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lunes, 15 de junio de 2015

Cómo perder una campaña política en 10 pasos

Para estar en condiciones de ayudar a la reflexión política de aquellas entidades cuyos gobernadores y sus partidos perdieron en estas elecciones, a continuación se presentan algunas consideraciones, que harán más tersa su comprensión del fracaso.

Primero, juegue con la necesidad de la gente. Diseñe un plan de campaña en el que su principal objetivo, lo sea comprometerse con sus electores, haciéndoles creer que usted podrá construirles un río, aunque no sea necesario. Proporcióneles mensajes y propaganda ajena a su postulación de campaña.

Segundo, sea audaz al entrar en acción. Cuando su contrincante lo descalifique, cite a rueda de prensa para desvirtuar sus dichos, presentando acusaciones, -falsas de preferencia-, sobre el pasado de su contrincante.

En tercer lugar, haga que sus logros parezcan hechos con facilidad. No hay nada más eficaz que hacerle creer a sus electores, que son unos idiotas y que no comprenden el fino y delicado arte de engañarlos que usted perfectamente domina.

Como cuarto paso, aproveche los recursos que le ofrecen sus patrocinadores. Si su partido gobierna la entidad federativa o el municipio por el cual usted es candidato, preste atención a todos los recursos humanos, materiales o económicos, de los cuales, usted y su campaña pueden valerse. La leyes se hicieron para corromperse y su partido debe saberlo.

En quinto lugar, menosprecie lo que no puede obtener. Cuando la opinión pública y su contrincante se le revierta a usted, subestime, menosprecie o descalifique esa forma de pensar hacia usted. Esta arma es eficaz para hacer pasar a sus electores como torpes e incapaces de hacer deducciones.

El sexto punto es, muerto el perro se acabó la rabia. Confíele a uno o dos de sus mejores amigos, la difícil tarea de la guerra de lodo, acusaciones y difamaciones contra su contrincante, para tal efecto, el perro es su contrincante portador de la rabia. Las redes sociales le serán de gran apoyo.

Como séptimo paso, sea audaz cuando tenga que entrar en acción. La audacia puede medirse en la mezquina capacidad de obtener recursos de procedencia dudosa, como por ejemplo, haciendo pactos con otras fuerzas políticas o con interesados en ser presidenciables. Aquí se incluye la posibilidad de obtener financiamiento de la delincuencia, por supuesto, a cambio de su benevolencia cuando usted sea autoridad.

En octavo lugar, mantenga sus manos siempre limpias. Tenga siempre a la mano unos cuantos de sus leales colaboradores, en quienes recaerán las lamentables acusaciones de que usted como candidato se objeto, cuando sus contrincantes políticos, ya sea en su propio partido o en el de en frente, lo descubran con las manos en la masa.

Noveno punto, simule candidez. Para atrapar a los electores indecisos, finja inocencia política. Posiblemente lo creerán y votarán por usted y sus contrincantes se sorprenderán de su capacidad para hacerse tonto y engañarlos.

En último punto, dese cuenta con quién está tratando y no ofenda a la persona equivocada. Uno de los mejores errores que pueden cometerse en cualquier casa de campaña lo constituye, la soberbia, la prepotencia y la arrogancia, de usted como candidato o de sus subalternos. No hay nada mejor para alejar apoyos que comportándose de esta manera con la estructura territorial de su partido, de la ciudadanía, o bien, de los liderazgos sociales del lugar que usted pretende ser autoridad.

Como colofón, menosprecie todo aquello que sea inferior a su grupo político o a su partido y créanse que ustedes tienen la razón en todo momento y lugar.

Ejemplos los tiene usted en Jalisco, Nuevo León o Sonora.
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