En su gira de
trabajo por Londres, el presidente Enrique Peña Nieto dijo en entrevista al
periódico Financial Times, que en el
país prevalece una sensación de incredulidad y desconfianza.
No es para menos
dicha afirmación, cuando en el escaparate nacional se encuentran los cambios
que se presentaron mientras se daba la noticia de la detención del líder de la
organización delictiva “Los Caballeros Templarios”, Servando Gómez Hernández
“la Tuta”, el Ejecutivo Federal removió al ahora ex titular de la Procuraduría
General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, a la Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), en substitución de Jorge
Carlos Ramírez Marín, quien contenderá por una curul en la LXIII Legislatura.
Además, la
exSenadora Arely Gómez González fue designada como titular de la PGR y Eduardo
Medina Mora como candidato a Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN).
La recién
designada titular de la PGR es hermana de Leopoldo Gómez, Vicepresidente de
Televisa, cuya empresa ha sido favorecida, entre otras cosas, con la devolución
de por lo menos 3,000 millones de pesos y quizás la condonación de gran parte
de las cuentas generadas por el consumo de energía eléctrica, o quizás alguno
que otro impuesto o derecho estatal o municipal en el país.
Entre la
desconfianza, el reto que tiene la licenciada Gómez en su encomienda como
titular de la PGR, será que investigue a la empresa de la que su hermano es
Vicepresidente, a petición del Buró Federal de Investigaciones norteamericano,
a efecto de corroborar que en el escándalo de las camionetas encontradas en
Nicaragua con dinero sospechoso que portaban logotipos de Televisa, reluzca la
verdad.
Hay desconfianza
cuando en la integración de candidaturas a cargos de elección popular, en las
designaciones se vean a hijos o cónyuges de políticos, sobrinos, tíos, primos,
hermanos, o bien, personajes que saben que están a punto de ser perseguidos por
la justicia, como Marcelo Ebrard quien a toda costa obtuvo una candidatura por
Movimiento Ciudadano, de manera descarada y como si fuera una herencia en vida,
o bien, que candidatos como la actriz Carmen Salinas, responda que "No sé que voy a hacer en la Cámara",
al tomar protesta como candidata.
Claro que hay
incredulidad y desconfianza en este país, cuando la justicia de la misma PGR
que llevó a la cárcel al exgobernador de Tabasco, Andrés Granier, desconoce
cómo sustentar debidamente las demandas y en juzgados el exmandatario sea
exonerado por el delito de lavado de dinero y con la misma suerte podría correr
Elba Esther Gordillo, Servando Gómez Martínez “La Tuta” o el recién arrestado
el “Z-40”.
Hay desconfianza
por la designación de Eduardo Medina Mora como Ministro de la SCJN, porque siendo
Director del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (CISEN), la clase
académica mexicana lo señala de alterar la Agenda de Riesgos del Estado
Mexicano en el sexenio del expresidente Vicente Fox para incorporar la agenda
de intereses de grupo Banamex y realizar inteligencia para ese grupo con
recursos públicos, cuyo titular en México es su hermano Manuel.
De hecho, la
clase académica acaba de presentar al Senado más de 20 mil firmas en contra de
su designación, mientras que el PRD afirma que Medina Mora no es “honorable,
capaz, ni probo”.
Medina Mora fue
titular de la PGR cuando Televisa se prestó al montaje por la que fue detenida
la ciudadana francesa Florence Cassez por Genaro García Luna, exDirector de la
Agencia Federal de Investigaciones (AFI), y por tanto, demostró falta de
capacidad e impericia al realizar una mala integración de la averiguación
previa, de cuyas fallas en el debido proceso, la SCJN determinó la libertad de
Cassez.
Se ha dado a
conocer que Medina Mora siendo titular de la PGR podría haber tenido
conocimiento de la introducción de armas, de manera premeditada, bajo el
operativo norteamericano “Rápido y Furioso”, lo que lo coloca en una delicada
situación.
Además en la
gestión de Medina Mora al frente de la PGR, se presentó la acusación que hizo
el ministerio público a su cargo, en contra de las indígenas otomíes Jacinta y
Teresa Madrigal, cuya autoridad llegó a la conclusión que 2 mujeres lograron
desarmar, someter y secuestrar a 6 agentes de la extinta Agencia Federal de
Investigaciones (AFI) entrenados en técnicas y tácticas policiales. El tiempo
le dio la razón a las indígenas y tuvieron que ser liberadas por tal absurdo.
La historia no se
equivoca y da enseñanzas. La PGR y la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), de
Monte Alejandro Rubido no han volteado al pasado para comprender el porqué el
ejército de Oriente ganó la batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862: claro, por
la participación de una fuerza de indígenas zacapoaxtlas, en la que el General
Republicano Miguel Negrete se dirigió a los 1,500 indios de la sierra norte de
Puebla, de manera llana y coloquial: “Muchachos,
nos vamos a batir con los que se dicen los primeros soldados del mundo, pero
ustedes deben de demostrar que nosotros somos los primeros por el derecho que
tenemos de nuestro suelo”.
Después de este
ejemplo, seguramente ahora la PGR y la CNS hayan discernido que con un batallón
de unas 250 indígenas, -como Jacinta, Teresa o Alberta, por supuesto-, se pueda
demostrar que los indígenas son más leales a su país y podrían contribuir a abatir
la inseguridad.
Claro que hay
incredulidad y desconfianza. Y falta hablar de los candidatos.
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