Son varias las ocasiones en que el presidente Felipe Calderón, ha manifestado su intención –como primer militante del Partido Acción Nacional (PAN) en el país-, de que el candidato de su partido a la Presidencia de las República, sea un ciudadano.
Incluso, el expresidente Vicente Fox, se sumó a la posibilidad de la candidatura ciudadana, sea militante o no del PAN.
Estas declaraciones desconciertan a la militancia panista, quienes algunos difieren del pensar del presidente Calderón y presentando a un distinguido grupo de colaboradores presidenciales.
Se trata de los secretarios de Hacienda y Educación, Ernesto Cordero y Alonso Lujambio, quienes en un desconocimiento de la realidad ciudadana, el primero afirmó que con seis mil pesos al mes, una familia podría pagar hipoteca de la casa, auto y educación privada; en el caso del Secretario Lujambio afirma que las telenovelas del productor Juan Osorio de Televisa son un instrumento poderoso para combatir el rezago educativo.
Mira usted, una par de perlas más de otros aspirantes panistas: recientemente el Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, propuso penalizar a las mujeres, que sin autorización de su marido, se practiquen la salpingoclasia (ligadura de trompas) con el fin de no tener hijos, y por otra parte, la diputada Josefina Vázquez Mota, coordinadora del grupo parlamentario del PAN en San Lázaro obsequió un equipo Ipad a los 84 obispos residenciales de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en una operación cuestionada por la inexistencia de la Fundación Luis María Martínez (FLMM), como el conducto.
Es difícil confiar en alguien que visualiza a la ciudadanía en función de los votos que pudiera representarle, y no por las necesidades que hay que solucionarle. Son verdaderamente absurdos los planteamientos de los titulares de Hacienda y Educación, y sobre el mandatario jalisciense y la diputada, pues confirman y reafirman su vocación y convicción de ayudar a transgredir el estado laico mexicano.
Seguramente el presidente Calderón tiene la difícil opción de que su partido siga conservando la Presidencia de la República, o evitar a toda costa que el PRI se la gane o que la izquierda del Movimiento de Renovación Nacional (Morena) capitalice el uso político de los cables del escándalo Wikilieaks, que por ejemplo le dan la razón al afirmar que actividades económicas como telecomunicaciones, electricidad, televisión, petróleo, cerveza y tortilla, según el cable 09MEXICO160 de la embajada de Estados Unidos en México, se caracterizan por un alto grado de concentración en una o dos empresas.
No más y seguramente estas podrían ser las razones para optar por un candidato ciudadano a la Presidencia.
Así pues en el tiempo, un ciudadano pasó rápidamente a la Primera Magistratura del país: mientras el Gral. Porfirio Díaz ejerció por más tiempo el poder en nuestro país, -30 años- durante su mandato se verificó uno de los periodos más cortos.
En una ocasión, cuando se dirigía a vacacionar a la rivera de la laguna de Chapala en Jalisco, a su paso por Tlaquepaque, su ayudantía le acercó a Pantaleón Panduro, alfarero de renombre de la época, quien le elaboró un busto en barro y se lo entregó en propia mano al mandatario, a lo que el presidente elogió la perfección de aquella pieza y la maestría del artesano, invitándolo a que mejor se la entregara en la Ciudad de México.
Ante la insistencia del militar liberal quien le ofreció lo que quisiera, Pantaleón Panduro no dudo en pedirle un pequeño favor: que lo hiciera Presidente de la República.
Don Porfirio Díaz, -hombre de palabra y héroe de guerra- se quitó la banda presidencial para imponerla en el pecho del alfarero por toda una hora, quien desde luego no ejerció acto de autoridad alguno, pero para la historia portó la banda presidencial.
Hubo otro civil que llamó la atención de Don Porfirio: un músico de nombre Justo Villa que dirigiendo un cuarteto de Cocula en Jalisco, integrado por 2 violines, 1 vihuela y 1 guitarrón, interpretaron algunas piezas musicales en el cumpleaños en 1905 del mandatario, y quien a pregunta expresa, sus ayudantes le comentaron que “…se llama mariachi, presidente”. Ahora la música de ese civil está en boca de todo mundo.
Incluso, el expresidente Vicente Fox, se sumó a la posibilidad de la candidatura ciudadana, sea militante o no del PAN.
Estas declaraciones desconciertan a la militancia panista, quienes algunos difieren del pensar del presidente Calderón y presentando a un distinguido grupo de colaboradores presidenciales.
Se trata de los secretarios de Hacienda y Educación, Ernesto Cordero y Alonso Lujambio, quienes en un desconocimiento de la realidad ciudadana, el primero afirmó que con seis mil pesos al mes, una familia podría pagar hipoteca de la casa, auto y educación privada; en el caso del Secretario Lujambio afirma que las telenovelas del productor Juan Osorio de Televisa son un instrumento poderoso para combatir el rezago educativo.
Mira usted, una par de perlas más de otros aspirantes panistas: recientemente el Gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, propuso penalizar a las mujeres, que sin autorización de su marido, se practiquen la salpingoclasia (ligadura de trompas) con el fin de no tener hijos, y por otra parte, la diputada Josefina Vázquez Mota, coordinadora del grupo parlamentario del PAN en San Lázaro obsequió un equipo Ipad a los 84 obispos residenciales de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en una operación cuestionada por la inexistencia de la Fundación Luis María Martínez (FLMM), como el conducto.
Es difícil confiar en alguien que visualiza a la ciudadanía en función de los votos que pudiera representarle, y no por las necesidades que hay que solucionarle. Son verdaderamente absurdos los planteamientos de los titulares de Hacienda y Educación, y sobre el mandatario jalisciense y la diputada, pues confirman y reafirman su vocación y convicción de ayudar a transgredir el estado laico mexicano.
Seguramente el presidente Calderón tiene la difícil opción de que su partido siga conservando la Presidencia de la República, o evitar a toda costa que el PRI se la gane o que la izquierda del Movimiento de Renovación Nacional (Morena) capitalice el uso político de los cables del escándalo Wikilieaks, que por ejemplo le dan la razón al afirmar que actividades económicas como telecomunicaciones, electricidad, televisión, petróleo, cerveza y tortilla, según el cable 09MEXICO160 de la embajada de Estados Unidos en México, se caracterizan por un alto grado de concentración en una o dos empresas.
No más y seguramente estas podrían ser las razones para optar por un candidato ciudadano a la Presidencia.
Así pues en el tiempo, un ciudadano pasó rápidamente a la Primera Magistratura del país: mientras el Gral. Porfirio Díaz ejerció por más tiempo el poder en nuestro país, -30 años- durante su mandato se verificó uno de los periodos más cortos.
En una ocasión, cuando se dirigía a vacacionar a la rivera de la laguna de Chapala en Jalisco, a su paso por Tlaquepaque, su ayudantía le acercó a Pantaleón Panduro, alfarero de renombre de la época, quien le elaboró un busto en barro y se lo entregó en propia mano al mandatario, a lo que el presidente elogió la perfección de aquella pieza y la maestría del artesano, invitándolo a que mejor se la entregara en la Ciudad de México.
Ante la insistencia del militar liberal quien le ofreció lo que quisiera, Pantaleón Panduro no dudo en pedirle un pequeño favor: que lo hiciera Presidente de la República.
Don Porfirio Díaz, -hombre de palabra y héroe de guerra- se quitó la banda presidencial para imponerla en el pecho del alfarero por toda una hora, quien desde luego no ejerció acto de autoridad alguno, pero para la historia portó la banda presidencial.
Hubo otro civil que llamó la atención de Don Porfirio: un músico de nombre Justo Villa que dirigiendo un cuarteto de Cocula en Jalisco, integrado por 2 violines, 1 vihuela y 1 guitarrón, interpretaron algunas piezas musicales en el cumpleaños en 1905 del mandatario, y quien a pregunta expresa, sus ayudantes le comentaron que “…se llama mariachi, presidente”. Ahora la música de ese civil está en boca de todo mundo.
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