Citas memorables de la historia de México

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viernes, 10 de octubre de 2008

Galardonados

El martes pasado, el pleno de la Cámara de Senadores confirió la medalla de honor “Belisario Domínguez” al comunicador Miguel Ángel Granados Chapa, quien por su trayectoria de opinión y aportación ideológica, ha servido y redunda en beneficio del desarrollo democrático y sociológico del país.

Por su parte, en sesión solemne de la Cámara Baja, fue condecorado con la medalla al mérito cívico “Eduardo Neri, Legisladores de 1913”, el académico Miguel León Portilla, quien, entre otros, es autor de “Visión de los Vencidos”, obra que recopila los más famosos escritos indígenas de la conquista y que ha sido traducida al inglés, francés, alemán, italiano, polaco, sueco, húngaro, serbo-croata, hebreo, japonés, catalán y portugués, por decimo tercera edición, y que además, fue condecorado en 1995 con la misma presea que ahora Granados Chapa, en ese entonces, bajo la presidencia en el senado del jalisciense Eugenio Ruíz Orozco.

Los nombres y obra de Miguel Ángel Granados, así como de Miguel León, han pasado a la posteridad de la República, como servidores de nuestra patria; como en sus tiempos otros célebres personajes fueron homenajeados.

Estos otros gloriosos personajes a los que me refiero, ahora son integrantes de un lugar -sin temor a equivocarme- único en el país, en el que conviven desde independentistas y realistas, imperialistas y republicanos, liberales y conservadores, y hasta masones y clérigos. Todos ellos defendieron su noble y gloriosa causa y ahora, hasta parece que vuelven a reunirse para contarse sus mejores anécdotas de tiempos de gloria, volviendo a despertar pasiones y reproches entre ellos mismos.

Me refiero al Museo Panteón de San Fernando, primer cementerio de hombres ilustres de México, en cuyo exterior, un lábaro patrio señala el santo sanctorum de todos aquellos que entre 1832 y 1871 ofrendaron su vida en aras de la ahora República, y que puede catalogarse entre los más famosos a nivel internacional, de manera similar a los cementerios de Arlington, en Washington; la Abadía de Westminster, en Londres, o Montparnasse -donde se hayan los restos de Porfirio Díaz- y Pére Lachaise ambos en París.

Ahí, en el Mausoleo donde se encuentra el presidente Benito Juárez y su amada Margarita, puede contemplarse a la madre patria cómo llora la pérdida de su hijo, e imaginarse los reproches que le hace el general Miguel Miramón, por haber ordenado su fusilamiento en el cerro de las Campanas; o con un poco de suerte, figurar las discusiones entre Francisco Zarco, vestido con una corbata roja como todo buen liberal, junto con Tomás Mejía, a la usanza de cualquier conservador con corbata verde.

Con suerte, Carlos María de Bustamante -como historiador- podría hacernos imaginar junto con Francisco González Bocanegra, el espíritu escondido de la letra del Himno Nacional, y explicarnos cómo es que se determinó, en 1943, eliminar la estrofa que hablaba de Iturbide, cuyos restos desde 1838, fueron trasladados con gran pompa al lugar donde fue coronado en la catedral de México, donde reposan en una urna cubierta por la bandera que él creó.

Cada 5 de diciembre, el pueblo celebraba -con sarcasmo- “la fiesta de la pata”, al referirse a la pierna izquierda amputada en combate a Antonio López de Santa Anna, extremidad que mereció ser sepultada con funerales de Estado, pero que se encuentra en otro lugar.

Los restos de muchos de ellos han sido trasladados a otros lugares, como los del Gral. Vicente Guerrero, quien fue presidente y organizador del partido yorkino, que agrupaba a los masones que no eran escoceses, y que ahora reposan en la Columna de la Independencia; así como los del Gral. Ignacio Zaragoza, trasladados a Puebla, pero sus sepulcros, quedan en este lugar verdaderamente sorprendente, y que se yergue como el panteón de la República.

Como fantástico, pero a la vez inverosímil, fue que Maximilano de Austria haya sido el que en 1865, develara la primera estatua en el país del Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón, condenado por la santa inquisición por haber violado el celibato al tener 3 hijos ilegítimos, uno de ellos: Juan Nepomuceno Almonte, militar de carrera y quien, paradójicamente, formó parte de la Junta de Notables que ofreció la corona mexicana a Maximiliano en Europa y encargado de recibirlo en Veracruz.

Honor a quien honor merece.

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7 Comentarios:

GABRIEL LIMA dijo...

EXCELENTE, CREO QUE TUS COLUMNAS CONTRIBUYEN A ABRILE A ALGUNOS LA POSIBILIDAD DE UNA VISION MAS AMPLIA DE HECHOS COTIDIANOS.

FELICIDADES POR EL BLOG

Enrique Rodríguez dijo...

Felicidades por este espacio de comuniciación y por publicar tus análisis Rodolfo.

Estoy seguro que será muy útil para quienes además de leerte, tenemos la costumbre de mandarle tu columna a algunos contactos.

Sandra dijo...

MAGNÍFICO TU COMENTARIO, CONTINUARÉ COMPARTIENDO TUS ARTÍCULOS. TE DESEO LO MEJOR DE LO MEJOR Y FELICIDADES CON EL MAYOR DE LOS EXITOS POR TU BLOG.

Mario Ramos dijo...

Muy buena idea Rodolfo. Estaremos participando.

Jorge Tenorio dijo...

Felicidades Rodolfo.
El blog es la mejor idea, ya que así tendremos un historico de tus columnas, ya que son muy interesantes y yo siento que heredas buenos conocimientos

cesar dijo...

felicidades rodolfo, estaremos desde la parte medica siguiendo tus comentarios. att Dr. Cesar Velasco Molina

Carolina dijo...

Excelente tu iniciativa!!
Gracias por compartir tu columnas. Siempre las disfruto.
Saludos,
Carolina

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