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martes, 13 de julio de 2010

No sólo los partidos perdieron

Entre el balance de lo ganado y lo perdido en los pasados procesos electorales, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), dejará de gobernar a 7’997,081 personas, que generarían 2'964,631 potenciales votos para la elección presidencial, y quedó sin la posibilidad de ejercer recursos públicos federales por 60,339 millones de pesos (mdp), al perder las entidades de Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

La alianza electoral entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), le arrebataron al PRI los estados señalados, quienes reciben 32,769 mdp, 39,390 mdp y 22,121 mdp, respectivamente, por concepto de Participaciones Federales del Ramo 28 y el Ramo 33, del Presupuesto de Egresos de la Federación, y juntos suman 94,280 mdp. 

La misma Alianza, que además postuló candidatos en Tlaxcala y Durango, no obtuvo la mayoría del voto en estos estados.

Además, las entidades en que triunfó la alianza, se gobierna a 3’506,821; 5’383,133 y 2’608,442 habitantes, por lo que los próximos seis años, 11’498,396 personas pasarán de ser gobernados por el PRI a los gobernadores emanados de la alianza citada.

El común denominador de los triunfos en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, es que los candidatos de la Alianza, fueron priístas inconformes que habían desertado de ese partido con anticipación, -como en los dos primeros casos-, o bien, inconformes con el método para la designación del candidato a la Gubernatura, -como el tercero-, y que muestra una hipótesis: candidatos propios en alianza, no generan triunfos; candidatos neutros en alianza, tienen más probabilidad de ganar.

Le explico esta hipótesis: Mientras el PAN postulo a la candidata a la gubernatura en Hidalgo, Xóchitl Gálvez, la candidata por el PRD en ese estado declinó a favor de la primera, siendo insuficiente para que la alianza o el PAN pudieran obtener el triunfo.

En otras palabras, el militante de izquierda no está dispuesto a apoyar al candidato de la derecha y viceversa; fueron formados en distintas escuelas políticas; y pareciera que el aglutinador de causas electorales aliancistas, lo constituye un candidato con una perfil e ideología de centro, como los formados en el PRI.

Cuando el Presidente Benito Juárez llega a la Presidencia de la República en 1858, es por la renuncia de Ignacio Comonfort al cargo, durante el golpe de estado dado por Félix Zuloaga, bajo el Plan de Tacubaya, iniciando Juárez su viaje por Guanajuato, Jalisco, Panamá, Cuba, Nueva Orleans y Veracruz, concluyéndolo en enero de 1861, en que el ejército liberal hace su entrada a la Ciudad de México, al triunfo de la llamada Guerra de los Tres Años o Guerra de Reforma.

En ese año, de 1861, se convocó a elecciones de presidente de la República, las cuales se realizaron en el mes de febrero. Se calcula que entonces eran 15,000 los electores, lo que implicaba que el ganador debió de haber obtenido más de 7,500 votos. Pero de 9,636 votos emitidos, Juárez obtuvo mayoría simple, con 5,289; Lerdo 1,989 y González Ortega 1,846.

Las actas no llegaron a tiempo al Congreso, -para la sesión del 23 de mayo de 1861-, y calificar la elección, y en virtud de que ninguno de los contendientes obtuvo el 50% más uno de los votos, el Congreso -dominado por los juaristas-, decidió otorgarle el triunfo a Juárez por 61 votos contra 55.

En 1867, el Congreso convoca nuevamente a elecciones, y al no resultar electo ninguno de los candidatos por la mayoría del 50% más uno de los electores, vuelve a elegir a Juárez para otro período.

En la elección presidencial de 1871, Juárez obtuvo 5,837 votos; Porfirio Díaz 3,555 y Lerdo 2,874 dándole el triunfo una vez más a Juárez, quién fue declarado por el Congreso, -el 12 de octubre-, Presidente legalmente electo. Así, Porfirio Díaz se rebeló en contra de las reelecciones de Juárez con el Plan de la Noria, el 13 noviembre de 1871.

En conclusión, el futuro de las alianzas mexicanas no está del todo dicho. Ni la derecha puede considerar ganada una elección con un candidato de izquierda o al revés. Aquí es donde no todas las ideas se funden.
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1 Comentarios:

Jesús Campos dijo...

Cabría señalar que, en el caso de los 3 estados que perdió el PRI fue porque los votos se sufragaron en contra de las personas, no de los partidos, lo cual también es una oportuna enseñanza. Ahora habrá que esperar que dicha enseñanza haya "prendido" en la mente de los dirigentes políticos. Por otro lado, los millones de ciudadanos que serán gobernados por las alianzas partidistas señaladas tendrán la oportunidad de vivir en carne propia los resultados de tal experimento pues, cuál partido aliancista será el que deje huella en los gobernados? Al final, dentro de seis años, esos votos sufragados se voltearán contra dicha alianza, ya que solamente fueron "votos de castigo".

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