Parece
una coincidencia que para la dictaminación de las leyes secundarias de la
reforma energética, se haya elegido los mismos días y horas en que la selección
mexicana de futbol tiene algún encuentro, en el marco del Campeonato Mundial de
Futbol de Brasil.
No
hay duda de su importancia, pero en realidad se trata de un debate técnico, en
el que pocos somos los que verdaderamente podríamos opinar, y por tanto, de escaso
interés para la ciudadanía.
Un
asunto que causa lástima por la falta de creatividad en quien lo haya propuesto
para impulsar temas de actualidad e interés para la ciudadanía, es el de la
creación de la Comisión de la Familia en el Senado, presidido por el PAN, por
cuya denominación lo más probable es que se pretenda elevar dogmas de fe a
rango de política pública.
Muy
seguramente quien propuso la citada Comisión senatorial desconozca que en la
Asamblea Nacional del Partido Acción Nacional de 1965, Manuel Gómez Morín propuso,
separar y no incluir, los temas de la agenda de la iglesia de aquellos con contenidos
eminentemente político partidista, que impulsaba su instituto político. Con o
sin razón, al final venció la facción de ultraderecha que impuso los temas de
la familia y sus valores, como verdad absoluta, y los incorporó a los
principios de doctrina del PAN.
El
tema ha causado una gran polémica, en contra de su presidente, el senador
jalisciense por el PAN, José María Martínez Martínez, quien ha sido duramente
criticado por su visión unilateral de la familia.
Si
se trata de incorporar el tema de la familia a las políticas públicas, hay que
ser objetivo e imparcial, y reconocer
que ese asunto está regulado en el Código Civil Federal, en el de las Entidades
Federativas, y en la mayoría de los más de 80 programas sociales del Gobierno
Federal y de los Estados. Parece que la diversidad de concepciones de la
familia, es causa de molestia en algunos grupos y sus integrantes.
La
citada visión unilateral abre la necesidad de moderar la facultad de iniciativa
en el legislador, para evitar que se legisle o sea motivo para crear comisiones
del Congreso, en base a dogmas de fe, así como la objeción de conciencia, las creencias
religiosas personales o la moral de una persona o de un grupo determinado.
Por
eso, pan y circo para quien fácilmente se distrae con un encuentro deportivo o
a quien con argumentos del siglo XIX le imponen una moral, perdiendo en todo
caso, el carácter crítico para cuestionar.
Ya
que tocamos lo relativo al tema de la moral, cada quien la entiende como quiere
o puede. Por ejemplo, Gonzalo N. Santos, apodado “El Alazán”, quien fue
gobernador de San Luis Potosí en la década de 1930, decía que “La moral es un árbol que da moras [...]”.
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