En el marco de los trabajos para la reforma energética, el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en
Además, la iniciativa del PRI incluye la posibilidad de que PEMEX y sus empresas subsidiarias puedan firmar contratos con terceros privados, a través de una nueva figura: las “empresas estratégicas filiales”, propiedad “cien por ciento” de la paraestatal, entre otras.
En otros tiempos, este proceso hubiera resultado de difícil progreso, en virtud de la tajante división política e ideológica existente, producto de la independencia y de la diversidad de ideas y pensamientos de la época, traducidos por los mandatarios mexicanos en el siglo XIX, desde Guadalupe Victoria hasta Porfirio Díaz.
En ese entonces, todos los presidentes de la República juraron ante la presencia de los diputados integrantes del Congreso y teniendo como testigo al Acta de la Independencia de México, firmada el 28 de septiembre de 1821 y de la cual, se elaboraron dos ejemplares, uno para el gobierno y el otro para el Congreso.
Antes de 1830, el Acta que custodiaba el gobierno fue vendida por un empleado desleal a un viajero curioso, y fue tratada de recuperar por Lucas Alamán, en su carácter de ministro de Relaciones Exteriores de
Por tanto, no existía en la República más copia que la que se encontraba en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, pero el 29 de marzo de 1909, un voraz incendio destruyó el edificio de
Años después, llegó el Acta que había sido vendida, a manos del anticuario español Gabriel Sánchez quien vendió el histórico documento a Joaquín García Icazbalceta, el más grande bibliotecario mexicano del siglo XIX, y por último, llegó a manos del señor Florencio Gavito, entonces autoridad en bibliografía mexicana, quien pidió a su esposa, doña Mercedes Jáuregui, que a su muerte le entregara el Acta recuperada al presidente Adolfo López Mateos, volviendo de nueva cuenta a la patria que la vio nacer: México.
Algo similar, insólito y sorprendente: Bernal Díaz del Castillo narra que Hernán Cortés se apoderó de los aposentos de Moctezuma, entre ellos: la recámara, el cetro y el mismo penacho. Mintiéndole al rey, Cortés mandó los tesoros de Moctezuma a su familia en España, pero en el trayecto, los galeones españoles que llevaban tal cargamento, fueron asaltados por el corsario francés Juan Florín, quien llevó el botín, entre ellos el penacho, al rey de Francia, mismo que le fue presentado como un faldón morisco.
En 1573, un súbdito francés sustrajo, entre otras cosas, el penacho de la cámara real francesa y lo vendió a los Ambrás, familia italiana de coleccionistas de objetos del mundo. Así permaneció en el castillo de los Ambrás en el Tirol, hasta
La historia no registra dos ejemplares de un mismo documento con valor histórico, y en el caso de la reforma energética que necesita el país, sólo una es la que será aprobada por el Congreso de
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