Pobre Jalisco

Analicemos el significado y la profunda luz de las palabras “…¡¡¡Aguántense!!!...”del Eminentísimo Juan Sandoval Iñiguez, cardenal tapatío, al dirigirse a las mujeres que son ultrajadas, producto de violencia intrafamiliar.

Pues lo mismo, pero con denuestos soeces, vulgares, majaderos, corrientes e insolentes, vertidos en público por el gobernador panista de Jalisco, Emilio González Márquez; señaló a quienes le critican que disponga de centenares de millones de pesos del dinero público para financiar a la Iglesia de su preferencia; mientras desde la primera fila, su esposa, la señora Imelda Guzmán, le hacia señas para que moderara sus comentarios, que fueron dados a conocer en, por lo menos, la primera plana de 6 diarios de circulación nacional, sus editoriales así como columnas de opinión.

Lo anterior se dio en el denominado “Banquete del Hambre” del Banco Diocesano de Alimentos del Arzobispado de Guadalajara, en el que su Eminencia Sandoval Iñiguez, absolvió a su gobernador por dichas injurias, y además, el servidor público “regaló” otros 15 millones de pesos (MDP), que aumenta el generoso apoyo a la iglesia católica, a 106 MDP; a Televisa con 122 MDP; a TV Azteca por 19.5 MDP; a MTV por 2 millones de dólares; así como 85 MDP a empresarios de Jalisco, incrementando el enojo y la molestia ciudadana.

Lo dicho por González Márquez, tienen un calado mayor que el de la mera patanería, que es, desde luego, indeseable y repudiable por sí misma, y más, en quien ejerce la titularidad del Poder Ejecutivo de una Entidad Federativa. En su entusiasmo por proferir y demostrar su ilegalidad, deja ver el desprecio que tiene por la pluralidad política y social del país, así como su noción de que, si “¡¡¡…la gente votó por mi…!!!”, tiene, en consecuencia, el derecho de hacer lo que le venga en gana con la propiedad pública, e incluso, en franca rebeldía a la Carta Magna y sus leyes, que considera injustas, desde el poder que le dan esas mismas leyes. Además de tratar a sus subordinados como “chalanes”.

No obstante lo anterior, seguramente no las lleva todas consigo en su partido, al negarse a tomar las llamadas telefónicas de su dirigente nacional, Germán Martínez Cázares, por lo que el dirigente nacional ha omitido dar declaración sobre los múltiples donativos.

Después del lamentable discurso pronunciado por el gobernador, se limitó a ofrecer una simple disculpa, que por supuesto ha sido poco aceptada, seguramente presionada desde Los Pinos, pero que no modifica sus actos.

También, desde la propia Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaria Gobernación (SEGOB), a cargo de Ana Teresa Aranda, se omite palabra alguna ni mueve un solo dedo, a pesar de ser la responsable de vigilar y garantizar la rigurosa observancia de las disposiciones legales en la materia, ante el peligroso desafío del gobernador de Jalisco, en el que ambos funcionarios se manifiestan altivos y carentes de conocimiento histórico mexicano, de las facultades y de los deberes constitucionales del Estado en esa materia conectada, de manera íntima, con la salud de la convivencia ciudadana.

En el contorno nacional, constituye una confesión de la discrecionalidad, el patrimonialismo y la falta de decoro que se sospecha de su gestión; pero desafortunadamente, no es la primera vez que profiere palabras altisonantes de manera pública, en referencia a una o terceras personas que critican sus actos.

Creo que no asustan sus desagradables comentarios, pero carece de la sensibilidad para darse cuenta que el entusiasmo, sarcasmo, burla, fuerza e ímpetu de sus palabras para humillar a quienes piensan diferente a él, está abriendo una herida cerrada hace casi 100 años, como lo fue, la guerra cristera, cuyos líderes religiosos pedían la derogación de las Leyes de Reforma, y que en el 2009 cumplirá 150 años de su expedición, como la indudable acta de nacimiento del Estado moderno en México.

Traigo a la memoria histórica las palabras del presidente Juárez, rodeado del General González Ortega, Santos Degollado, Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada. Vistiendo de negro y habiendo bajado de su carruaje, arropado por el pueblo que se congregaba a recibirlo, luego del triunfo de la guerra de reforma, entre liberales y conservadores, dijo en Palacio Nacional "…¡¡¡Mexicanos!!! antes éramos independientes, pero no libres. A partir de hoy seremos también libres. Hoy podemos considerar que ha sido fundada la nación mexicana. Hoy empezará el proceso de fundación de una nueva patria. Hoy comenzaremos el proceso de transición de una sociedad feudal y teocrática a una sociedad moderna, contemporánea, la única con la que podemos satisfacer las necesidades del país”…”.