La Secretaria General del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Cristina Díaz, declaró a nombre de su partido, en indignación por la propuesta de Presupuesto para el 2012, en el que asegura que “El proyecto viene muy difícil para los estados y municipios. Es castigado y no austero, porque el gobierno federal no se está apretando el cinturón”.
La también Diputada Federal regiomontana, afirmó que entre los cambios está el rechazo a la creación del nuevo impuesto al consumo de 5%, la redistribución de fondos para educación, salud, becas, campo y seguridad y un aumento de 97 mil millones de pesos al subsidio para los estados.
Dijo que son sesenta los programas castigados para el 2012. Por ejemplo, con cero asignación se encuentra el Fondo de Reconstrucción de las Entidades Federativas, el Apoyo a Seguridad Pública en Ciudad Juárez; con cero aumento presupuestal, destaca la Seguridad Pública en los Municipios, el Mando Único Policial –argumento muy socorrido por el Presidente Felipe Calderón para señalar a Estados incumplidos-, el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, entre otros.
Con reducción presupuestal para el próximo ejercicio 2012, aparece el Fondo Metropolitano, con un 87.7%; la prestación de Servicios de Educación Técnica Media Superior, en un 98.8% y los Espacios Deportivos para Municipios en un 73.6%.
Pero en contraste, el Gobierno del Estado de Jalisco, emanado del Partido Acción Nacional (PAN), no hace tan mal las cosas, -como seguramente es un fiel reflejo de lo que pasa a nivel nacional: De 2007 a 2010, el también precandidato presidencial Emilio González Márquez, recibió 44, 294 millones de pesos (mdp) extra a su presupuesto, razón por la cual es que la deuda en Jalisco rebasa los 15,000 mdp y sigue patrocinando novelas de televisión, regala dinero a empresarios y gasta en obras religiosas. ¿No deberíamos estar indignados como ciudadanos?
Hace dos años, -en el 2009- cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó el informe “Áreas de Opacidad y Riesgo en el Estado Federal Mexicano, Oportunidades de Mejora, 2009”, arrojaba por ejemplo, que en el 2006, 50 grandes contribuyentes, -entre empresas de la industria automotriz, productos fotográficos, panificadoras, acereras, tiendas departamentales y de autoservicio, e instituciones financieras-, pagaron 74 pesos de Impuesto sobre la Renta (ISR) y 67 pesos por Impuesto al Valor Agregado (IVA) entre el 2000 y el 2005, en promedio, entre otras barbaridades.
En el análisis sobre la situación económica a junio de 2010, elaborado por el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, señala que “Existe un importante problema en la información que sobre el ejercicio del gasto el Ejecutivo Federal presenta al Congreso de la Unión, y es que no existe congruencia entre el formato del PEF, su respectivo calendario presupuestal y los informes que se integran para la rendición de cuentas”. Lo anterior es en este sexenio.
Los ciudadanos nos sentimos indignados, cuando el 25 de abril de 2006, el entonces candidato Felipe Calderón Hinojosa debatía con sus pares Roberto Madrazo, Roberto Campa y Patricia Mercado, y fue muy claro: "Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan…", después, dijo que "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", y en contraste, su gobierno en el 2010 haya aumentado del 15 al 16% en el IVA, ISR de 28 a 30%, un impuesto a las telecomunicaciones, -entre ellas el uso de internet-, del 3%.
El primer impuesto suprimido: En el Congreso de Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, el secretario de dicho Congreso, Juan Nepomuceno Rossains, le daba lectura a los Sentimientos de la Nación, que en su punto 22, señala “Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian, y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución, y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados”.
Esto es sólo en el plano económico. Falta la indignación en el plano de seguridad, en boga.
La también Diputada Federal regiomontana, afirmó que entre los cambios está el rechazo a la creación del nuevo impuesto al consumo de 5%, la redistribución de fondos para educación, salud, becas, campo y seguridad y un aumento de 97 mil millones de pesos al subsidio para los estados.
Dijo que son sesenta los programas castigados para el 2012. Por ejemplo, con cero asignación se encuentra el Fondo de Reconstrucción de las Entidades Federativas, el Apoyo a Seguridad Pública en Ciudad Juárez; con cero aumento presupuestal, destaca la Seguridad Pública en los Municipios, el Mando Único Policial –argumento muy socorrido por el Presidente Felipe Calderón para señalar a Estados incumplidos-, el Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, entre otros.
Con reducción presupuestal para el próximo ejercicio 2012, aparece el Fondo Metropolitano, con un 87.7%; la prestación de Servicios de Educación Técnica Media Superior, en un 98.8% y los Espacios Deportivos para Municipios en un 73.6%.
Pero en contraste, el Gobierno del Estado de Jalisco, emanado del Partido Acción Nacional (PAN), no hace tan mal las cosas, -como seguramente es un fiel reflejo de lo que pasa a nivel nacional: De 2007 a 2010, el también precandidato presidencial Emilio González Márquez, recibió 44, 294 millones de pesos (mdp) extra a su presupuesto, razón por la cual es que la deuda en Jalisco rebasa los 15,000 mdp y sigue patrocinando novelas de televisión, regala dinero a empresarios y gasta en obras religiosas. ¿No deberíamos estar indignados como ciudadanos?
Hace dos años, -en el 2009- cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó el informe “Áreas de Opacidad y Riesgo en el Estado Federal Mexicano, Oportunidades de Mejora, 2009”, arrojaba por ejemplo, que en el 2006, 50 grandes contribuyentes, -entre empresas de la industria automotriz, productos fotográficos, panificadoras, acereras, tiendas departamentales y de autoservicio, e instituciones financieras-, pagaron 74 pesos de Impuesto sobre la Renta (ISR) y 67 pesos por Impuesto al Valor Agregado (IVA) entre el 2000 y el 2005, en promedio, entre otras barbaridades.
En el análisis sobre la situación económica a junio de 2010, elaborado por el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, señala que “Existe un importante problema en la información que sobre el ejercicio del gasto el Ejecutivo Federal presenta al Congreso de la Unión, y es que no existe congruencia entre el formato del PEF, su respectivo calendario presupuestal y los informes que se integran para la rendición de cuentas”. Lo anterior es en este sexenio.
Los ciudadanos nos sentimos indignados, cuando el 25 de abril de 2006, el entonces candidato Felipe Calderón Hinojosa debatía con sus pares Roberto Madrazo, Roberto Campa y Patricia Mercado, y fue muy claro: "Primero, voy a reducir los impuestos para quienes trabajan…", después, dijo que "Voy a bajar la tasa del impuesto sobre la renta", y en contraste, su gobierno en el 2010 haya aumentado del 15 al 16% en el IVA, ISR de 28 a 30%, un impuesto a las telecomunicaciones, -entre ellas el uso de internet-, del 3%.
El primer impuesto suprimido: En el Congreso de Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, el secretario de dicho Congreso, Juan Nepomuceno Rossains, le daba lectura a los Sentimientos de la Nación, que en su punto 22, señala “Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian, y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la Alcabala, el Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución, y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados”.
Esto es sólo en el plano económico. Falta la indignación en el plano de seguridad, en boga.
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