Citas memorables de la historia de México

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Están equivocados



El jueves pasado, los secretarios de Hacienda y de Economía, Agustín Carstens y Ernesto Cordero, respectivamente, descalificaron los dichos del premio Nobel de Economía 2007, Joseph Stiglitz, quien dijo que el desempeño mostrado por el gobierno Mexicano para enfrentar la crisis, fue uno de los peores en el mundo.

Mientras Carstens afirmó que “… Está mal porque piensa que el único instrumento útil  es la política fiscal…”, mientras que Cordero dijo que: “… No conoce a detalle las políticas contracíclicas … mejor que se ponga a leer un poquito más de México …”.

Stiglitz, ganador del Nobel en el 2007 por su contribución a la teoría de la asimetría de la información, ha impartido clases en las Universidades de Yale, Duke, Stanford, Oxford, Princeton y Columbia; autor de 20 libros y numerosos artículos, quien se une a varios premios Nobel que se han manifestado por descalificar las medidas gubernamentales anticrisis: James Heckman, galardonado en el 2000, cuestionó la tolerancia de los monopolios en México; Edmund Phelps, ganador en el 2006, rechazó el alza de impuestos en tiempos de crisis; Eric Maskin, también en el 2007, rechazó los nuevos impuestos, porque –dijo-, que reducirán el consumo, y por último, Robert Engle, premiado en el 2003, pidió flexibilidad en los negocios.

Además de lo anterior, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), dijo que  México es líder en pobreza; por lo que, lo dicho por James Heckman respecto de los monopolios, coincide con un estudio de PriceWaterHouse Coopers (PWC), en el sentido de que nuestro país ocupa el 5º. lugar de 54 naciones, en fraudes económicos y delitos financieros.

Quizás seamos los ciudadanos y las voces citadas, los que estamos equivocados ante las afirmaciones de un exgerente del Fondo Monetario Internacional y un doctorado en economía por la Universidad de Pennsylvania, y seguramente tengan la razón, ante 110 millones de mexicanos. Al tiempo.

Quienes históricamente sí se equivocaron, fueron los tlaxcaltecas en apoyar a la invencible armada española en conquistar a los aztecas en 1521, ya que sobre la conquista, es sabido que el sitio de Tenochtitlan, según las historias y relaciones, duró ochenta días y murieron más de 30,000 indígenas tlaxcaltecas apoyando a los españoles; de los mexicanos murieron más de 240,000, y entre ellos casi toda la nobleza mexicana.

El último presagio de la derrota del sitio de Tenochtitlan, sucedió cuando los indios señalaron que “[…] se vino a aparecer una como grande llama […]”. Luego de los combates, los indígenas huyeron y los españoles se apoderaron de todo, como “puercos”.

Después comenzó la etapa de la Colonia y de la evangelización. Cortés ejerce el gobierno en México, hasta que el 15 de octubre de 1535 llega el primer Virrey, Antonio de Mendoza. El 13 de diciembre de 1527 es instituida por cédula Real, la Primera Audiencia, que no funcionó por los abusos de su presidente Nuño de Guzmán -denunciados por fray Juan de Zumárraga, -primer Arzobispo de México-.

Aunque las tropas españolas conquistadoras eran acompañadas por eclesiásticos con facultades inquisitoriales, los primeros frailes misioneros llegarían en 1524 con fray Martín de Valencia al frente. Se sabe que Valencia llegó con facultades extraordinarias, que concedía la Bula Exponi Nobis del papa Adrián VI, a los eclesiásticos en el Nuevo Mundo. Por ejemplo, ellos mismos podían elegir a sus superiores, los cuales tendrían facultades cuasi episcopales donde no hubiese obispo.

Mientras tanto, en ceremonias multitudinarias, los indios fueron convertidos al catolicismo y vieron con sorpresa cómo sus dioses fueron vencidos por los santos de la iglesia.

Los españoles redujeron a los indios y la mayoría de los criollos, a un estado de esclavitud, que cada español se consideraba con derecho a servirse de ellos, sin que tuvieran valor para oponerse, menos aún, la capacidad para explicar el derecho.

En 1569 se instituye  el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. La primera y curiosa causa de este nuevo tribunal episcopal, fue precisamente contra dos músicos que se negaron a tocar en la ceremonia de instalación del tribunal, por no habérseles pagado sus servicios por adelantado y fueron condenados a una multa de seis libras de cera blanca en beneficio de la catedral.

El abominable caso de la familia Carbajal. Don Luis de Carbajal, nativo del reino de Portugal, hombre de 45 años, llegó a Tampico, nombrado por el rey de España gobernador del nuevo reino de Leon en el año de 1583, quien trajo a su cuñado Francisco Rodriguez de Matos y a su hermana Doña Francisca Núñez de Carbajal, y a los hijos de estos, Doña Isabel, viuda de Gabriel Herrera y la mayor de todos los hermanos, de 26 años de edad, Doña Catalina, Doña Mariana, Doña Leonor, Don Baltasar, Don Luis, Miguel y Anica, que eran muy niños; además, Don Francisco Rodriguez de Matos y su mujer tenían un hijo llamado Don Gaspar, religioso, en el convento de Santo Domingo de México, que habia llegado allí poco tiempo antes.

Pero en el año de 1587, la mano de hierro de la Inquisición cayó sobre Doña Isabel, la mayor de los hermanos: Una denuncia en contra de ella, se habia hecho como observante de la ley de Moisés.

En la cámara de tormentos de la Inquisición mexicana, Doña Isabel fue obligada a desnudarse frente al Alcaide de la Inquisición; le fueron ligados los brazos para hacerla confesar, -primero, una vuelta-; a la segunda vuelta, Doña Isabel comenzó una larga declaracion, denunciando a su familia y a un gran número de personas, -hombres y mujeres-, observantes de la Ley de Moisés.

En la quinta vuelta de sus brazos ligados, que presentaban signos de falta de irrigación sanguínea, Doña Isabel dijo: "... Dios, que sabe la verdad que yo defiendo, me ayude; quítenme la vida, ay de mí. Ay de mí, quítenme la vida, ya he dicho la verdad, ya he dicho la verdad ...".

Luego, los inquisidores la colocaron en el potro, en el que el condenado era atado de pies y manos a una superficie conectada a un torno y al girar tiraba de las extremidades en sentidos diferentes, usualmente dislocándolas pero también pudiendo llegar a desmembrar.

Doña Isabel confeso entre gritos: "...no tengo que decir sino testimonios, y esos no quiera Dios que los diga, ni los he de decir, ni los sé; sea él bendito que aqui me tratan con tanta crueldad nunca oida jamás a mujer, y es posible que esto se hace aqui con la mujeres..."; -y prosiguió: "... no sé qué decir, sino que triste nací del vientre de mi madre, y desdichada fue mi suerte, y mi triste vejez...".

Para entonces el tormento la había hecho denunciar a sus hijos. Después, le dieron de garrotes en las coyunturas de su cuerpo, -7 en total-, y continuó entre balbuceos semi inconsientes: "...que la he dicho; ya se acabó la vida, hijos mios, quedáos con Dios: ya he dicho la verdad, señor, ya mi vida se me arranca, no permitan que yo muera aqui...".

Luego, le abrieron la boca para colocarle un embudo por el cual, le vaciaron 12 jarras de agua, en un macabro ritual de más de 12 horas de duración. La hicieron abjurar y después, la misma suerte tocó a la madre y hermanas de Luis de Carbajal.

Además, la hicieron guardar secreto sobre las torturas de la cruel inquisición mexicana: "... so pena de excomunion mayor, y que será gravemente castigada, que tenga y guarde secreto de todo lo que en su negocio, causa y proceso ha pasado, y de todo lo demás que oviere visto y entendido en las cárceles de este Santo Oficio durante su prision, y que no lo revele ni descubra en manera alguna directa ni indirectamente, y así prometió de lo cumplir, sin exceder ... ".

Por último, el Santo Oficio sentenció a cárcel perpetua a Luis de Carbajal, -hijo-, al Hospital de dementes de San Hipólito, y a Doña Francisca, Doña Isabel, Doña Leonor, Doña Catalina y Doña Mariana, a una casa aislada que estaba frente al Colegio de Santiago Tlaltelolco.

Después, Doña Mariana fue sentenciada a que "...sea llevada por las calles públicas de esta ciudad, caballera, en una bestia de albarda, y con voz de pregonero que manifieste su delito, sea llevada al Tiangues de San Hipólito, y en la parte y lugar que para esto está señalado, se le dé garrote hasta que muera naturalmente, y luego sea quemada en vivas llamas de fuego, hasta que se convierta en ceniza y de ella no haya ni quede memoria...." dice la sentencia.

Don Luis Carbajal, -el gobernador-, fue desterrado de las Indias. Segun las reglas de procedimiento, dadas para el Santo Oficio por el célebre Fray Tomás de Torquemada, -de la orden de los Dominicos-, el mas terrible de los Inquisidores de España, jamás el acusado debia conocer los testigos ni saber su nombre, observándose tanto cuidado en esto, que si alguna circunstancia habia en la declaracion, por donde el reo pudiera adivinar o venir en conocimiento de quién era el testigo, debía suprimirse esta parte de la declaracion al notificársela al reo; y como última precaucion se observaba por regla general que las declaraciones de los testigos, al comunicarse al reo, se pusieran en tercera persona, aun cuando el testigo hubiera hablado en primera; así, si este decia que el reo le había dicho tal cosa, al leerle a aquel la declaracion, se decia que un testigo declaraba que el reo habia dicho á cierta persona aquello mismo, para que ni aun por esto pudiese venir en conocimiento de quién era el testigo.

Los procesos más comunes fueron los de blasfemia, bigamia, herejía, judaizantes, magia y hechicería, proposiciones heréticas, idólatras, superstición, pronunciamiento de palabras contra la fe o las buenas costumbres y el enjuiciamiento de indios, aunque esta última práctica después fue prohibida.

Los conventos de los Dominicos y Carmelitas, poseían riquezas de mucha consideración: al menos tres cuartas partes de bienes rústicos y urbanos en todo el país eran de su propiedad. El resto de los bienes eran de los españoles.

Durante los 300 años que duró la Colonia, los vencidos no tenían ninguna noción de un estado de mejor vida. Sus deseos eran proporcionados a sus ideas y solamente conocían lo físico de la vida. Su existencia era triste y miserable.

El periodo de la Colonia fueron los "mejores años de México", según el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, en una declaración en septiembre pasado. ¿Usted lo cree así o piensa que está equivocado?
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