Citas memorables de la historia de México

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sábado, 30 de mayo de 2009

Controversias

Entre los temas de la agenda política abordados en la sesión de la Comisión Permanente del Congreso, se encontraba el pronunciamiento de los grupos parlamentarios por la inseguridad pública en el país, producto del asesinato del periodista Eliseo Barrón Hernández de La Opinión Milenio de Torreón, así como de la detención de 28 servidores públicos de primer nivel del Gobierno de Michoacán, a poco más de un mes de realizarse las elecciones intermedias. 

Fue el senador Graco Ramírez Abreu por el Partido de la Revolución Democrática, (PRD), quien dijo que ningún gobierno de cualquier partido político se ha negado a compartir responsabilidades en el tema de la seguridad pública, pero que le parece que el presidente del Partido Acción Nacional, (PAN), Germán Martínez Cázarez, ha construido un eje con una campaña política, fundada en que “el que no vote por el PAN protege la delincuencia”, “el que no vota por el PAN es parte, cómplice y hasta sospechoso”.

Precisó la peligrosidad del fundamentalismo al que esta invitando en sus mensajes y recordó, además, la insistencia del PAN, -por cierto también de la Iglesia-, en aprobar la Ley de Extinción de Dominio, para que, -hasta ese debate-, no haya sido publicada en el Diario Oficial. 

Curiosamente, esta Ley como otras más, se publicaron el viernes pasado. Además, se vertieron comentarios sobre la desigualdad en la forma del operativo de Michoacán gobernada por el PRD, en contraste con la detención de servidores públicos en Morelos, gobernado por el PAN.

Mientras en Michoacán llegaron sin previo aviso, en Morelos manejaron la situación de manera tersa para contener el impacto mediático.

Además las fuerzas federales entraron a Palacio de Gobierno, en Morelos todo fue suave y con delicadeza. Hubo controversias y diferencias y las sigue habiendo, sobre todo mediático, al darle mayor cobertura a Michoacán que a Morelos. Una controversia que pudo ser cierta y no llevar a Porfirio Díaz a la Presidencia.

Después del triunfo de la República en 1867, se hizo pública una carta entre el General Porfirio Díaz Mori y el Mariscal imperialista Francisco Aquiles Bazaine, -Comandante en Jefe de las Fuerzas Francesas de Intervención-, en la que durante el sitio de Oaxaca a finales de 1864 e inicios de 1865, dice que Díaz visitó personalmente a Bazaine en su Cuartel General para manifestarle que podía tomar la plaza por asalto, pues ya no tenía hombres ni armas. Bazaine lo interpreta como un acto de sumisión al imperio. 

Años más tarde, en 1886, será singular el intercambio epistolar entre Bazaine y Díaz, en las que Bazaine le reprochará Díaz, que la carta anteriormente citada, haya sido publicada de nuevo en los periódicos “citando proposiciones deshonrosas que yo le hubiera propuesto por un intermediario, no es más que una sarta de calumnias” y lo amenazará a su vez, de publicar otra carta: “no debía usted haber olvidado que la víspera de la rendición de Oaxaca, vino usted a pasar parte de la noche en mi Cuartel General, contrario a todas las leyes militares y que hubiera estado en mi derecho de tratarlo como un insurrecto, en lugar de hacerlo como prisionero de guerra. Si yo hubiera hecho publicar su carta referente a esa entrevista, carta que está en mi poder, no hubiera llegado usted a la Presidencia”, le pedirá que nombre al intermediario para perseguirlo por difamador.

Díaz responderá con mucha tranquilidad a esa carta. Lo cierto es que este es uno de los hechos no precisados y obscuros de la historia, en la que después de 20 años siguieran teniendo contacto.

Otro ejemplo. A las 8:00 horas del 15 de mayo de 1867 las fuerzas republicanas avanzan al encuentro de los imperialistas, pero en lugar de hacer fuego, irrumpen en vivas a la República. Entonces se presenta un comisionado de Maximiliano y se acuerda un alto al fuego.

Acto seguido, se presenta ante el Gral. Ramón Corona, Maximiliano con sus generales Castillo y Mejía, diciendo: "General aquí tiene usted mi espada, ya no soy Emperador".

El general Ramón Corona le dice: "Es usted digno de conservar su espada como hombre valiente, pero Emperador nunca ha sido". Corona, le ofrece garantías en tanto llega el general en jefe, Mariano Escobedo. Mientras le esperan, al aire libre y bajo un intenso frío, el Gral.

Corona comenta a Maximiliano: "Está usted temblando, Maximiliano”, quien responde: "Sí, pero no de lo que usted cree, General”. Al llegar el Gral. Mariano Escobedo, Maximiliano le entrega su espada y le pide se le conceda trasladarse a Europa. Escobedo le informa que "no es a mí a quien corresponde disponer de los prisioneros, sino al gobierno de la República". 

La vida sigue su curso y con el tiempo, el 17 de septiembre de 1875, sesiona por primera vez la Cámara de Senadores, después de quedar legítimamente constituida bajo la presidencia de Mariano Escobedo. Sebastián Lerdo de Tejada era el Presidente de la República. 

Obligado por un escándalo político de la época, Mariano Escobedo redacta en julio de 1887, el informe del Sitio de Querétaro de 1867 dirigido a Porfirio Díaz Mori, entonces presidente de la República. Señala Escobedo que el 14 de mayo de 1867, uno de sus ayudantes le comunicó que un individuo procedente de la plaza, y que se encontraba en el puesto republicano, deseaba hablar con él: se trataba del coronel imperialista Miguel López, jefe del Regimiento de la Emperatriz. 

El coronel López le comunicó, que llevaba la comisión del Emperador para procurar una conferencia con Escobedo e informarle su decisión de abandonar la plaza, para lo cual pedía únicamente se le permitiera salir con las personas de su servicio y custodiado por un escuadrón del regimiento de la Emperatriz hasta Tuxpan o Veracruz, en cuyos puertos debía esperarle un buque que lo llevaría a Europa, asegurándose que en México, al emprender su marcha a Querétaro, había depositado en poder de su primer ministro su abdicación al trono mexicano. 

López le dijo que el Emperador le había recomendado que se acercase a Escobedo para suplicarle guardara el más impenetrable secreto sobre la conferencia tenida la noche del 14 como su comisionado, porque quería salvar su prestigio y condición en México y Europa, los cuales se perjudicarían si se divulgaran los puntos de aquella conferencia y sus resultados. Quizás, Maximiliano quería que la historia no lo tomara por cobarde al ser divulgado el contenido de ese parlamento. 

La respuesta del general Escobedo fue que pusiera en conocimiento del Archiduque, que las órdenes que tenía del Supremo Gobierno Mexicano eran terminantes, para no aceptar otro arreglo que no fuera la rendición de la plaza sin condiciones.

En seguida, el enviado de Maximiliano le reveló que ya no podía, ni quería, continuar más la defensa de la plaza, cuyos esfuerzos los conceptuaba enteramente inútiles. 

El día 18 de mayo, Escobedo recibió la petición del Archiduque para dialogar. Mando a su coche por él, quien le expresó el deseo que tenía de ir a San Luis Potosí, para hablar con el Presidente Juárez, a quien tenía secretos que revelar y que importaban mucho el porvenir del país.

Escobedo le contestó que no tenía autorización para conceder ese permiso pero que en obsequio de él, telegrafiaría al Supremo Gobierno pidiéndole instrucciones sobre el particular; que él por su parte podía dirigirse al Presidente de la República directamente, remitiendo su mensaje al cuartel general para que por este conducto fuera despachado.

Se desconoce el contenido de los secretos que quería revelarle a Juárez. En seguida le preguntó si le sería permitido hablar con el coronel.

Cuando Escobedo le manifestó que no había inconveniente alguno, comprendió que el coronel imperialista no lo había engañado en la conferencia citada. 

Así son las diferencias. Unas con caballerosidad, otras no tanto.
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