En
la crisis política de la administración del gobernador Ángel Aguirre Rivero, de
Guerrero, el Senado aprobó posponer unos días el tema, para resolver si
existiría la desaparición de poderes en ese estado.
Las
reacciones derivadas del asesinato de un joven jugador de futbol del equipo
Avispas y de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, le generaron
un grave frente de crisis nacional, cuyos efectos alcanzaron al gobierno
federal a nivel internacional, en el que la solución parece encontrarse en la
dimisión o remoción del gobernador.
Derivado
de lo anterior se encuentran vulneradas y muy debilitadas las estructuras de
los campos político, social y de seguridad en el país, cuyo orígen se encuentra
en la corrupción, razón por la cual, el Partido Acción Nacional se apresuró a
lanzar el sistema anticorrupción, tema pendiente a manera de reforma.
En
este tema se encuentra pendiente la integración de la Comisión Nacional Anticorrupción,
en la que podría ser posible incorporar a la Auditoría Superior de la
Federación, así como a las entidades de fiscalización de los Estados, pudiendo
ser dirigida por un académico, no por un político.
Esta
crisis del área política trajo consigo la percepción ciudadana de un silencioso
pacto de impunidad, que pudiera existir entre todos los partidos políticos, para
ocultar las corruptelas de sus integrantes.
Lo
más grave, vino a demostrar la vulnerabilidad en el que nos encontramos los
ciudadanos que estamos integrados al campo social, por la colusión de
servidores públicos con la delincuencia, en nuestro perjuicio.
Demostró
la crisis en que se encuentran los derechos humanos en México, que han sido
denunciados por organizaciones internacionales.
En
esta crisis de credibilidad, el gobierno debe cambiar de rumbo, a efecto de
insertar la moral en la ciudadanía y en su clase política, como un valor que ha
sido altamente vulnerado en los ciudadanos y que la clase política no solo
conozca a la moral, como “un árbol que da moras”, dicho por Gonzalo N. Santos,
gobernador de San Luis Potosí en la década de los 30’s.
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