Un
lamentable y bochornoso acto protagonizó la Consejera Electoral del Instituto
Electoral del Distrito Federal (IEDF), Noemí Luján Ponce, quien tras haber sido
informada que este 15 de septiembre laboraría de manera normal, insultó y
amenazó a un funcionario del IEDF.
Como
si fuera proceso electoral, en el que sábados, domingos y días festivos, se
consideran días hábiles, la Consejera se enojó al ser informada del contenido
de la circular SA-07 que enteraba al personal, como día hábil normal el día
señalado.
No
es posible que un servidor público de su responsabilidad, no comprenda que la
función política que desempeña, no tiene hora, ni lugar.
Su
conducta podría considerarse una total y absoluta falta de responsabilidad,
sobre todo cuando en este momento se debate el monto del salario mínimo, del
cual sus percepciones no son tan mínimas, como para despreciar su trabajo de
esa manera.
De
ser el caso, esto sería un llamado de atención a los Consejeros del Instituto
Nacional Electoral (INE), para considerar seriamente la ratificación de Luján
Ponce, si es que pidió ser considerada en el concurso de selección para ser
Consejera en el nuevo INE.
Imagínese
usted. Si hoy que todavía no comienza el proceso electoral, Luján Ponce se
molesta, ¿Qué sucederá cuando deba sesionar a deshoras o tenga que salir a
altas horas de la madrugada por motivo del desempeño de su encargo?, o bien
¿Qué pasara cuando por la naturaleza de su encargo, deba dirigirse a los
representantes de los partios políticos o ciudadanos? Dios nos ampare, caray.
Parece
que el huracán Odile no sabía que puede ser impertinente y no llegar a costas
mexicanas en días de asueto; o los pacientes en los hospitales no saben que no
deben enfermarse el 15 de septiembre.
Ahora
le tocó a la Consejera, pero hemos conocido de ejemplos en legisladores,
gobernadores, presidentes municipales, y algunos de la clase política, con
verdadera flojera de mente y espíritu.
Por
eso es que estos cargos son para alguien responsable, no para ser traspasada
como herencia política, como si los cargos fueran de su propiedad. En estos
ejemplos hay familias que ostentan verdaderamente los cargos, que cada
legislatura pareciera que gobiernan los mismos.
Por
eso es que Pedro García haya escrito uno de los mejores relatos sobre el grito
en Dolores, Guanujato, en su libro “Con el cura Hidalgo en la guerra de
Independencia”, quien afirma que el padre Hidalgo dijo: "Mis amigos y compatriotas: no existe ya para
nosotros ni el rey ni los tributos. Esta gabela vergonzosa, que sólo conviene a
los esclavos, la hemos sobrellevado hace tres siglos como signo de la tiranía y
servidumbre; terrible mancha que sabremos lavar con nuestros esfuerzos. Llegó
el momento de nuestra emancipación; ha sonado la hora de nuestra libertad; y si
conocéis su gran valor, me ayudaréis a defenderla de la garra ambiciosa de los
tiranos. Pocas horas me faltan para que me veáis marchar a la cabeza de los
hombres que se precian de ser libres. Os invito a cumplir con este deber. De
suerte que sin patria ni libertad estaremos siempre a mucha distancia de la
verdadera felicidad. Preciso ha sido dar el paso que ya sabéis, y comenzar por
algo ha sido necesario. La causa es santa y Dios la protegerá. Los negocios se
atropellan y no tendré, por lo mismo, la satisfacción de hablar más tiempo ante
vosotros. ¡Viva pues la Virgen de Guadalupe! ¡Viva la América, por la cual
vamos a combatir!”. Así se levantaba un pueblo oprimido, de madrugada.
También
por eso es que Porfirio Díaz recibía en 1910, el uniforme con que fue capturado
José María Morelos por el coronel realista Manuel de la Concha, de manos del
enviado español, Camilo García, -Marqués de Polavieja- quien sensiblemente
emocionado emocionado -casi con lágrimas
en los ojos-, señaló: "Yo no pensé
que mi buena fortuna me reservara este día memorable, en que mis manos de viejo
soldado son ungidas con el contacto del uniforme que cubrió el pecho de un
valiente, que sintió palpitar el corazón de un héroe y prestó íntimo abrigo a
un altísimo espíritu, que peleó contra los españoles, no porque fuesen
españoles, sino porque eran los opositores de sus ideales”.
De
seguro Hidalgo y Morelos no pensaron que sus actos serían enaltecidos a la
dignidad de días festivos, y de los cuales, a la Consejera debe de molestarle
que le obstruyan invocar el espíritu de los insurgentes para trascender en el
IEDF.
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