Citas memorables de la historia de México

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sábado, 3 de octubre de 2009

El último

La madrugada del martes 30 de septiembre, los Grupos Parlamentarios representados en la Cámara de Diputados, llegaron a acuerdos para la integración de las 44 comisiones ordinarias.

Por ser mayoría, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) presidirá 20 comisiones; Acción Nacional (PAN) 12; el de la Revolución Democrática (PRD) 6; Verde Ecologista (PVEM) 3 y Nueva Alianza (NA), del Trabajo (PT) y Convergencia (CONV), 1 Comisión, respectivamente.

El PRI presidirá las comisiones de Comunicaciones, Defensa Nacional, Derechos Humanos, Educación, Economía, Justicia, Presupuesto y Cuenta Pública, Trabajo y Previsión Social, entre otras; el PAN las de Energía, Gobernación, Hacienda y Crédito Público, Salud y Seguridad Pública, por citar algunas. El PVEM presidirá la Comisión de la Función Pública, Medio Ambiente y la de Radio, T.V. y Cinematografía, mientras que NA la de Ciencia y Tecnología, el PT la de Relaciones Exteriores y Convergencia la de Marina.

Además de estas Comisiones, falta integrar las Comisiones Especiales y de Investigación. Mientras tanto, falta un diputado para completar la LXI Legislatura: en días pasados, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal, con sede en Puebla, desechó la queja de Julio César Godoy Toscano, medio hermano del gobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, quien está acusado por la Procuraduría General de la República (PGR) de proteger al grupo criminal denominado “La Familia Michoacana”, debido a que en este caso no opera la suspensión provisional, en virtud de que los cargos imputados contra Godoy Toscano son de los considerados graves.

En 1874, un hombre escribiría sus memorias: Pedro José Sotelo, quien desde 1803, -a los 13 años de edad-, fue encargado por su madre al amparo de Miguel Hidalgo y Costilla, quien lo recibe de manera afectuosa, le dio casa, comida y sustento, le doctrinaba, dándole buenos consejos y lo puso a dedicarse al arte de la alfarería. Como compensación, recibía 1 peso o 4 reales, a manera de gratificación “para su madre”, de palabras de Hidalgo.

Casi todos los alfareros que trabajaban para Hidalgo eran, -a su vez-, músicos dirigidos por Santos Villa, para la complacencia del futuro Padre de la Patria, en las tertulias que organizaba en su “Francia Chiquita”, su hogar.

Hidalgo, hombre culto, convencido de las ideas de la época, de quien existe la hipótesis, -todavía no comprobada-, de que fue francmasón e iniciado en los misterios del antiguo templo del Rey Salomón, por un oficial español alojado en casa de Hidalgo, que llegó junto con Francisco Güemes Horcasitas, -el Conde de Revillagigedo-, Virrey de la Nueva España de 1746 a 1755.

Alguna vez, -dice Sotelo-, que Hidalgo le comentó: “…guarda el secreto y oye: no conviene que, siendo mexicanos, dueños de un país tan hermoso y rico, continuemos por más tiempo bajo el gobierno de los gachupines, éstos nos extorsionan, nos tienen bajo un yugo que no es posible soportar su peso por más tiempo; nos tratan como si fuéramos sus esclavos, no somos dueños aún de hablar con libertad; no disfrutamos de los frutos de nuestro suelo, porque ellos son los dueños de todo; pagamos tributo por vivir en lo que es de nosotros, por último, estamos bajo la más tiránica opresión, ¿no te parece que esto es una injusticia?...”. Sotelo asintió con la cabeza e Hidalgo hizo lo mismo con el resto de sus artesanos.

Francisco Barreto, Juan de Anaya, Ignacio Sotelo, Isidro Cerna, José María Perales, Atilano Guerra, Manuel Morales, José María Pichin, Jesús Galván, Antonio Hurtado de Mendoza, Pantaleón de Anaya, Brígido González, Vicente Castañón, Juan Quintana, Francisco Moctezuma, Nicolás Aviléz, Julián Gámez, Tiburcio Gámez y Antonio Gámez, alfareros, sederos y conocidos de Hidalgo, fueron los primeros soldados de la independencia junto con Sotelo.

Para entonces, Sotelo casó con una joven huérfana protegida en la casa de Mariano Abasolo. Los gastos de la boda corrieron por cuenta de Hidalgo. La madrugada del 15 de septiembre de 1810, Sotelo acompañó a Hidalgo a la iglesia en Dolores. El Zurdo, -también llamado el Cojo-, Galván, atiende instrucciones de Hidalgo y llama a misa con repiques de campana.

Sotelo se hace cargo de la prisión de los españoles. Casi a finales de septiembre, se incorpora al ejército de Hidalgo en Guanajuato y se hace cargo de la tesorería del ejército y de los equipajes de los generales. Estuvo en la Batalla de Monte de las Cruces y Aculco. 

Sotelo enferma en Acámbaro y pierde los fondos de la insurgencia y los equipajes. Regresa a Dolores donde se oculta con las hermanas de Hidalgo en el rancho de Las Piedras.

Mientras tanto, la independencia seguía su rumbo: Hidalgo marchaba a Guadalajara con el descontento de Allende. Desde Guanajuato, Allende había escrito algunas cartas a Hidalgo, en el que le mostraba su disgusto por marchar a Guadalajara: “…[…] Usted se ha desentendido de todo nuestro comprometimiento, y lo que es más que trata usted de declararme cándido, incluyendo en ello el más negro desprecio hacia mi amistad … Espero que a la mayor brevedad me ponga en marcha las tropas y cañones, o a la declaración verdadera de su corazón, en inteligencia de que si es como sospecho, es que usted trata sólo de su seguridad y burlarse hasta de mí, juro a usted por quien soy que me separaré de todo, más no de la justa venganza personal […]…” le expresaba Allende a “el cabrón del cura”, como lo llamaba.

Sotelo se esconde en varias ocasiones de los realistas hasta la consumación de la independencia en 1821 y después, es nombrado conserje de la casa de Hidalgo.

En el invierno de su vida, escribe sus “Memorias del último de los primeros soldados de la independencia”, dedicadas al presidente Sebastián Lerdo de Tejada.
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