No Hay Cambio

Durante los festejos del PAN de la pasada elección federal, el Presidente Felipe Calderón precisó que su objetivo será la continuidad de su partido en Los Pinos, lo que empieza a demostrar que no hay voluntad por cambiar las estructuras, usos y costumbres de hacer política en nuestro país para que gane el que la mayoría así lo decida mediante elecciones limpias.

Vicente Fox, a la postre mediocre presidente de México, no movió un ápice para cumplir sus promesas de campaña en materia política para cambiar a México; en contraste, hizo cuanto estuvo a su alcance para estar en constante conflicto con el Congreso de la Unión, para denigrar la figura de Jefe del Estado Mexicano, para permanecer en conflicto con otros países, así como uno que otro chascarrillo en su peculiar forma de hablar y conducirse que hicieron las delicias de los comensales en la sobremesa o en las pláticas de café. Otro capítulo para referirse a los excesos de Marta Sahagún y sus hijos.

Sostengo la idea de que el actual sistema político, con sus usos y costumbres, aciertos y errores, implementado por el Partido Revolucionario Institucional, sigue vigente en las prácticas y destrezas del PAN como gobernante. Tomemos los aciertos, cuantos éstos así lo sean, pero los vicios, desenfrenos y libertinajes deben ser desterrados de las prácticas políticas, por el bien del país.

Cuando deseamos evadir la acción de la ley tenemos en nuestras costumbres la cultura de la mordida, la cultura del influyentismo, la cultura de las palancas, la de la imposición, etc. etc. etc. que desmoralizan los esfuerzos de los ciudadanos que a diario se luchan por construir un país mejor en donde vivir.

Sostengo la idea que para hacer este cambio se necesita que, desde pequeños, nuestros niños sean educados en una cultura sin estos vicios, por tanto, si el Partido Acción Nacional, impulsor de estos cambios, ha gobernado en varias entidades del país de tiempo atrás, significa que la primera generación de mexicanos emanada de la primera administración local panista durante la gestión del gobernador Ernesto Ruffo Appel en Baja California, en estos momentos tiene poco más de 20 años de edad, lo que significa que están egresando de instituciones de educación superior para dentro de poco incorporarse a la vida productiva del país, hagan su vida y desarrollen prácticas de convivencia común fuera de estos vicios.

Interesante sería conocer un estudio en donde se compare al régimen priísta de poco más de 70 años, en contraste con la segunda administración panista en el gobierno federal y, en base a lo anterior, tomar las medidas necesarias para implementar políticas públicas que impacten en la cultura política de la ciudadanía.

Es cierto que sucede en todos los países, en mayor o en menor grado, sin embargo a este problema se agrega la falta de credibilidad del gobierno como entidad, de la política y de quienes la ejercen.

En este momento, todos los partidos políticos tienen la oportunidad de resarcir, en parte, esta baja o nula credibilidad de la ciudadanía hacia ellos; una oportunidad puede ser los trabajos de la reforma del estado, tan ansiada por unos y postergada por otros, pero que a final de cuentas será la que defina el futuro de México.

Las cosas por su propio peso caen. Ojalá haya un cambio de voluntades y de actitudes paralelas a la vigencia del estado que se está diseñando en el Congreso.