Efervescencia electoral

Como usted sabe, el fin de semana pasado el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Estado de México presentó a su precandidato a la Gubernatura de ese estado, en un proceso de unidad, en el que los contendientes cedieron a favor del ahora expresidente Municipal de Ecatepec, Eruviel Ávila Villegas.

Seguramente el proceso de elección de candidato fue desgastante, entre Ernesto Nemer, Luis Videgaray y Alfredo del Mazo, en el que éste último no pudo esconder la cara, en la que se le manifestaba molestia. No puede decirse que perdió el grupo político Atlacomulco, porque con toda seguridad negociaron espacios.

Todo mundo creía que Del Mazo, proveniente del grupo citado y también presidente municipal de Huixquilucan, sería el candidato del PRI a la gubernatura, pero al cederle a Eruviel Ávila, se lanza la señal que es preferible obtener votos ciudadanos, que la candidatura mediante acuerdos cupulares.

Por otra parte, el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) llevaron a cabo su ejercicio para definir si van en alianza o cada quien por su lado: con unos 250 mil participantes, casi el 45% dijo que sí a la alianza.

Para conformar la alianza, el PAN desea impulsar en alianza a su expresidente, Luis Felipe Bravo Mena, mientras el PRD no hay un precandidato que haya dicho su intención.

Este proceso electoral resulta políticamente interesante, dado a que del triunfo del precandidato Eruviel Ávila, depende la candidatura del hoy gobernador Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República por el PRI, en un proceso que abre la pauta a las dirigencias del PRI en los Estados, a que se prevalezca los liderazgos naturales, sobre los acuerdos cupulares, en la elección de candidatos.

En la efervescencia antigua, coinciden las crónicas de la época, donde el capitán general de la invencible armada española Hernán Cortés y su lugarteniente Bernal Díaz del Castillo, relatan a su llegada en 1519 la majestuosidad, grandeza, organización, gloria y esplendor de la gran ciudad de México Tenochtitlan, incluso en tamaño más grande que Constantinopla y hasta dos veces la ciudad de Salamanca en España, así como la forma de vida que llevaba el emperador Motecuhzoma, igual o mejor que la realeza europea de la época y como una muestra del poderío del imperio mexicano: a su paso se tocaba un caracol marino y junto con el grave percutir del huéhuetl, sus súbditos se congregaban para rendirle toda clase de reverencias y caravanas propias de su señoría.

Se dice que el emperador tenía casas de aposentos, placer y palacios, en los que coleccionaba toda clase de armas, plantas de ornato y animales de todo tipo, algunos desconocidos para los españoles, para los cuales sus sirvientes se dedicaban a criarlos en cautiverio, para el beneplácito del huey tlatoani. Entre otras cosas, los españoles encontraron los “perrillos”, de lo que ahora conocemos como el perro chihuahua, un sinónimo de lo mexicano.

Muchos pero muchos años después, estos perrillos serían motivo de una disputa: las Federaciones Canófilas de Perú, China y principalmente Japón, reclamaron ante la Federación Canófila Internacional (FCI) con sede en Bélgica, la patria potestad del perro mexicano chihuahua.

El criadero mexicano del perro chihuahua Sand's propiedad de la señora Sandra Michel, enfrentó -por conducto de la Federación Canófila Mexicana en 1985-, a los argumentos de los japoneses, que decían que el perro chihuahua cruzó por el Estrecho de Bering en el Polo Norte, llegando así, al continente americano; y los peruanos, reclamaban la nacionalidad del perro xoloitzcuintle, con el argumento de la semejanza del perro crestón chino, de nacionalidad peruana, con el xoloitzcuintle mexicano. 

La señora Michel presentó como prueba -para demostrar la antigüedad del perro chihuahua en estas tierras-, el texto de Bernal Díaz del Castillo “Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España”, en el que el conquistador afirma que en los castillos del emperador Moctezuma, deambulaban los "perrillos", acción por la cual, México sigue conservando la patria potestad del perro chihuahua, preciado en todo el mundo, principalmente el espécimen con cabeza de manzana, pelo corto, color gris y ojos rubí.