Citas memorables de la historia de México

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jueves, 28 de julio de 2011

Crisis paralelas


El miércoles pasado renunció a sus pretensiones por la candidatura del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de la República, el poblano Javier Lozano Alarcón, también secretario del Trabajo y Previsión Social de la presente administración, quien anteriormente había colaborado en administraciones locales y federales del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Luego, el sábado, hizo lo mismo el sinaloense Heriberto Félix Guerra, secretario de Desarrollo Social, casado con Lorena Clouthier, hija de Manuel J. Clouthier, ex candidato a la Presidencia de la República por el PAN. Seguramente los cálculos políticos de Lozano y Félix arrojaron resultados poco favorecedores.

Luego de estas dos declinaciones, quedan cinco pretendientes a la candidatura presidencial del PAN: Santiago Creel, Alonso Lujambio, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero Arroyo y Emilio González Márquez.

Para Alonso Lujambio se abre un frente de crisis, con motivo del retraso y cuantioso costo de la estela de luz para conmemorar el bicentenario de la independencia el año pasado, que incluso, hay quien cree que esto pudiera costarle la ansiada candidatura presidencial.

Sobre Ernesto Cordero, pues tendría seis mil razones para pensar en ser candidato; lo mismo que para Emilio González Marquez, gobernador de Jalisco, entidad federativa cuyo Cardenal Juan Sandoval Íñiguez también tiene su propia crisis.

Se trata del cable 06VATICAN61, redactado por la embajada de Estados Unidos en el Vaticano, en el que afirma que al prelado tapatío le preocupaba el avance de la izquierda en Latinoamérica, y señaló que aumentaba el poder de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner, Michelle Bachelet y López Obrador. Claro, que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) rechaza esta información.

Sobre esto, la Secretaría de Gobernación debería seriamente intervenir para detener el avance de la participación política de la iglesia católica en México, proscrita por la Constitución, pero en una relación de abuso – tolerancia, en la que muy seguramente los servidores públicos de Bucareli temen ser expuestos a la rudeza de las excomuniones de la iglesia, como las de Miguel Hidalgo y José María Morelos, vigente y presentes, que denotarían la fuerza y poder político de la iglesia en México.

Una crisis histórica. Sobre la conquista, es sabido que el sitio de México, según las historias, pinturas y relaciones, duró ochenta días. Murieron más de 30,000 indígenas apoyando a la invencible Armada Española; de los mexicanos murieron más de 240,000, y entre ellos casi toda la nobleza mexicana, pues apenas quedaron algunos señores y caballeros, y los más, niños pequeños. 

Los españoles destruyeron códices con sabiduría antigua, manuscritos de sus rituales y sobre las ruinas de los templos indígenas construyeron, -en la mayoría de los casos-, iglesias católicas. A cambio, recibimos la maldición de la malinche. 

En ceremonias multitudinarias, los indios fueron convertidos al catolicismo y vieron con sorpresa cómo sus dioses fueron vencidos por los santos de la iglesia. La religión no se enseñaba ni se les persuadía de su origen divino con pruebas o raciocinios y todo el fundamento de su fe era la palabra de sus misioneros y las bayonetas de los conquistadores.

El 13 de diciembre de 1527 es instituida por cédula Real, la Primera Audiencia, que no funcionó por los abusos de su presidente Nuño de Guzmán -denunciados por fray Juan de Zumárraga, -primer Arzobispo de México-, quien fue relevado del cargo.

Según cédula Real Cédula de Felipe II, el 25 de enero de 1569, se instituye el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición dependiente directo del Consejo de la Suprema y General Inquisición de España, el cual cerraría definitivamente sus puertas en 1819, después del receso gaditano y su desabrida reapertura en 1814. 

La primera y curiosa causa de este nuevo tribunal episcopal fue precisamente contra dos músicos que se habían negado a tocar en la ceremonia de instalación del tribunal, por no habérseles pagado sus servicios por adelantado; al comprobarse el desacato al tribunal, fueron condenados a una multa de seis libras de cera blanca en beneficio de la catedral.

Un caso abominable. En 1587 en la cámara de tormentos de la Inquisición mexicana, Doña Isabel Carbajal fue obligada a desnudarse frente al Alcaide de la Inquisición; le fueron ligados los brazos para hacerla confesar, -primero, una vuelta-; a la segunda vuelta, Doña Isabel comenzó una larga declaracion, denunciando a su familia y a un gran número de personas, -hombres y mujeres-, observantes de la Ley de Moisés.

En la quinta vuelta de sus brazos ligados, que presentaban signos de falta de irrigación sanguínea, Doña Isabel dijo: "... Dios, que sabe la verdad que yo defiendo, me ayude; quítenme la vida, ay de mí. Ay de mí, quítenme la vida, ya he dicho la verdad, ya he dicho la verdad ...".

Luego, los inquisidores la colocaron en el potro, en el que el condenado era atado de pies y manos a una superficie conectada a un torno y al girar tiraba de las extremidades en sentidos diferentes, usualmente dislocándolas pero también pudiendo llegar a desmembrar.

Doña Isabel confeso entre gritos: "...no tengo que decir sino testimonios, y esos no quiera Dios que los diga, ni los he de decir, ni los sé; sea él bendito que aqui me tratan con tanta crueldad nunca oida jamás a mujer, y es posible que esto se hace aqui con la mujeres..."; -y prosiguió: "... no sé qué decir, sino que triste nací del vientre de mi madre, y desdichada fue mi suerte, y mi triste vejez...".

Para entonces el tormento la había hecho denunciar a sus hijos. Después, le dieron de garrotes en las coyunturas de su cuerpo, -7 en total-, y continuó entre balbuceos semi inconsientes: "...que la he dicho; ya se acabó la vida, hijos mios, quedáos con Dios: ya he dicho la verdad, señor, ya mi vida se me arranca, no permitan que yo muera aqui...".

Luego, le abrieron la boca para colocarle un embudo por el cual, le vaciaron 12 jarras de agua, en un macabro ritual de más de 12 horas de duración. La hicieron abjurar y después, la misma suerte tocó a la madre y hermanas de Luis de Carbajal.

Además, la hicieron guardar secreto sobre las torturas de la cruel inquisición mexicana: "... so pena de excomunion mayor, y que será gravemente castigada, que tenga y guarde secreto de todo lo que en su negocio, causa y proceso ha pasado, y de todo lo demás que oviere visto y entendido en las cárceles de este Santo Oficio durante su prision, y que no lo revele ni descubra en manera alguna directa ni indirectamente, y así prometió de lo cumplir, sin exceder ... ".

Por último, el Santo Oficio sentenció a cárcel perpetua a Luis de Carbajal, -hijo-, al Hospital de dementes de San Hipólito, y a Doña Francisca, Doña Isabel, Doña Leonor, Doña Catalina y Doña Mariana, a una casa aislada que estaba frente al Colegio de Santiago Tlaltelolco.

Después, Doña Mariana fue sentenciada a que "...sea llevada por las calles públicas de esta ciudad, caballera, en una bestia de albarda, y con voz de pregonero que manifieste su delito, sea llevada al Tiangues de San Hipólito, y en la parte y lugar que para esto está señalado, se le dé garrote hasta que muera naturalmente, y luego sea quemada en vivas llamas de fuego, hasta que se convierta en ceniza y de ella no haya ni quede memoria...." dice la sentencia.

Actualmente el templo de San Hipólito se encuentra en Av. Paseo de la Reforma y Puente de Alvarado en la ciudad de México.

Por eso, la crisis de inquisición llegó a su fin.
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