Citas memorables de la historia de México

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martes, 29 de julio de 2008

No puede haber dos

En el marco de los trabajos para la reforma energética, el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Comisión Permanente, presentó su contrapopuesta, en la que en uno de sus borradores incorporó varias propuestas del exdirector de Pemex Francisco Rojas, otras de los gobernadores priistas, así como del senador Manlio Fabio Beltrones, pero se dejaron intactas varias propuestas de la iniciativa presidencial, como los bonos ciudadanos, la existencia de un “comisario” que defienda estos bonos, y la incorporación de cuatro “consejeros profesionales” al Comité de Administración de PEMEX que, en lugar de ser designados sólo por el presidente, deberán ser aprobados por el Senado; iniciativa que ha sido bien recibida, y por tanto, sólo hay dos propuestas formales en este sentido, para ser aprobadas en el próximo periodo de sesiones.

Además, la iniciativa del PRI incluye la posibilidad de que PEMEX y sus empresas subsidiarias puedan firmar contratos con terceros privados, a través de una nueva figura: las “empresas estratégicas filiales”, propiedad “cien por ciento” de la paraestatal, entre otras.

En otros tiempos, este proceso hubiera resultado de difícil progreso, en virtud de la tajante división política e ideológica existente, producto de la independencia y de la diversidad de ideas y pensamientos de la época, traducidos por los mandatarios mexicanos en el siglo XIX, desde Guadalupe Victoria hasta Porfirio Díaz.

En ese entonces, todos los presidentes de la República juraron ante la presencia de los diputados integrantes del Congreso y teniendo como testigo al Acta de la Independencia de México, firmada el 28 de septiembre de 1821 y de la cual, se elaboraron dos ejemplares, uno para el gobierno y el otro para el Congreso.

Antes de 1830, el Acta que custodiaba el gobierno fue vendida por un empleado desleal a un viajero curioso, y fue tratada de recuperar por Lucas Alamán, en su carácter de ministro de Relaciones Exteriores de 1830 a 1832, quien a sabiendas que la copia extraviada se encontraba en Francia, solicitó recobrarla aunque no lo pudo conseguir, no obstante que ofreció una suma considerable por su devolución.

Por tanto, no existía en la República más copia que la que se encontraba en el salón de sesiones de la Cámara de Diputados, pero el 29 de marzo de 1909, un voraz incendio destruyó el edificio de la calle Donceles y Allende, consumiendo prácticamente la totalidad del recinto parlamentario y el archivo. Entre las desgracias, se encontraba la incineración del Acta de Independencia citada.

Años después, llegó el Acta que había sido vendida, a manos del anticuario español Gabriel Sánchez quien vendió el histórico documento a Joaquín García Icazbalceta, el más grande bibliotecario mexicano del siglo XIX, y por último, llegó a manos del señor Florencio Gavito, entonces autoridad en bibliografía mexicana, quien pidió a su esposa, doña Mercedes Jáuregui, que a su muerte le entregara el Acta recuperada al presidente Adolfo López Mateos, volviendo de nueva cuenta a la patria que la vio nacer: México.

Algo similar, insólito y sorprendente: Bernal Díaz del Castillo narra que Hernán Cortés se apoderó de los aposentos de Moctezuma, entre ellos: la recámara, el cetro y el mismo penacho. Mintiéndole al rey, Cortés mandó los tesoros de Moctezuma a su familia en España, pero en el trayecto, los galeones españoles que llevaban tal cargamento, fueron asaltados por el corsario francés Juan Florín, quien llevó el botín, entre ellos el penacho, al rey de Francia, mismo que le fue presentado como un faldón morisco.

En 1573, un súbdito francés sustrajo, entre otras cosas, el penacho de la cámara real francesa y lo vendió a los Ambrás, familia italiana de coleccionistas de objetos del mundo. Así permaneció en el castillo de los Ambrás en el Tirol, hasta la Segunda Guerra Mundial; pero a raíz de los saqueos nazis de arte, los Ambrás dieron a la neutral Austria su colección en resguardo, negándose a devolverlo, por considerar a los tiroleses italianos traidores que habían favorecido a Hitler y. desde entonces, la preciada joya de la corona azteca, antecedente de la banda presidencial instituida por Antonio López de Santa Anna el 16 de octubre de 1843, se halla en el Museo Etnológico de Austria, en espera de que el gobierno mexicano haga la petición formal para su devolución, según dijo un alto funcionario del Parlamento Austriaco en 2005.

La historia no registra dos ejemplares de un mismo documento con valor histórico, y en el caso de la reforma energética que necesita el país, sólo una es la que será aprobada por el Congreso de la Unión. Ojala sea la mejor, la que necesita el país.

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