Citas memorables de la historia de México

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miércoles, 7 de noviembre de 2007

Siguen las reformas

En el marco de los trabajos para la reforma del Estado, se han recibido 1,157 ponencias y generado 5,656 propuestas en concreto. Para el rubro de Garantías Sociales se presentaron 294 ponencias, para Democracia y Sistema Electoral 290, para la reforma del Poder Judicial 249, para Régimen de Estado y Gobierno 184 y para Federalismo 140 ponencias, por lo que actualmente se encuentran laborando los grupos de trabajo de la Subcomisión Redactora en la búsqueda de puntos de coincidencia para la redacción de las iniciativas que serán presentadas.

En otros tiempos, este proceso hubiera resultado de difícil progreso, por no decir que imposible, en virtud de la tajante división ideológica existente como, por ejemplo, en la manifestada en la guerra de reforma finalizada en 1860 bajo el mandato del presidente Benito Juárez quien convoca a elecciones para diputados y presidente de la República, en un intento por regresar a la normalidad de la vida republicana y a 3 años de vigencia de la Constitución de 1857.

En ese entonces, Juárez estaba al tanto de los avances del General González Ortega, jefe indiscutible del Ejército Liberal, al que acompañaban el general Ignacio Zaragoza y Leandro Valle, entre otros, quienes avanzaron contra la Ciudad de México para tomarla y dar por concluida la guerra de reforma, siendo enfrentados por Miguel Miramón cuando las tropas se encontraban en Querétaro, confrontándose el 21 de diciembre en las inmediaciones del pueblo de Calpulalpan. Tras dos horas de combate, los soldados conservadores se pasaron al enemigo gritando vivas a González Ortega, en tanto Miramón, junto con su Estado Mayor, derrotados emprendían la huída.

El general González Ortega dispuso que Benito Juárez fuera avisado hasta Veracruz del éxito de la contienda para que pudiera dirigirse a la Ciudad de México, a Palacio Nacional, cuando él lo dispusiera. A la llegada del mensajero al puerto de Veracruz, el presidente Juárez se encontraba en el Teatro Principal, donde recibió la noticia. La función se interrumpió, y Benito Juárez con entusiasmo dijo "Antes éramos independientes, pero no libres. A partir de hoy seremos también libres. Hoy podemos considerar que ha sido fundada la nación mexicana. Hoy empezará el proceso de fundación de una nueva patria. Hoy comenzaremos el proceso de transición de una sociedad feudal y teocrática a una sociedad moderna, contemporánea, la única con la que podemos satisfacer las necesidades del país” y prosiguió "Lo mejor de México está por venir. Hemos conquistado la gloria para todos y cada uno de nosotros. ¡Viva México!", gritó el presidente Benito Juárez. El público, puesto de pie, escuchó el anuncio de que la guerra había terminado después de tres años, y jubiloso, aplaudió.

Por su parte, el general González Ortega llegó a la Ciudad de México y, al frente de 20 mil hombres, se dirigió a la Plaza de la Constitución; cabalgando por sus calles, vio en un balcón del Hotel Iturbide al general Santos Degollado, conocido como "el héroe de las derrotas", a quien en gran parte se debió el éxito de la causa liberal. González Ortega detuvo el desfile y exigió la presencia del general guanajuatense Degollado a su lado, y ambos compartieron los honores del triunfo. Más adelante, por invitación de González Ortega, bajaron de su balcón para incorporarse al contingente Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada. Fue un momento inolvidable para la historia del país.

El presidente Benito Juárez llegó a la ciudad en un carruaje descubierto que aún se conserva en el Castillo de Chapultepec. Vestía de negro como era su costumbre. La gente se agolpaba para homenajearlo. Los "¡Viva Juárez!", "¡Viva la Constitución!" se escuchaban a su paso hasta que llegó a Palacio Nacional, desde donde dirigió un mensaje a la ciudadanía: "¡Mexicanos! Inmensos sacrificios han significado la libertad de la nación. Sed tan grandes en la paz como lo fuisteis en la guerra y que llevasteis a un término tan feliz y la República se salvará. Que se consolide, pasada la lucha, esa unión admirable con que los estados hicieron propicia la victoria. Que sea más profundo que nunca el respeto a la legalidad y a la Reforma, tan heroicamente defendida, y la obediencia a los poderes generales, que son la garantía de la Federación y de la nacionalidad mexicana”.

Prosiguió diciendo "Si ofrecéis el ejemplo de un pueblo libre que sabe darse y cumplir sus propias leyes; si cooperáis con nuestra firme voluntad al buen éxito de las medidas emanadas de una administración que ha sostenido con lealtad vuestra causa en tiempos azarosos, las enormes dificultades de la gobernación, aumentadas por la guerra, serán vencidas irremediablemente."

Así llegó a su fin la Guerra de Reforma. El costo pagado por los mexicanos había sido inmenso, pero valió la pena, porque si bien es cierto que México había logrado su independencia desde 1821, a finales de 1860 había conquistado su libertad. Esperemos que en la reforma del Estado que se está elaborando en el Congreso, se mantenga vigente y se enaltezca el espíritu de Don Benito Pablo Juárez García. Por México.

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