Citas memorables de la historia de México

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sábado, 2 de mayo de 2009

La epidemia


A una semana de concluir el Segundo Periodo de Sesiones Ordinarias del Congreso, se hizo presente en México el virus H1N1 de influenza humana, -antes porcina-, que obligó a las autoridades de ambas Cámaras a establecer estrictos controles para el acceso a sus recintos parlamentarios. 

En Cámara Baja, se fumigó el interior del salón de sesiones y se minimizó la cantidad de personal, a lo estrictamente necesario. En Cámara de Senadores, se restringió el acceso a la Casona de Xicoténcatl, a legisladores, cuerpo técnico parlamentario y algunos colaboradores, en una extraña combinación de saco y corbata con cubre bocas, y aseo de manos con un desinfectante especial. 

Todos los servicios de salud abrirán sus puertas a quien presente cuadros sintomáticos de la enfermedad, sean o no derechohabientes, ya sea del IMSS o del ISSSTE. 

En una guerra de cifras entre el Gobierno Federal y el del Distrito Federal, señalaban el domingo que había 1,103 hospitalizados y 103 muertos, en el D.F. Estado de México y San Luis Potosí. El viernes siguiente, informaban de 15 fallecidos y 343 contagiados. 

Desde la semana pasada, hubo muestras de preocupación. Se suspendieron clases en todos los niveles escolares; se suspendieron más de 1,000 eventos públicos el fin de semana.

Por primera vez después de 181 años de vida, se canceló la Feria de San Marcos en Aguascalientes. El Gobierno Federal cerrará sus oficinas en todo el país, del 1 al 5 de mayo. En Puebla, se canceló el desfile cívico militar con motivo del triunfo en la Batalla de esa ciudad en 1862. 

En Catedral Metropolitana de la ciudad de México fue sacado en procesión, el Cristo de la Salud, con el mismo rito que se hizo por última vez hace más de 300 años, -en 1691-, cuando una epidemia de viruela negra azotó a la Ciudad.

Se dice que esta imagen sólo ha salido tres veces de la Catedral, y sólo se saca a procesión cuando existe una aflicción grande en la Ciudad que amenaza con acabar con muchas vidas. 

Por iniciativa del presidente Felipe Calderón, los ex secretarios de Salud Juan Ramón de la Fuente, Jesús Kumate y Guillermo Soberón, en las administraciones priístas de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, respectivamente, le manifestaron su disposición de mantenerse cerca para asesorarlo y darle recomendaciones en la atención de la epidemia de la influenza humana.

El también ex Rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, pidió al presidente Calderón ordenar las cifras, porque hay una cierta confusión con las que se han venido dando. 

Se extrañó la presencia y asesoría de Julio Frenk Mora, secretario de Salud en el sexenio de Vicente Fox, quien fue por cierto, candidato a dirigir la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

En las conferencias de prensa que se han ofrecido, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, no escatimó en el uso de los recursos públicos presupuestados para detener la enfermedad. 

Países como Perú, Argentina y Cuba suspendieron vuelos cuyo orígen y destino era México. China, mantuvo aislados a mexicanos, -a pesar de que gozaban de cabal salud-, en un hotel de Pekín en ese país asiático, lo que obligó la protesta diplomática del embajador de México en China, Jorge Guajardo, por discriminación. México envió un vuelo especial de Aeroméxico, que se desplazó a Asia para "rescatar" 138 mexicanos en Shangai, Pekín, Goanjzhou y Hong Kong, en una travesía de 59 horas con 45 minutos, alrededor del mundo.

Qué lastima que un pueblo y cultura tan honorables, tengan un gobierno tan poco sensible y deplorable. Los repatriados fueron recibidos por la Primera Dama, Margarita Zavala, en el Aeropuerto Internacional "Benito Juárez" de la ciudad de México. 

Además, en un mensaje a la nación, el presidente Felipe Calderón manifestó el rechazo del pueblo de México, a las medidas vejatorias emprendidas por varios países en contra de los mexicanos, en contraste, con las justificaciones de la embajada china en México, pidiendo la comprensión de los mexicanos.

Durante los trabajos de la LIX Legislatura de la Cámara de Diputados, el gobierno de la República Popular China por conducto de su embajador en nuestro país, envió un comunicado al Congreso Mexicano, en el que ese gobierno anunciaba la ruptura de relaciones diplomáticas con México, si el Poder Legislativo Mexicano recibía de manera oficial, al Dalai Lama, líder del pueblo tibetano, -en el exilio-, cuyo único delito es reclamar su independencia de China.


El Congreso Mexicano respondió en similares términos a la actitud china, indicándo que se trataba de una decisión de un órgano soberano del pueblo mexicano; así las cosas, fue recibido el líder religioso tibetano en el Congreso.

En ese entonces, el gobierno de Vicente Fox recomendó a las autoridades mexicanas no recibir al Dalai Lama con otro carácter distinto al religioso. 

En este sexenio, según Marco Antonio Karam, -Presidente de la Casa Tíbet de México-, y Tito Vasconcelos, coordinadores de la visita del Dalai Lama a México programada para septiembre de 2008, llegaron el 5 de agosto del año pasado, a la residencia Oficial de Los Pinos, invitados por César Nava, entonces secretario Particular del presidente Calderón, quien les informó que "...Me da mucha pena comunicarles que el presidente Felipe Calderón no recibirá al Dalai Lama. Hay muchos asuntos de Estado importantes con China y el gobierno de este país le pidió al presidente que no lo reciba… Son demasiadas las presiones y el presidente ha tomado esta decisión. ...".

Qué lastima. Bien podríamos comenzar una campaña ciudadana para boicotear los productos chinos, de tan pésima calidad y que cuya competencia desleal, menguan el trabajo y la economía formal mexicana. Continuando la columna. Antes de la llegada de los españoles a la Gran Tenochtitlan, se manejaban ocho presagios, sobre su llegada.

Resalta, por ser materia de la cultura popular mexicana, el sexto presagio, en el que se dice que muchas veces se oía a una mujer llorando; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos, diciendo: -¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y a veces decía: -Hijitos míos, ¿a dónde os llevaré?. Desde luego, se trata de La Llorona. 

Una vez llegados los españoles a Tenochtitlan en 1521, para hacerse entender Cortés con Moctezuma y los indígenas, Jerónimo de Aguilar traducía, -del castellano al dialecto maya-, a la Malintzin, (Malinche, popularmente conocida), y ella a su vez traducía, -del dialecto maya a náhuatl-, los diálogos entre ellos. Los indígenas quedaron maravillados al ver a esos hombres barbados, con pelos color del sol, montados en bestias, cubiertos de metal y con fuego en las manos.

Por su parte, los españoles quedaron admirados de la grandeza y organización de la Gran Tenochtitlan, comparándola incluso, con Constantinopla, según algunos de los soldados de la entonces invencible armada española que estuvieron allí. 

Ya en la convivencia entre españoles e indígenas, los mexicas, -para minar las fuerzas españolas-, ofrecían a los conquistadores, leche con sandía, provocándoles abundantes diarreas, método conocido como la venganza de Moctezuma. 

Después de la matanza del Templo Mayor, los españoles son descubiertos en su huida. Se dice que en las prisas, arrojaron parte del tesoro de Moctezuma, que fue encontrado en las proximidades de la Alameda Central, a principios de 1970.

Luego, Cortés y sus huestes son derrotados en la batalla de la noche triste. Los españoles se reorganizan con los tlaxcaltecas para el ataque final, pero el primer presagio funesto se hizo sentir bien pronto entre los mexicas.

Se extendió entre la población una gran peste, -se dice que de viruela-, enfermedad desconocida hasta entonces por los mesoamericanos.

Una de las víctimas de este mal iba a ser precisamente Cuitláhuac. Fue entonces cuando reaparecieron los españoles por el rumbo de Texcoco, cuando comenzaron a atacar con los cañones desde sus bergantines.

Los mexicas colocaron debajo del agua polines de madera para contener su entrada. Además, cuando capturaban algún conquistador, lo ofrecían en sacrificio ante la mirada atónita de los españoles, para atemorizarlos. 

Un oficial mexica dijo: “…Mexicanos, al grito de guerra…”, que fue tomado como la primera estrofa del himno nacional, 300 años más tarde. 

Como en otras ocasiones, vamos a vencer.
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