El sistema nacional anticorrupción que
esta semana entra a debate en Cámara de Diputados, debe ser lo suficientemente
audaz para detectar los 13 ventanas oportunidad en la opacidad que generaron
nichos de corrupción entre el 2000 y el 2005 y que fueron señalados en el
informe “Áreas de Opacidad y Riesgo en el Estado Federal Mexicano,
Oportunidades de Mejora” presentado en 2009 por la Auditoría Superior de la
Federación.
Del anterior informe se desprende que la
falta de transparencia generó opacidad en los adeudos de ejercicios fiscales anteriores,
-ADEFAS-, así como una deficiencia recaudatoria. Por ejemplo, los montos por
adefas del 2010 al 2015, van de 13,324 13,632 14,389 15,084 15,550 y 31,085
millones de pesos, respectivamente.
Sin duda alguna que lo más escandaloso se
encuentra en la recaudación en ese periodo, como consecuencia del abuso de la
figura la consolidación fiscal prevista para grandes corporativos. Por ejemplo,
en el 2006, 50 grandes contribuyentes, que corresponden, -en general-, a
empresas de la industria automotriz, productos fotográficos, panificadoras,
acereras, tiendas departamentales y de autoservicio, e instituciones
financieras, sólo pagaron 74 pesos de Impuesto sobre la Renta (ISR) y 67 pesos
por Impuesto al Valor Agregado (IVA) entre el 2000 y el 2005, en promedio.
Es probable que este abuso sea el motivo
por el que integrantes de la clase política y empresarios conserven su
patrimonio en la filial en Suiza del banco HSBC, cuyos clientes ascienden a
2,642 mexicanos y cuyos montos representan 2.2 billones de dólares, según
información dada a conocer por el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).
La lista de mexicanos es encabezada por Carlos
Hank Rhon, dueño del Grupo Financiero Interacciones e hijo del finado político
priista Carlos Hank González; el empresario Jaime Camil, el ex presidente de la
Bolsa Mexicana de Valores (BMV) Luis Téllez Kuenzler; su antecesor en esa
posición, Guillermo Prieto Treviño, y el ex director de la Comisión Federal de
Electricidad Alfredo Elías Ayub, el ex director de Walmart para México, Eugenio
Ebrard, y el magnate de la construcción Moisés El Mann Arazi.
Este tema lo abordó el periódico
estadounidense The New York Times,
cuyo accionista mayoritario es el mexicano Carlos Slim Helú, de quien podría
presumirse que podría tener interés en divulgar esta información para mostrar
su descontento con el gobierno mexicano por haber quedado fuera de la
licitación para adquirir canales de televisión en México.
No sólo eso, sino que el mismo rotativo
neoyorquino dejó en evidencia al exgobernador de Oaxaca, José Murat Casab,
quien aceptó que es propietario de dos departamentos ubicados en Utah, Estados
Unidos, pero que “fueron comprados hace 10 años”, por cerca de 300 mil dólares,
y negó ser propietario de inmuebles en Nueva York. Posteriormente su hijo,
Alejandro Murat, dijo que las propiedades en la Gran Manzana pertenecen a otros
integrantes de su familia.
Con esto se reafirma que nadie más que la
clase política mexicana sabe que el sistema hacendario y fiscal en México no
está diseñado para mejorar las condiciones económicas de la ciudadanía, y por
tanto, prefieren depositar su dinero, producto de la sospecha, en el exterior.
El sistema anticorrupción por aprobar
debe contemplar estas y otras posibilidades de justicia política, ya que es
necesario incorporar la persecución de los delitos de cuello blanco y cuyos exponentes
no puedan aspirar a algún cargo de elección o sean premiados con algún cargo en
el servicio exterior mexicano.
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