Pospuesta por casi 16 meses, el sábado pasado en un evento más privado que público, el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, inauguró la polémica Estela de Luz con un costo de poco más de 1,000 millones de pesos (mdp).
Esta obra debió de presentarse durante los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, en cualquier fecha del último trimestre de 2010, pero la corrupción rampante e imperante en su construcción, no permitió que fuera inaugurada.
Dice la Secretaría de la Función Pública (SFP) que por estos hechos, ha sancionado a 26 servidores públicos, y el titular del Ejecutivo Federal afirmó –en una desafortunada comparación-, que esta torre es un “símbolo de la mexicanidad”, por lo que parece que da a entender que todos los mexicanos somos corruptos.
Para colmo, y como si no hubiera material y mano de obra calificado en México, el cuarzo y el acero usados en su construcción se trajeron del extranjero.
No obstante lo anterior y como queriendo que la cosa quede en privado, el sector informal se convirtió en el principal generador de ocupación de la economía mexicana durante las dos administraciones federales emanadas del Partido Acción Nacional (PAN).
Datos oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) afirman que en estos 11 años, el sector formal generó prácticamente uno de cada cuatro puestos de trabajo de los 10.8 millones en que aumentó la población ocupada de diciembre de 2000 hasta fines de 2011. Los tres restantes correspondieron al ámbito de las actividades informales.
Además de lo anterior, aproximadamente poco más de 2 millones y medio de personas, dejaron de buscar trabajo al no encontrarlo y pasaron a formar parte de la "población disponible", dentro de la población no económicamente activa. Y quienes se mantienen dentro de las filas de la desocupación total e insisten en buscar un empleo remunerado, que no encuentran, tuvieron un incremento de 202 por ciento, hasta llegar a 2 millones 781 mil 703 personas, de acuerdo con el más reciente informe trimestral del INEGI.
Con estos datos sería interesante que la Secretaría de Economía (SE) y la Procuraduría General de la República (PGR), señalen cuántas personas incorporadas a actividades informales o cuántas de las poco más de 2 millones de personas, se han incorporado a alguna de las redes que la delincuencia aporta a la economía ilegal, como por ejemplo en la venta de productos apócrifos, como la piratería, productos robados, sicarios, entre otros, ante la incapacidad de la autoridad legítimamente constituida de garantizar el derecho al trabajo o a la seguridad.
Esto es en la Federación pero bastaría algunos ejemplos en las entidades federativas, para saber que en los estados las cosas no están como deberían, como por ejemplo en las administraciones de Jalisco y Guanajuato, en el que la primera está por convertirse –por el nivel de deuda pública- en el Coahuila del PAN, y el segundo, por favorecer a toda costa a amigos –y por supuesto, familiares- del poder público.
Uno más: la anterior administración en Zacatecas, encabezada por la perredista Amalia García, dejó al estado con una deuda de 718 mdp, hasta septiembre de 2010.
Ahora, en diciembre de 2011 el saldo de la deuda pública del gobernador del PRI, Miguel Alonso Reyes, era de 5,261 mdp en el que esta cifra supera, la deuda aprobada por el Congreso zacatecano, y por si fuera poco, el mandatario estatal busca contratar otros 1,372 mdp de deuda pública.
En el tiempo, unos jóvenes tuvieron reacciones poco públicas en sus vidas. Los hermanos Aguirre Benavides de Parras, Coahuila, en 1912: Eugenio se unió a la lucha armada revolucionaria, ascendiendo hasta ser General y siendo uno de los lugartenientes de Francisco Villa, en la División del Norte.
Luis, fue secretario particular de Gustavo Madero, -hermano del entonces presidente-, y luego, secretario particular de Francisco Villa y Adrián fue diputado a la XXVI legislatura, -de 1912 a 1913-, disuelta posteriormente por Victoriano Huerta.
El menor de los hermanos, Gustavo Aguirre Benavides, el 10 de abril de 1912 abordaba el buque S.S. Frankfurt, de Galveston en los Estados Unidos, para buscar su futuro en Alemania; ese mismo día pero en Southampton, Inglaterra, partía el R.M.S. Titanic, con más de 1,500 personas a bordo, entre quienes se encontraba Manuel Uruchurtu Ramírez, diputado mexicano a la XXV legislatura, quien regresaba de visitar en Francia al ex vicepresidente porfirista Ramón Corral.
En altamar el 14 de abril de 1912, Gustavo quien gozaba de la amistad de un oficial de comunicaciones de la nave, que le mostraba el novedoso telégrafo de claves morse, percibió que algo sucedía con el repiquetear incesante del telégrafo: “Hemos chocado con un iceberg”, “Vengan de prisa”, “Nos hundimos de prisa” “Estamos sacando a los pasajeros en botes pequeños”, fueron los llamados del Titanic.
De Uruchurtu, se dice que su reacción en el Titanic fue cederle su lugar en un bote, a una mujer y pedirle que visitara a su familia en Veracruz, para hacerle saber sobre sus últimos minutos en vida.
A las 10:50 a.m. llegó el barco en que viajaba Gustavo al lugar del naufragio, encontrando un silencio sepulcral en la cubierta del barco, al chocar las decenas de cuerpos flotando, -con un macabro color azul-, sus chalecos salvavidas de color blanco entre los escombros del lujoso trasatlántico. Ahí quedó Uruchurtu también.
El R.M.S. Carpathia había recogido a los pocos sobrevivientes y los llevaba a tierra.
El 20 de abril en México, la Secretaría de Relaciones Exteriores, (SRE), informaba a la Cámara de Diputados, que “…está perfectamente confirmado que el señor diputado licenciado don Manuel Uruchurtu, era uno de los infortunados pasajeros del Trasatlántico Titanic. […]”. Los periódicos dieron parte de la tragedia pero su dimensión sólo el tiempo la aporto.
Al concluir su viaje, el capitán del Frankfurt obsequió a Gustavo Aguirre Benavides, la carta de navegación con las anotaciones del hundimiento del Titanic.
Esta obra debió de presentarse durante los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, en cualquier fecha del último trimestre de 2010, pero la corrupción rampante e imperante en su construcción, no permitió que fuera inaugurada.
Dice la Secretaría de la Función Pública (SFP) que por estos hechos, ha sancionado a 26 servidores públicos, y el titular del Ejecutivo Federal afirmó –en una desafortunada comparación-, que esta torre es un “símbolo de la mexicanidad”, por lo que parece que da a entender que todos los mexicanos somos corruptos.
Para colmo, y como si no hubiera material y mano de obra calificado en México, el cuarzo y el acero usados en su construcción se trajeron del extranjero.
No obstante lo anterior y como queriendo que la cosa quede en privado, el sector informal se convirtió en el principal generador de ocupación de la economía mexicana durante las dos administraciones federales emanadas del Partido Acción Nacional (PAN).
Datos oficiales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) afirman que en estos 11 años, el sector formal generó prácticamente uno de cada cuatro puestos de trabajo de los 10.8 millones en que aumentó la población ocupada de diciembre de 2000 hasta fines de 2011. Los tres restantes correspondieron al ámbito de las actividades informales.
Además de lo anterior, aproximadamente poco más de 2 millones y medio de personas, dejaron de buscar trabajo al no encontrarlo y pasaron a formar parte de la "población disponible", dentro de la población no económicamente activa. Y quienes se mantienen dentro de las filas de la desocupación total e insisten en buscar un empleo remunerado, que no encuentran, tuvieron un incremento de 202 por ciento, hasta llegar a 2 millones 781 mil 703 personas, de acuerdo con el más reciente informe trimestral del INEGI.
Con estos datos sería interesante que la Secretaría de Economía (SE) y la Procuraduría General de la República (PGR), señalen cuántas personas incorporadas a actividades informales o cuántas de las poco más de 2 millones de personas, se han incorporado a alguna de las redes que la delincuencia aporta a la economía ilegal, como por ejemplo en la venta de productos apócrifos, como la piratería, productos robados, sicarios, entre otros, ante la incapacidad de la autoridad legítimamente constituida de garantizar el derecho al trabajo o a la seguridad.
Esto es en la Federación pero bastaría algunos ejemplos en las entidades federativas, para saber que en los estados las cosas no están como deberían, como por ejemplo en las administraciones de Jalisco y Guanajuato, en el que la primera está por convertirse –por el nivel de deuda pública- en el Coahuila del PAN, y el segundo, por favorecer a toda costa a amigos –y por supuesto, familiares- del poder público.
Uno más: la anterior administración en Zacatecas, encabezada por la perredista Amalia García, dejó al estado con una deuda de 718 mdp, hasta septiembre de 2010.
Ahora, en diciembre de 2011 el saldo de la deuda pública del gobernador del PRI, Miguel Alonso Reyes, era de 5,261 mdp en el que esta cifra supera, la deuda aprobada por el Congreso zacatecano, y por si fuera poco, el mandatario estatal busca contratar otros 1,372 mdp de deuda pública.
En el tiempo, unos jóvenes tuvieron reacciones poco públicas en sus vidas. Los hermanos Aguirre Benavides de Parras, Coahuila, en 1912: Eugenio se unió a la lucha armada revolucionaria, ascendiendo hasta ser General y siendo uno de los lugartenientes de Francisco Villa, en la División del Norte.
Luis, fue secretario particular de Gustavo Madero, -hermano del entonces presidente-, y luego, secretario particular de Francisco Villa y Adrián fue diputado a la XXVI legislatura, -de 1912 a 1913-, disuelta posteriormente por Victoriano Huerta.
El menor de los hermanos, Gustavo Aguirre Benavides, el 10 de abril de 1912 abordaba el buque S.S. Frankfurt, de Galveston en los Estados Unidos, para buscar su futuro en Alemania; ese mismo día pero en Southampton, Inglaterra, partía el R.M.S. Titanic, con más de 1,500 personas a bordo, entre quienes se encontraba Manuel Uruchurtu Ramírez, diputado mexicano a la XXV legislatura, quien regresaba de visitar en Francia al ex vicepresidente porfirista Ramón Corral.
En altamar el 14 de abril de 1912, Gustavo quien gozaba de la amistad de un oficial de comunicaciones de la nave, que le mostraba el novedoso telégrafo de claves morse, percibió que algo sucedía con el repiquetear incesante del telégrafo: “Hemos chocado con un iceberg”, “Vengan de prisa”, “Nos hundimos de prisa” “Estamos sacando a los pasajeros en botes pequeños”, fueron los llamados del Titanic.
De Uruchurtu, se dice que su reacción en el Titanic fue cederle su lugar en un bote, a una mujer y pedirle que visitara a su familia en Veracruz, para hacerle saber sobre sus últimos minutos en vida.
A las 10:50 a.m. llegó el barco en que viajaba Gustavo al lugar del naufragio, encontrando un silencio sepulcral en la cubierta del barco, al chocar las decenas de cuerpos flotando, -con un macabro color azul-, sus chalecos salvavidas de color blanco entre los escombros del lujoso trasatlántico. Ahí quedó Uruchurtu también.
El R.M.S. Carpathia había recogido a los pocos sobrevivientes y los llevaba a tierra.
El 20 de abril en México, la Secretaría de Relaciones Exteriores, (SRE), informaba a la Cámara de Diputados, que “…está perfectamente confirmado que el señor diputado licenciado don Manuel Uruchurtu, era uno de los infortunados pasajeros del Trasatlántico Titanic. […]”. Los periódicos dieron parte de la tragedia pero su dimensión sólo el tiempo la aporto.
Al concluir su viaje, el capitán del Frankfurt obsequió a Gustavo Aguirre Benavides, la carta de navegación con las anotaciones del hundimiento del Titanic.
La descendencia de Gustavo, aún la conserva, y próximamente se cumplirá el primer centenario de la tragedia.
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