El
16 de septiembre pasado, el Partido Acción Nacional cumplió sus primeros 75
años, en una crisis en su interior, en el que uno de los factores lo
constituyó, el proceso interno para renovar su dirigencia nacional y que permea
a su militancia y simpatizantes.
Es
muy probable que este desgaste sea provocado por la falta de liderazgo político
que está siendo invadido por los intereses ajenos a las ideas.
Diversos
escándalos han marcado actualmente estos setenta y cinco años: La
administración corrupta de Emilio González Márquez y de Luis Armando Reynoso
Femat, en Jalisco y Aguascalientes rspectivamente, en el que el segundo
comienza a pasar por el brazo de la ley, mientras que Márquez sigue sin recibir
un llamada de atención.
Sergio
Eguren y Rafael Medina, ex diputados locales que eran funcionarios de la
delegación Benito Juárez en la ciudad de México, fueron detenidos en Brasil,
luego de asistir a un partido de futbol de la selección mexicana, acusados de
tocar a una mujer y golpear a su marido.
Otro
más. Durante la instalación de la Comisión de la Familia del Senado, el
legislador por Jalisco José María Martínez Martínez realizó comentarios
polémicos, al señalar como una moda la diversidad en la convivencia entre
personas del mismo sexo, así como el sentido plural de la familia, que le ha
valido una avalancha de críticas en un probabe intento por elevar dogmas de fe
o creencias religiosas personales a rango de políticas públicas.
La
creación de una organización de corte nenonazi en Jalisco; los comentarios
racistas en contra del futbolista Ronaldo; los moches presuntamente realizados
por el excoordinador del los diputados del PAN en San Lázaro, en fin.
Mientras
sigan imponiéndose intereses ajenos a la rehabilitación moral de la política
que impulsaban sus fundadores, seguiremos viendo escándalos en su militancia
solapados por su dirigencia y que trascienden a la vida política del país.
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