Citas memorables de la historia de México

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sábado, 24 de enero de 2009

El juramento

En la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, se aprobó la proposición con punto de acuerdo, por la que se felicita al nuevo presidente norteamericano Barack Obama por su toma de protesta, en la que tanto el presidente de la Suprema Corte de Justicia, John Roberts, como Barack Obama, erraron en la fórmula para que prestara su juramento como 44º. presidente de esa nación y primero de raza de color.

El error fue subsanado a dos días, cuando de nueva cuenta y en una ceremonia en la Casa Blanca, el presidente de la Corte tomó correctamente el juramento al presidente Obama, en quien el mundo tiene depositadas sus esperanzas para salir de la crisis económica, entre otros temas.

Quizás no haya tenido repercusiones ese hecho, dado que el presidente Obama fue electo por sus ciudadanos, quienes abarrotaron el National Mall en Washington, desde el Capitolio hasta el Monumento a Lincoln, mismo testigo del famoso discurso “I Have a Dream”, pronunciado por Martin Luther King, Jr. el 28 de agosto de 1963, considerado por muchos uno de los principales discursos de la historia del siglo XX.

En el México independiente, el 25 de septiembre de 1821 la Junta Soberana, a convocatoria de Agustín de Iturbide, se reunió para acordar el ejercicio de la representación nacional, hasta la reunión de las Córtes -ahora Congreso-, en la que se denominó soberana y con el tratamiento de majestad, y se designaron las primeras comisiones, quedando como Primera: de Relaciones interiores; Segunda: De exteriores; Tercera: de Justicia y lo Eclesiástico; Cuarta: de Hacienda; y Quinta: de Guerra.

El juramento que tomaron los vocales que después serían los integrantes del primer Congreso -en el Imperio-, señalaba la siguiente fórmula: “…¿Juráis observar las garantías proclamadas en Iguala por el Exército del Imperio Mexicano con su primer Gefe: los Tratados celebrados en la villa de Córdova referentes al Plan del mismo Iguala, en que se hizo el pronunciamiento de la Independencia del Imperio, y desempeñar fielmente en servicio de la Nación vuestro encargo de vocal de la suprema Junta provisional Gubernativa, que se ha establecido en consecuencia de lo ordenado en los mismos Tratados?...”

Posteriormente, el 21 de julio de 1822, abría el cortejo que acompañó a Agustín I a la catedral de México a su coronación. Venían los ayudantes de ceremonia con las insignias de la familia real, una comisión de 24 diputados y los generales que portaban las insignias del emperador. Adentro de catedral hubo procesión bajo palio, y después de entregar su espada al presidente del Congreso, Iturbide ocupó el trono chico puesto cerca del coro, que incluyó la profesión de fe del monarca con la mano en los Evangelios, la colocación de las insignias en el altar, el canto del Veni Creator por parte del obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, -el creador del proyecto de la Casa de la Misericordia, ahora Instituto Cultural Cabañas- quien lo ungió como Agustín I.

Durante la vigencia de la Constitución de 1824, la fórmula para jurar se hallaba en el artículo 101, siendo la siguiente: “…Yo … nombrado presidente (o vicepresidente) de los Estados Unidos mexicanos, juro por Dios y los santos Evangelios, que ejerceré fielmente el encargo que los mismos Estados Unidos me han confiado, y que guardaré y haré guardar exactamente la constitución y leyes generales de la federación. …”, quienes lo hacían ante el Congreso.

La Constitución de 1857 en su artículo 83, precisaba: “…Juro desempeñar leal y patrióticamente el encargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, conforme á la Constitución, y mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión. …”

El constituyente de 1917, le asignó el artículo 87, que se consigna: “… Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande. …” fórmula que aún sigue vigente.

Momentos solemnes de Estado, pero nuestra realidad nos indica que sigamos trabajando y adelante.

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