienes delinquen saben que por un vacío o laguna jurídica, sus delitos son fácilmente desechados, y por tanto, prefieren mantener el vacío para seguir delinquiendo.

Este país no requiere de una clase política, que promete llevar a estatus de primer mundo, con acciones de tercer mundo. Ni tampoco del mediocre legislador que sólo ve en su cargo, la oportunidad -quizás única en su vida- de generar un patrimonio de manera fácil y a costa del erario público, o bien, de recuperar lo invertido en su campaña pasada.

Por tanto, este esfuerzo debería encabezarlo algún académico, sin vínculos políticos o partidistas y quizás uno que otro notable o intelectual, sin que tenga relación a algun poder mediático. Esta función sería sin vínculos con alguno de los poderes, quizás de manera autónoma, como los órganos constitucionales.

El Presidente Juarez así lo dijo: "Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos, no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad. No pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala".

martes, 9 de diciembre de 2014

Problemas de Estado y de gobierno

En un llamado a la unidad para lograr un México seguro y en paz, el secretario de Defensa, Salvador Cienfuegoz, afirmó que los grandes retos como la inseguridad y el crimen organizado “son problemas de Estado y no de gobierno”.

En una definición clásica de Estado, incorpora un concepto político jurídico y que se encuentra integrada por población, territorio y gobierno; y por extensión, lo que quiso decir el General Cienfuegos es que todos somos, de alguna manera u otra, responsables del estado de inseguridad.

Por lo que se refiere a la aplicación del mando único, la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC) que agrupa a los ediles del Partido Acción Nacional está en contra de esta propuesta, ya que dicen que le restarían fuerza al municipio, es decir, se invadiría la esfera municipal en el marco del federalismo mexicano.

Argumentan que retirarle la fuerza pública al municipio, haría imposible la gobernabilidad. Los alcaldes panistas está a favor de fortalecer las policías locales.

Por su parte, la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM), que agrupa a los municipios emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), obviamente se encuentra a favor de desaparecer las policías municipales y crear mandos únicos estatales.

Es un problema de Estado, cuando en su génesis y desarrollo participan las instituciones de los tres niveles de gobierno, en el ámbito territorial nacional cuyo impacto se manifiesta en el campo social.

Es problema de gobierno cuando hasta en las instituciones de seguridad y procuración de justicia del Poder Ejecutivo, llegan malos elementos que permiten y toleran el libre avance de la delincuencia.

No obstante lo anterior y en la lógica del mando único, el Presidente de la República tiene el mando de la fuerza pública en los lugares donde resida habitual o transitoriamente, conforme a la letra de la Carta Magna, y por tanto se asume como el garante de la seguridad pública.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Más allá de las políticas

La crisis en Guerrero no termina y para apoyar el proceso de cicatrización económica y social en ese estado, el Gobierno Federal implementó una serie de políticas públicas, en apoyo a la reactivación de la economía.

Primero, envió a efectivos de la Policía Federal a fin de evitar que manifestantes bloqueen la autopista del sol. Luego, en una gira que había sido pospuesta, el Ejecutivo Federal inauguró el puente de Coyuca de Benítez e implementó acciones sociales y productivas, previstas en el Plan Guerrero, derivado de los hechos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Pero a pesar de implementar programas y reformar políticas existentes, parece que no se contiene el descontento que trajo consigo los hechos de los 43 estudiantes.

Por cierto que el presidente de la República en Guerrero, pidió a quienes nos sintamos agraviados que “Ya supérenlo”, seguramente para dar por terminada esa grave crisis.

Es una petición difícil de olvidar, cuando no satisfacen las explicaciones que se ofrecieron sobre la Casa Blanca y que obligadamente conduce al irregular proceso de licitación del Tren Rápido México Querétaro.

Es difícil olvidar que detrás de una desaparición forzosa, está la colusión de servidores públicos y el pacto de impunidad de los partidos políticos para protegerse y cubrirse entre unos y otros.

Causa prurito saber que se pide olvidar un hecho que enlutó a 43 familias y a un país, y en contraste, no haya sido debidamente superada la crisis por el hallazgo de 66 cuerpos en las inmediaciones de La Barca en Jalisco en noviembre de 2013 y cuando el Presidente de la República involucra a ese estado en su iniciativa para implementar el mando único. Tristemente se comprende que haya sido implementado en Guerrero, en Michoacán y en Tamaulipas, pero cuando se sabe que en Jalisco también se propone el mando único, sobre sale el señalamiento a Luis Carlos Nájera, Fiscal General de Jalisco, de quien dice que la PGR investiga a dicho servidor público por sus presuntos vínculos con el Cartel Jalisco Nueva Generación.

Lo anterior podría explicar el estado de inseguridad que se vive en Jalisco: de enero a octubre de este año Jalisco lleva más de 77 mil delitos contabilizados, en contraste, los estados de Guerrero, Michoacán y Tamaulipas no llevan ni la mitad de estos. De 2013 a 2014, en Jalisco los secuestros aumentaron 200%, sí doscientos por ciento, según la organización Alto al Secuestro de Isabel Miranda de Wallace. Nájera Gutiérrez es un mando que lleva 8 años en el cargo, con un desempeño que carece de doctrina de seguridad pública y cuyos subordinados son producto de la improvisación, lejos de la profesionalización y cuyo talón de aquiles ha representado los exámenes de control de confianza.

Contrasta además que en días pasados renuncia el titular de seguridad pública de la ciudad de México, por los excesos de la policía, mientras que en el gobierno de Jalisco, el Fiscal Nájera con señalamientos graves de relaciones con un cartel, no se le toca ni con el pétalo de una rosa, y por tanto, parece que tiene razón el Presidente de la República de incorporar a Jalisco en ese esquema, no así la permanencia del servidor jalisciense.

Más allá de las políticas públicas se encuentra el descontento ciudadano, tanto en Jalisco como en el resto del territorio nacional y persisten en el extranjero. Parece que no hay política pública que ayude a “superar” el estado de enojo y molestia en la ciudadanía.

Dicho estado ciudadano tiene origen en los abusos, excesos y corrupción de la clase política: los moches en los diputados, la casa blanca, la irregular licitación, la narcopolítica.

Súmele la incertidumbre producida por la inestabilidad del peso frente al dólar cuya paridad casi llega a los 15 pesos por dólar; agréguele los aumentos mensuales de la gasolina que genera que bienes, productos y servicios aumenten proporcionalmente, para concluir, la impunidad en que habita y conviven muchos integrantes de la clase política.

En seguridad nacional se encuentra vulnerado el campo social; la clase política es superada ante la falta de decisiones rápidas y contundentes, y esto, ha arrastrado al campo económico a un riesgoso futuro inmediato.

martes, 2 de diciembre de 2014

Mando único, de seguridad nacional

Como parte del decálogo de acciones en seguridad pública anunciado en días pasados por el Presidente de la República, se presentó en el Senado la iniciativa que reforma la Constitución, para establecer el mando único de las policías estatales en el país.

En su mensaje a la nación, el Presidente Peña Nieto dijo que en una primera etapa, se implementará en los estados de Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, y como sorpresa, Jalisco, cuya implementación comenzó de manera formal desde marzo de este año.

El mensaje que mandó el Presidente puede traducirse de varias formas. Aquí le presentamos algunas de ellas: No puede estar bien Jalisco, con mandos formados en la improvisación y carentes de formación policial, como el director del 066, con formación profesional de ingeniero agrónomo, un exDirector de la Policía Rural con experiencia operativa, pero en un cargo que requiere de capacidad probada en táctica o estrategia y cuyos sistemas son desaprovechados para obtener información que genere inteligencia para combatir la inseguridad.

Le damos la razón al Primer Mandatario, cuando de un estado de fuerza de unos 19,500 hombres que en promedio hay en Jalisco, reprueban poco más de 3,500 los exámenes de confianza, incluido el exDirector de la Policía de Zapopan, en el que el CISEN recomendó que no se se le ratificara en el cargo por los resultados arrojados en la prueba del polígrafo; amén de una grave recomendación en materia de derechos humanos.

No es posible que los mandos de la Fiscalía de Jalisco, -incluído su titular-,  permanezcan en sus posiciones, cuando no han mostrado capacidad y proficiencia suficiente para generar y emitir doctrina de seguridad pública para Jalisco, y por esa falta de capacidad tengan que recurrir a la SSP del DF pidiendo que les compartan los Protocolos de Seguridad en espectáculos públicos deportivos y por segunda ocasión el Estadio Jalisco haya sido objeto de violencia por falta de dichos criterios.

Por último y cuando el poder político tiene un plazo en su ejercicio, de tres o seis años según el caso, no compartimos la idea que el ejercicio del mando en seguridad pública sea transexenal, -como el caso del titular de la Fiscalía que lleva en el cargo 8 años contínuos-, en cuya permanencia es posible que se generen nichos de corrupción o complicidad. ¿Estarían dispuestos los mandos de la Fiscalía de Jalisco a que el CISEN o inteligencia del ejército divulguen señalamientos que les han hecho?.