Citas memorables de la historia de México

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domingo, 8 de febrero de 2009

Nuevos proyectos

En una gira por el estado de Campeche, el presidente Felipe Calderón, dijo que “desgraciadamente esa propuesta –la de crear varias refinerías- sólo fue apoyada por unos partidos políticos, Nueva Alianza, Partido Verde y Acción Nacional, y fue rechazada por el PRI, el PRD, del PT y Convergencia” en referencia a uno de los puntos del tema de la reforma energética.


Desde luego, en el Congreso no se hicieron esperar las reacciones y durante las efemérides sobre la celebración de las constituciones de 1857 y 1917, el senador Pablo Gómez (PRD), señaló que la administración actual no tenía proyecto alguno para su construcción, lo que provocó un debate entre legisladores. La sesión del jueves siguió adelante y el Senado conmemoró la aprobación de las Cartas Magnas que han forjado este país.


En 1854 a raíz de la revolución de Ayutla, Ignacio Comonfort asume la presidencia de la República, quien convoca a elecciones para el Congreso Constituyente que es instalado el 18 de febrero de 1856, en el que para aprobar la Constitución de 1857, el Congreso tuvo 12 presidentes y sesionó en 229 ocasiones, previas al 5 de febrero de ese año, bajo la presidencia del jalisciense Valentín Gómez Farías.


Este Constituyente estuvo formado por numerosos estadistas mexicanos, entre los que se hallaba, Valentín Gómez Farías –primer liberal mexicano, Francisco Zarco –primer cronista parlamentario-, Anastasio Cañedo –teórico de la nacionalización de los bienes eclesiásticos-, Guillermo Prieto –el poeta financiero-, Melchor Ocampo –el liberal más radical-, Santos Degollado –militar-, Vicente Rivapalacio –nieto de Vicente Guerrero-, Ignacio L. Vallarta –jurista-, Miguel Lerdo de Tejada –el desamortizador eclesiástico-, José María del Castillo –primer tratadista de derecho constitucional y administrativo-, hasta reunir 178 diputados, entre liberales y conservadores, como grupos parlamentarios.


Con el tiempo, el siguiente movimiento que originó un cambio substancial en la Constitución fue, la revolución de 1910, en la que para formar el Congreso Constituyente, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, el Gral. Venustiano Carranza, procedió de similar forma que el presidente Benito Juárez, es decir, sumó una gran cantidad de facultades, en virtud de las gravísimas circunstancias que vivió el país y se abanderó en la defensa de la Constitución de 1857.


Una vez instalado en el Teatro Iturbide -de Querétaro-, al frente de la Mesa Directiva se hallaba el jalisciense Luis Manuel Rojas, quien dio a conocer a la Asamblea Constituyente, el proyecto de decreto dirigido por Venustiano Carranza, el 1 de diciembre de 1916, y que de inmediato se formaron comisiones para su análisis, discusión y dictaminación.


En el Constituyente de 1917 había 62 abogados, 16 médicos, 16 ingenieros, 18 profesores, 14 periodistas, 7 contadores públicos, 2 farmacéuticos, 4 mineros, 3 ferrocarrileros, 5 líderes obreros, 1 actor, 22 militares, 19 agricultores y otros 31 ciudadanos entre artesanos, comerciantes y empleados en general, entre otros.

En 66 sesiones del pleno, las discusiones en comisiones se encontraron con la polarización de opiniones de los diputados, definidos como “liberales carrancistas” y jacobinos obregonistas” así como de un grupo independiente de ellos.


El texto del 17 rebasa el espíritu anticlerical de la del 57; desconoce toda personalidad a la Iglesia; se reforman los poderes públicos; se fortalece el Poder Ejecutivo; se delinean los límites del legislativo, y se establece la inmovilidad de los magistrados del Poder Judicial, para asegurar su independencia; se declara la autonomía municipal; se suprime la vicepresidencia de la República; se establece un banco de emisión único; se fortalece el espíritu liberal, que tutela los derechos individuales; y se incorpora el lema: “Sufragio Efectivo. No reelección”.


"…La historia enseña que todas las naciones, para llegar a la reforma y a la verdadera civilización, han tenido que pasar por pruebas terribles y por dolorosos sacrificios, y muchas veces los pueblos más poderosos debieron tocar el borde del abismo y, sin embargo, pudieron salvarse por la fe y la unión entre sus hijos…”: Vicente Rivapalacio –presidente de la II Legislatura del Congreso- en sesión del 15 de diciembre de 1861, dirigiéndose a Benito Juárez con motivo de la ampliación de facultades para hacer frente a la segunda intervención francesa.


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