Otra vez Andrés Manuel

En la historia de México, el Congreso ha sido disuelto en 3 ocasiones: En 1822 por Agustín de Iturbide, que terminó con la jura de la primera Constitución en 1824 y la elección del primer presidente constitucional, Guadalupe Victoria; la segunda ocasión ocurrió con Antonio López de Santa Anna en 1842, siendo substituido por un nuevo Congreso, en el que figuraban Melchor Ocampo, Luis de la Rosa, Ezequiel Montes, José María Lafragua, Mariano Otero, entre otros, y de las cuales, desde la primera sesión, las temidas voces de federación, libertad y democracia resonaron el recinto del Congreso; y por último, en 1913 cuando el autodenominado presidente Victoriano Huerta disolvió al Congreso y asesinó a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.

Desde luego, en las anteriores ocasiones se ha tratado de un acto unilateral del titular del Ejecutivo Federal, y no de un grupo de interés, como el que tiene tomado la tribuna de la Cámara de Diputados y de Senadores, desde hace unos días en ambos cuerpos legislativos, quienes piden que se abra el debate de la reforma a la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), al ámbito nacional.

“…No polarizaremos al país…”, decía el senador Carlos Navarrete Ruíz, coordinador del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD), un día antes de la toma del Congreso por legisladores del Frente Amplio Progresista (FAP), evidentemente manejados por Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

En un principio, los legisladores del FAP pedían que los Foros de consulta sobre la reforma a PEMEX tuvieran una duración de 5 meses, en cuyo propósito se haya implícito de mantener vigente el tema, hasta el 2do. Informe de Gobierno del presidente Felipe Calderón, y con esto, tener materia para desvirtuarlo en tribuna.

Por su actitud asumida, pareciera que los legisladores del FAP están a favor de nada y en contra de todo, con su manera de someter al Congreso a los designios de AMLO, tomando la tribuna y enviando “Adelitas” para ejercer presión social sobre los legisladores de otros grupos parlamentarios.

Ahora, la propuesta de la Junta de Coordinación Política del Senado señala 50 días para la realización de foros, es decir, los meses de mayo y casi todo junio, para conocer de multiplicidad de actores políticos, sociales y académicos, entre otros, sus opiniones sobre la tan anhelada reforma para el Gobierno Federal, pero necesaria para el país.

Mientras tanto, el ejecutivo federal ha presentado su paquete de iniciativas que reforman la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos; la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; la que crea la Comisión del Petróleo; la que reforma la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, así como la que reforma diversas disposiciones de la Ley de la Comisión Reguladora de Energía, y que en su conjunto son conocidas como reforma energética, cuando en realidad es una reforma petrolera, ya que no toca lo relativo a la energía eléctrica, nuclear o eólica, por citar.

En un mensaje dirigido a la nación, el presidente Felipe Calderón dijo que, PEMEX no se privatiza; que con estas iniciativas se busca autonomía financiera y mayores facultades de decisión; también se garantiza el abasto de combustible por lo que se eliminará la importación del hidrocarburo; se crean los bonos ciudadanos; e insiste en que sí es posible fortalecer a PEMEX, a lo que AMLO se opuso, desde antes de su tardía, forzada y confundida presentación.

El debate ahora se centrará en las iniciativas del ejecutivo federal, respecto del futuro de PEMEX por falta de liquidez para desarrollar nuevos proyectos, sobre todo en aguas profundas del Golfo de México, que garanticen el abasto del energético para el futuro, sin embargo y una vez más, el país no tiene porque ser rehén de una camarilla que, sin propuesta alguna, sólo pretende politizar el tema para mantener vigente sus frustradas aspiraciones, y por tanto, el Senado debería aprobar los foros de consulta con el FAP, sin el FAP o a pesar del FAP, que por ahora, no ha demostrado servir al país como sus seguidores lo creían y la ciudadanía lo demandábamos.

”… queremos asegurar que la expropiación decretada sólo se dirige a eliminar obstáculos de grupos que no sienten la necesidad evolucionista de los pueblos, ni les dolería ser ellos mismos quienes entregaran el petróleo mexicano al mejor postor, sin tomar en cuenta las consecuencias que tienen que reportar las masas populares y las naciones en conflicto…” decía el presidente Lázaro Cárdenas en 1938.